Arranca el juicio contra el ex presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, por el beso no consentido a Jenni Hermoso tras la final del Mundial femenino ganado en Australia. Comenzó este lunes en un tribunal cercano a Madrid, donde la futbolista prestará declaración. El caso del beso forzado a la jugadora de la selección española sigue exponiendo las estructuras de poder patriarcal en el fútbol y se convierte en un símbolo de lucha contra la impunidad.
La importancia del juicio.
El juicio a Luis Rubiales ha trascendido las fronteras del mundo futbolístico para convertirse en un emblema de la lucha de las mujeres en el deporte alrededor de todo el mundo. Lo que comenzó como un caso de abuso sexual en un estadio de fútbol ha derivado en un proceso judicial histórico que pone en evidencia las estructuras de poder patriarcal, las complicidades y la cultura de impunidad machista, que impera en las instituciones deportivas.
El hecho que lo cambió todo
El 20 de agosto de 2023 en Sídney durante la celebración del triunfo de la selección española en el Mundial Femenino, Rubiales besó a Jenni Hermoso sin su consentimiento. Este acto, captado por cámaras y difundido en todo el mundo, desencadenó una ola de indignación. Hermoso, en su declaración ante la Audiencia Nacional, afirmó que el beso la hizo sentir “poco respetada” y que nunca dio su consentimiento para ese gesto.

Este incidente ha generado un gran escándalo y ha llevado a un juicio en la Audiencia Nacional contra Rubiales y otros tres ex altos cargos de la RFEF. El exdirector deportivo de la selección masculina Albert Luque, el exentrenador de la jugadora Jorge Vilda y el antiguo responsable de Marketing de la RFEF Rubén Rivera, acusados de coaccionar a la jugadora y a su familia.
Lo que Rubiales intentó justificar como un “acto espontáneo y amistoso” fue, en realidad, una muestra más del abuso de poder que las mujeres enfrentan en el deporte. El caso no solo reveló la falta de respeto hacia las jugadoras, sino también la complicidad de una estructura institucional que busca proteger a los hombres en el poder.
El juicio: testimonios que destapan la verdad
El proceso judicial ha dejado al descubierto las dinámicas de encubrimiento, complicidad y manipulación dentro de la RFEF. Según el testimonio de la exjefa de prensa de la federación, Patricia Pérez, se organizó una “encerrona” para presionar a Jenni Hermoso y a otros testigos a respaldar la versión de Rubiales. La exjefa de prensa relató cómo se le exigió firmar un comunicado que minimizaba el incidente; describiéndolo como un gesto inocente y así justificar el accionar de Rubiales.
De acuerdo con el relato de Pérez, Enrique Yunta, entonces subdirector de comunicación de la RFEF, la contactó de manera urgente para que declarara ante el comité de Integridad de la federación. Sin embargo, en lugar de permitirle testificar libremente, Yunta le envió de antemano las preguntas y las respuestas, para “agilizaría el proceso”. Pérez declara que las respuestas que le había enviado Yunta para su testimonio no coincidían con la realidad, como por ejemplo la falsa afirmación de que Jenni Hermoso había restado importancia al incidente, algo que nunca sucedió.
Al presentarse en la sede de la RFEF, Pérez se encontró con la “encerrona”. En lugar de ser recibida únicamente por el responsable de Integridad, Miguel García Caba, se encontró a ocho personas, entre las que se encontraban Luis Rubiales, su padre, su jefe de gabinete, un amigo del acusado, el exjefe de Comunicación Pablo García Cuervo, Enrique Yunta, el psicólogo de la Selección femenina y el entonces seleccionador nacional, Luis de la Fuente. Rubiales, en aquella reunión, le exigió que incluyera en su declaración afirmaciones como que Jenni Hermoso lo había “alzado” y le había dado “dos golpes en el costado”, algo imposible de observar desde la ubicación de Pérez en el estadio.
A pesar de las presiones, Pérez se negó a incorporar declaraciones falsas en su testimonio, aunque finalmente firmó una versión que consideró más cercana a la realidad tras tres horas de discusión y de solicitar algunos cambios. Además, en su declaración la exjefa de prensa testifica que durante el viaje de regreso a España, García Cuervo le pidió que llamara a la jugadora para presentarle un comunicado redactado en primera persona que buscaba minimizar el incidente y presentarlo como un hecho anecdótico.
Este testimonio ha sido fundamental en el juicio, ya que expone las presiones y manipulaciones que habrían sido ejercidas dentro de la RFEF para proteger a Rubiales y restar importancia a lo ocurrido. El caso ha generado un amplio debate sobre el abuso de poder y la cultura institucional dentro del fútbol español, poniendo en evidencia la necesidad de implementar cambios profundos en la gestión y la transparencia de las organizaciones deportivas. Este escándalo subraya la urgencia de aplicar políticas con perspectiva de género y protocolos de acción claros e independientes de la dirigencia institucional, que garanticen la protección de las víctimas y la imparcialidad en la resolución de casos de acoso, abuso o cualquier tipo de violencia. Solo así se podrá construir un entorno seguro y equitativo para todas las mujeres en el ámbito deportivo.
Un grito global, ¡Basta de impunidad patriarcal!.
El movimiento #SeAcabó, impulsado por Jenni Hermoso y apoyado por jugadoras, activistas y organizaciones feministas de todo el mundo, ha convertido este caso en un símbolo de la lucha contra el patriarcado en el deporte.
El apoyo internacional a Hermoso ha sido abrumador. Desde jugadoras de élite hasta aficionadas, miles de mujeres han alzado su voz para exigir justicia y respeto. El caso ha puesto en evidencia que el fútbol femenino, a pesar de su crecimiento y popularidad, sigue siendo un espacio donde las mujeres enfrentan discriminación, condiciones precarias, desigualdad salarial y violencia de género.
Este caso no puede entenderse sin analizar las estructuras de poder que lo permiten. El fútbol, como muchas otras instituciones, está históricamente dominado por hombres que utilizan su posición para perpetuar privilegios y silenciar a quienes desafían el status quo. El beso no consentido a Jenni Hermoso no fue un acto aislado, sino parte de un sistema que normaliza la violencia contra las mujeres.
Y además no solo hay un diverso abanico de acciones cotidianas naturalizadas que constituyen acoso y abuso en muchas instituciones, sino que hay un pacto entre varones muchas veces de silencio y complicidad que las perpetúan.
El juicio a Rubiales es una oportunidad para cuestionar y poner en evidencia estas estructuras y exigir cambios profundos. No se trata solo de castigar a un individuo, sino de transformar una cultura que permite que estos abusos ocurran. La lucha de Jenni Hermoso es la lucha de todas las mujeres que han sido silenciadas, menospreciadas y violentadas en el deporte y más allá.
El deporte que queremos
El caso de Jenni Hermoso y el movimiento #SeAcabó nos recuerdan que el fútbol, como reflejo de la sociedad, debe ser un espacio de igualdad y respeto. Este juicio no solo busca justicia para Jenni, sino que también sienta un precedente para futuras generaciones de mujeres en el deporte.