jueves, 18 abril 2024 - 09:38

Anular las patentes. Vacunas para todxs

Como decimos en la otra nota de esta página, la segunda ola avanza a ritmo sostenido, se aproxima el temido frío y el porcentaje de personas inmunizadas es muy bajo. Al día de escribir este artículo según datos oficiales del ministerio de Salud, se han distribuido 8,7 millones de dosis, 6,45 millones recibieron al menos una dosis y solo 877 mil están realmente inmunizadas con las dos dosis comprobadas como efectivas. Pero si vamos más a fondo, el horizonte actual es de pesimismo, el ritmo de vacunación en Argentina es irregular y bajo. Se difieren las segundas dosis (excepto las que aplicarán de la China Sinopharm) por más de 3 meses por no haber suficiente cantidad. Faltan más de 8 millones de personas en riesgo por vacunar. Y aun considerando los mejores días de vacunación actual se tardaría más de un año (mediados del 2022), para lograr la famosa “inmunidad de rebaño” con un 60% inmunizado. En fin, para llegar al invierno con las personas en riesgo inmunizadas, deberíamos duplicar y triplicar el ritmo de vacunación.

Es cierto que en el mundo hay una escasez absoluta de vacunas, con sólo 1.000 millones de dosis administradas, lo que en teoría podría corresponder a un 7% de la población mundial inmunizada. Pero no es así y hay grandes desigualdades, donde los países ricos han vacunado entre el 20 y el 30% de su población, sus ritmos de vacunación se incrementan a diario y acaparan la compra de millones de dosis para sí. Lo que lleva a que países periféricos y pobres como el nuestro no tengamos vacunas o nos lleguen a cuentagotas.

Las causas de esta escasez mundial y desigualdades, están en la base del sistema de producción y distribución capitalista. Donde a la fecha, después de meses de haberse descubierto las “fórmulas” para producirlas, sólo hay 9 grandes laboratorios que las producen a nivel mundial, protegidas sus ganancias a través del sistema de patentes, que les permite cobrar cada dosis alrededor de 9 euros, cuando su costo de producción es 10 veces menor. Además, en el mundo existe capacidad instalada para escalar 100 veces este ritmo de producción. En cuanto a las desigualdades de la distribución es más aberrante aún, ya que países como Canadá o Inglaterra compraron dosis para 4-6 veces el total de sus poblaciones, o como EEUU que prohíbe a sus grandes laboratorios productores como Pfizer y Moderna las exportaciones hasta tanto garantizar vacunar a sus habitantes y se da la paradoja que vacunas elaboradas en nuestro país por el laboratorio mAbxience, salen del país para envasarlas en México y terminar inmunizando europeos, un desmadre.

Por otra parte, ya está saldada la discusión y cuestionamientos que nos hicieron a la izquierda cuando propusimos la producción integral nacional de vacunas. El anuncio hace pocos días de que la Sputnik V.I.D.A. se produciría íntegramente en la Argentina por el laboratorio Richmond, fue un reconocimiento liso y llano que teníamos razón. Podríamos agregar que hay otras universidades y centros del país que están desarrollando la tecnología para producir vacunas en el corto y mediano plazo. Pero el problema de fondo es que, si no se cambia la lógica del posibilismo capitalista de Alberto y el FdT, seguiremos pendientes que AstraZeneca cumpla en enviarnos los millones prometidos que no llegan o que sometidos al riesgo que Europa pague más por la Sputnik y se suspendan los envíos o lo que se produzca aquí en Richmond la envíen para allá como está pasando con la de Oxford que fabrica aquí mAbxience.

Expropiar y anular las patentes

La única manera realmente posible, de lograr multiplicar los ritmos de vacunación y asegurar una cantidad suficiente para vacunar a todos y cada uno de los argentinos pasa por declarar de utilidad pública a los laboratorios como mAbxience y Richmond y expropiarlos para que produzcan para el país los cientos de millones de dosis anuales que están en condiciones de producir. El argumento que da Hugo Sigman, de que él no es el dueño de la fórmula y por lo tanto no puede producirla no resiste ningún análisis medianamente serio. De lo que se trata precisamente es de lograr la anulación completa de todas las patentes que protegen supuestamente la propiedad intelectual de las vacunas, que no es en realidad más que un eufemismo para la nombrar la protección de superganancias.

Y tanto es que se podría hacer que, no sólo nosotros, hay más de 100 países a nivel mundial que lo están exigiendo a la OMC (Organización Mundial de Comercio) y hasta Alemania amenazó con hacerlo en su momento cuando veía comprometida la entrega de vacunas para su país. O más aún, es la propia OMC la que contempla esta posibilidad en su resolución del año 1994, para casos extraordinarios y de necesidad mundial. Bien, esta pandemia es lo más extraordinario y riesgoso que le haya pasado a la humanidad en los últimos 100 años.

Si se avanzara en la expropiación de los laboratorios productores y en la anulación de patentes se lograría no sólo escalar la producción a lo necesario para nuestro país, sino también podrían exportarse vacunas y abastecer a otros países pobres de la región que las necesitan imperiosamente, ya que en el país hay otros laboratorios además de los dos mencionados en capacidad de producir vacunas en el corto plazo. También sería un estímulo y ejemplo para que otros países del mundo avanzaran en el mismo sentido. Y finalmente ante la producción masiva a bajo costo por parte de cientos de laboratorios liberados del peso de las patentes, llevaría a que los 9 laboratorios que hoy la producen tengan que bajar el precio de sus vacunas. El resultado final sería la producción de miles de millones de vacunas a un costo muy inferior al actual, lo que aliviaría las arcas de gobiernos pobres y se beneficiaría toda la humanidad, mientras las grandes farmacéuticas sólo relegarían una proporción de sus superganancias.

Si Alberto quiere realmente solucionar la provisión de vacunas y así lograr la inmunización masiva de los habitantes del país, debe abandonar el doble discurso, aparentemente progre del posibilismo K y avanzar en medidas como esta que proponemos desde el MST y FIT Unidad.

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