El rebrote de la pandemia y la malaria económica siguen golpeando duro. La derecha es antivacunas, anticuarentena y sólo quiere más apertura. Alberto Fernández fue abriendo la economía, empeoró los problemas e improvisa tibios parches que no resuelven nada. Estas son nuestras propuestas socialistas para salir de la crisis.
Cuidar la salud y la vida, de verdad
De lejos, el gobierno minimizó la crisis sanitaria y económico-social. En su Presupuesto 2021 redujo los fondos para salud y anuló el IFE, que aparte de ser magro duró apenas tres meses. Encima cedió a la presión empresarial y fue abriendo la economía. Cuidar realmente la salud y la vida del pueblo requiere medidas firmes, no funcionales a los capitalistas:
- Vacunas para todes. No bastan unas pocas compras por goteo. Hay que suspender la ley de patentes, declarar de utilidad pública los laboratorios privados y que el Estado invierta todo lo necesario para garantizar la vacunación masiva, que debe ser obligatoria, universal y gratuita. A la vez, asignar recursos al desarrollo de la producción pública.
- Sistema único estatal de salud. Al revés de lo que repiten Alberto y Ginés, de no tocar al sector privado, todos los recursos deben estar en función de la atención pública. Para eso hay que estatizar al sector privado y junto a las obras sociales integrar un sistema único y estatal de salud, con participación y control de sus trabajadorxs.
- Nombrar más personal, con salarios y condiciones laborales dignas. Triplicar el presupuesto para salud pública y designar todo el personal necesario, con un básico igual a la canasta familiar, respeto al régimen de licencias y reconocimiento profesional a la Enfermería porteña y demás distritos en donde aún no lo esté.
- Testeo masivo, rastreo de casos y donde sea necesario volver a fases más estrictas. Basta de demonizar a la juventud y de versos como la restricción nocturna. La mayor suba de contagios es porque se abrió la economía y millones viajan hacinados para ir a laburar. El control de la cuarentena debe ser sanitario y civil, no policíaco-militar.
IFE de $ 30.000 y aumento para todes ya
Si el Estado no da el ejemplo, culpabilizar a la responsabilidad individual es pura hipocresía. El único modo de atenuar el hartazgo social, lógico tras casi un año de encierro y bolsillos vacíos, es con una genuina ayuda social para poder resistir la cuarentena.
Esto implica restituir ya mismo el IFE, con un mínimo de $ 30.000 por mes para solterxs sin hijxs y $ 10.000 más por cada hijx, mientras siga la pandemia y con un alcance universal, porque esta crisis inédita golpea a todos los sectores populares y medios.
En cuanto a los salarios, hace falta un aumento de emergencia del 50% y que el mínimo cubra la canasta básica familiar, que según el INDEC era de $ 54.208 a diciembre. Y se debe actualizar en forma trimestral según la inflación. El aumento debe abarcar a las jubilaciones y los planes sociales.
Estos reclamos hay que empujarlos con exigencia y lucha desde abajo, porque la burocracia sindical sólo se preocupa por cuidar su caja de las obras sociales.
Plata hay, y de sobra
Lo que falta es la voluntad política de tocar los intereses y las ganancias de los bonistas buitres, bancos y corporaciones que se la siguen llevando en pala. Más que tibio, Alberto es un pecho frío. Los fondos para afrontar la emergencia sanitaria y social pueden y deben salir de dos medidas urgentes:
- Ni un peso más a la deuda externa. Suspender sin plazo todo pago de capital e intereses.
- No va más seguir pagando y pagando a costa de ajuste por una deuda trucha que, según el propio Alberto, fugaron Macri y sus amigos. Hay que echar al FMI para siempre. Y para evitar toda nueva fuga, nacionalizar el sistema bancario.
- Verdadero impuesto a los ricos. Instaurar un alto impuesto a las grandes fortunas, bancos y terratenientes mientras dure la pandemia e incluso después. La base es el proyecto de ley que presentamos desde el FIT Unidad y no esa burla de la “contribución” por única vez que dispuso el gobierno.
Medidas complementarias
- Prohibir los despidos por ley, reduciendo la jornada laboral para garantizar trabajo para todxs y estatizando toda empresa que cierre o despida. La doble indemnización no sirve porque los despidos siguen, y peor con el nuevo tope que decretó Alberto.
- Anular el IVA a la canasta familiar, que es el impuesto más regresivo, así los precios de todos los productos de primera necesidad bajarían un 21% de un saque.
- Congelar las tarifas, en el camino de la reestatización de todos los servicios públicos y los hidrocarburos bajo control social. La luz, el agua y el gas son derechos, no un negocio.
Control social a las grandes empresas formadoras de precios, con apertura de sus libros contables y aplicación de la Ley de Abastecimiento si acaparan o remarcan. - Nacionalizar el comercio exterior, para impedir las maniobras -como el reciente chantaje de las agroexportadoras- y garantizar la soberanía alimentaria del país.
- No iniciar las clases en estas condiciones. El gobierno propone “la presencialidad como regla”, pero es una irresponsabilidad: millones de estudiantes en las aulas y en el transporte van a ser vehículo de contagio del virus