Reproducimos a continuación la segunda parte de la entrevista que le realizamos al hijo del conocido intelectual y militante nacionalista Alejandro Olmos Gaona, al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento, el 24 de abril de 2000.
PdI: ¿Cuándo empezó a investigar tu padre la documentación que derivó luego en la denuncia sobre la ilegalidad de la deuda externa frente al juez Ballesteros?
-Vino el golpe militar, pasó lo que pasó. Cuando Martínez de Hoz empezó a estructurar su plan económico, mi viejo empieza a analizar todo ese proceso y se da cuenta que la cosa venía muy mal. Frondizi lo había mandado a la cárcel, porque cuando se ocupó el frigorífico Lisandro de la Torre mi viejo salió a denunciar a Frondizi, con quien tenía una vieja amistad que arrancaba en el año 40 y pico. Frondizi no trepidó, lo mandó a la cárcel. Pero en los años 80 u 81, a través de un militar amigo, recomponen las relaciones. Eso es lo que yo creo. Más allá de las diferencias políticas, hay amistades que no tiene sentido que se quiebren y mucho más cuando las partes obran de buena fe.
A partir de allí, volvió a tener buenas relaciones con Frondizi, a participar en comidas con ellos, y en una charla Frondizi le dice: “mire Alejandro, estuve en una reunión donde estaba el ministro Martínez de Hoz y el contó que su idea era destruir la economía Argentina para hacerla más moderna, competitiva. Entonces quería modernizar toda la estructura y la única manera era romper con todo lo que había”. Entonces mi padre le dijo a Frondizi si era posible que eso que estaba contando lo dijera públicamente. Frondizi, no sé si en un reportaje o algo, lo dice. Entonces mi padre recorta la nota del diario Clarín donde estaban las declaraciones de Frondizi, y ahí hace la denuncia, en abril del 82, contra Martínez de Hoz, acompañando el recorte del diario y haciendo todo un análisis de lo que había sido el proceso económico, por el cual la Argentina ya estaba profundamente endeudada.
A partir de ahí empieza su denuncia por el tema de la deuda y a trabajar extensamente en investigar el endeudamiento, ver cómo habían sido las estatizaciones de la deuda privada.
PdI: ¿Ese era el capítulo de Cavallo y la estatización de la deuda empresaria?
-Exactamente. Cuando viene Alfonsín en el año 84, a través de un amigo de mi padre – el senador Villada – se crea la Comisión de Ilícitos del Senado, donde designan a mi padre asesor. Esto le daba la posibilidad de acceder a documentos que generalmente no se conocían. Como pasa siempre, como decía Perón, “si quieren que algo no se investigue se crea una comisión”. La comisión terminó sin pena ni gloria, sin investigar nada. Pero a mi padre le permitió conocer una enorme cantidad de documentos, los que encontraron en el allanamiento al estudio de Guillermo Walter Klein(1). Esto le significó poder aportar una enorme cantidad de pruebas y a partir de ahí le permitió seguir trabajando. En el 89 publicó su libro sobre la deuda.
PdI: ¿Recordás quiénes estuvieron involucrados en esa maniobra de estatización de la deuda privada que realizó Cavallo?
-Lo que pasa es que en ese momento, cuando mi padre empieza a ver los papeles esos, ni él ni nadie sabía que esa deuda privada era ficticia. Porque un Estado puede estatizar la deuda de una empresa para evitar que la empresa se vaya la quiebra y deje la gente en la calle; pero en ese momento, los únicos elementos que se tenían eran cómo había sido contraída, porque encontraron que en el estudio de Klein se hacían los contratos y después se oficializaban. Ahí también encontró poderes, por ejemplo, de la Cámara de Comercio Británica, en plena guerra de Malvinas, a favor de Klein. Encontró una serie de papeles que le sirvieron para todo lo que iba a venir después.
En el 84, cuando asume Alfonsín, su primer ministro de Economía decide crear una auditoría de la deuda privada en el Banco Central. Esos auditores van a poder verificar que la mayor parte de esa deuda era un fraude, era una deuda ficticia, no eran deudas reales contraídas por las empresas que no podían pagar.
PdI: ¿Podemos concluir que la llamada deuda “odiosa” es el origen de toda la deuda Argentina que hoy estamos sufriendo?
-Exactamente. Además, investiga la deuda con el Club de París, que arregló Kicillof en el 2014 y que en un 60% era deuda de la etapa militar.
Trabaja, publica su libro sobre la deuda. Empieza a viajar al exterior, a Estados Unidos, a Alemania, contando como era el proceso de la deuda. Desde ya, que nadie le daba bola. En el Congreso cuando iba a ver a algún legislador lo llamaban ” el loco de la deuda”.
Luego viene el menemato. Mi padre estaba muy enfermo. Tenía problemas cardíacos. Había perdido el 50% de un ojo y el 70% del otro. Se manejaba con unas lupas enormes, y a pesar de esas dificultades iba al juzgado del juez Ballesteros, a seguir presentando papeles, conectándose con los auditores del Banco Central que habían auditado la deuda privada, pidiéndole medidas de prueba al juzgado.
Una de las cosas que yo debo reconocer es que para el ordenamiento procesal argentino, cuando una persona hace una denuncia, queda desvinculado de la denuncia. El juzgado la sigue independientemente, pero esa persona no tiene más acceso a la causa. En el caso del juicio que hizo mi padre, por una consideración especial que tuvo el secretario del tribunal y también el juez, mi viejo podía presentar escritos, tenía copia de todo lo que se hacía. Le dieron un rol que normalmente el código procesal penal no le daba a un denunciante.
Siguió hasta que a fines del 99 un hermano mío, a los 50 años, tuvo un cáncer fulminante y murió. Eso, según creo yo, fue un desencadenante para mi padre, ya que a la semana y media empezó a tener problemas de salud. Le encontraron un cáncer de páncreas y el 24 de abril murió sin conocer la sentencia de Ballesteros. Sabía cuál iba a ser el resultado. La sentencia que iba a salir, pero no el resultado que salió. Porque la que iba a salir era distinta a la que salió. Ya que la que iba a salir imputaba penalmente a una serie de funcionarios, era otra cosa. Esa sentencia que había sido preparada en borrador por el secretario del tribunal, el doctor Juan Carlos Forester, no fue la que finalmente salió. Ballesteros dictó una sentencia mucho más débil, mucho menos comprometida, porque el juez no se animó a firmar la otra. Mi padre se murió con el convencimiento de que salía una sentencia y salió otra.
PdI: ¿Cómo fue la evolución de esta deuda que generaron los militares hasta la fecha de la sentencia del juicio iniciado por tu padre?
-En el último libro que he escrito sobre la deuda, Deuda o Soberanía, hablo explícitamente sobre todo eso. Cuando se produce el golpe militar, la deuda que tenía contraída Isabel Martínez de Perón era de 8 mil millones de dólares. Cuando se va la dictadura la deuda era entre 44.500 y 45.000 millones de dólares. Cuando asume Alfonsín, durante su mandato no se obtienen muchos nuevos créditos, sino que se refinancia la deuda, y cuando se va en el 89, la misma había trepado a 60.000 millones de dólares.
En el año 92 Menem entra al plan Brady, este era un plan por el cual el país que lo acogía veía disminuir su deuda en un 25%. En ese momento, había trepado a 62.000 millones de dólares. El gobierno se acoge al plan Brady, el cual era una ficción, porque se disminuía el 25% de una deuda que en el mercado internacional valía entre el 17% y el 20%. Es decir, que si un acreedor tenía un bono de 100 dólares se le descontaban 25 dólares y cobraba 75, de un bono que le había costado 19. Era un negocio redondo. Más allá de que para entrar al plan Brady, la Argentina tuvo que pedir dinero al Fondo Monetario, al Banco Mundial y al Eximbank de Japón, en razón de que el dinero que le dieron, 3.700 millones de dólares, le sirvió para comprar los bonos cupón cero del Tesoro de los Estados Unidos, que eran los que garantizaban la operación.
Cuando se hace el Brady, Cavallo declara que la deuda de la Argentina iba a ser un lejano recuerdo. Cuando se hizo el Brady, como te dije, la deuda era de 62.000 millones de dólares y cuando se fue Menem en el 99 la deuda era de casi 140 mil millones de dólares. Con el agravante de que se habían vendido las empresas públicas.
PdI: ¿Cómo era la operatoria del canje de bonos de la deuda para la compra de las empresas públicas?
-Ese fue uno de los grandes negocios. Menem firmó un decreto por el cual reconocía el valor de 100 a esos bonos que habían sido comprados al 19%, 20% de su valor nominal y con el Brady tenían un 25% menos. O sea, que a los bancos que habían comprado bonos por 19% o 20% se le reconoció el valor de 100 para comprar las empresas del Estado. Una empresa que valía mil millones de dólares, la compraban por el 20%. Así hicieron con un montón de empresas: la de teléfonos, Agua y Energía, etc. Así también se compró YPF en el año 92, que fue, diría yo, la privatización más escandalosa que se hizo. Aunque ahora algunos han perdido la memoria y no recuerdan quiénes apoyaron y fueron lobbistas principales para esa privatización, como fue el matrimonio Kirchner.
Todo eso fue investigado. Mi viejo trató de pedir cada vez más informes. El juzgado no se movía como debía. Mi padre visitaba a los peritos, los iba a ver, insistía… Pero claro, no había voluntad judicial para llevar a la cárcel a estos sujetos, ya que se trataba de las empresas más grandes del país: el grupo Macri, Techint, Papel Prensa. Y murió sin haber visto los resultados de su investigación.
PdI: La Alianza subió con un discurso progresista y terminó contratándolo a Cavallo y haciendo dos acuerdos de renegociación de la deuda.
-A Cavallo se le dieron poderes extraordinarios en el Congreso Nacional en el año 2001, para que hiciera lo que hizo. O sea, el famoso Megacanjede deuda, endeudándonos hasta las cifras descomunales que heredó Kirchner en el 2003. Previo a esto fue el Blindaje en el año 2000 con el Fondo Monetario, España y otros aportantes. Después fue este Megacanje en el 2001, que fue sugerido por un amigo de Cavallo, David Mulford, quien era CEO del First Boston Bank. Mulford le dijo que había que cambiar los bonos que vencían a corto plazo, por otros a largo plazo, pero con tasas de interés que llegaban al 17% o 18% en dólares.
Mi padre murió sin ver el Megacanje. Ni se imaginó lo que iba a venir después. Estaba convencido de que este tema de la deuda en algún momento iba a estallar. Nunca se hubiera imaginado que 21 años después de su muerte, el tema de la deuda seguiría siendo preocupante, que íbamos a seguir endeudados, que iba a seguir actuando el Fondo Monetario, que no iba a haber ningún tipo de solución al problema de la deuda. Porque todos los gobiernos volvieron a hacer lo mismo: refinanciar, reestructurar. Ninguno quiso auditar la deuda, al Congreso nunca le interesó.
Un amigo mío, el ingeniero Moisés Resnick Brenner, que era presidente de la Comisión de Economía del Centro Argentino de Ingenieros, decidió hacer una investigación para ver dónde había ido a parar el oficio que Ballesteros había enviado al Congreso. Después de peregrinar por el Archivo y por un montón de lugares encontró que estaba en un legajo, con otro nombre, con un número que no correspondía, y lo encontró de casualidad, buscando. Eso es lo que te demuestra el grado de interés que había.
El tema de la deuda sigue hasta hoy; a pesar que los discursos que hablan de las posibilidades de la Argentina, de que estamos arreglando, de que hemos acordado. Y ahora viene el nuevo Fondo, será un poquito más prudente, pero es el mismo de siempre. Esa es la trayectoria de mi viejo.
PdI: Para terminar, en torno a la actualidad de la batalla central que dio tu papá, Cristina Kirchner dijo que si renegociamos la deuda a 20 años se puede pagar, ¿se puede pagar?
-Mirá, la deuda Argentina no se puede pagar. La señora de Kirchner tiene muy mala memoria. Porque ellos ahora van a investigar una deuda, pero es solo la deuda de Macri. No hablan de investigar la deuda anterior a Macri. Es como si no hubiera existido. No habla de investigar operaciones que se hicieron con Chevron y con Dow Chemical en el 2013, cuando era presidenta de la República. No habla de investigar el escandaloso canje del 2010, donde intervino Amado Boudou e intervino una sociedad creada artificialmente para el canje. De eso no se habla. Porque indudablemente siempre un gobierno le tira tierra al otro y se exculpa de sus responsabilidades.
1 – Guillermo Walter Klein: empresario y abogado que fue Secretario de Estado de Programación y Coordinación Económica, figura clave del gabinete del Ministro de economía de la dictadura militar, José Martínez de Hoz.