jueves, 21 noviembre 2024 - 21:46

Alzar la voz. Algunas pioneras del universo musical que marcaron la cancha

Creativas. Innovadoras. Rebeldes. Algunas de las féminas de la música que se abrieron paso en una de las disciplinas artísticas más androcéntricas. Ellas le dieron la vuelta a la pista para expresar con total libertad. Catalogadas de escandalosas y locas por el solo hecho de haberse atrevido no sólo a ser parte del mundo musical sino de protagonizarlo y de trastocarlo.

El atrevimiento les costó desencuentros, rupturas, enfrentamientos y hasta repudios. Pero al calor del marco mundial en el que la promesa del capitalismo se fue transformando en su verdugo, la sociedad pare a estas figuras de voces disruptivas, incomprendidas en su tiempo pero que serán parte de una vanguardia artística de la que se nutrirán las futuras generaciones.

Alzar la voz para romper con el silencio. Calladitas la boca, nunca más.

Desde Irlanda para el mundo: la hereje Sinead O´connor

Nacer y crecer en el seno de una familia irlandesa con problemas de desavenencias conyugales y violencia suele ser un disparador para el futuro de cualquier persona. Esto último, una generalidad; lo primero porque marca la fuerte influencia de la iglesia católica. En el caso, ella, la tercera hija de cinco que tuvo la pareja O’connor, mostró de pequeña una rebeldía difícil de canalizar. Luego de la separación de sus padres vivirá en la casa de ambos, no sin conflictos. Parte de su adolescencia será como interna del Centro de Capacitación de Grianan, dirigido por las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad.

En este lugar será la primera vez que, al oírla cantar, la relacionan con una banda, In Tua Nua, quienes graban un tema con ella, pero deciden que era demasiado joven para ser parte de la misma.

A los diecisiete años y por intervención del padre cambia de escuela a una de mucho prestigio. Es aquí donde con la colaboración de su profesor de literatura, graba un demo con cuatro canciones. La joven díscola tiene una voz privilegiada, diáfana y profunda. Imposible ignorarla. Forma una banda llamada Ton Ton Macoute- en referencia al sanguinario brazo armado del régimen de Duvalier en Haití-,donde será la voz. Con ella graba y le editan un disco, empieza a tener aceptación y a ser conocida. Ligada a un ex integrante de U2, hacen la música para una película y también habrá discusiones con el afamado grupo de Bono.

No será 1989 cuando Nothing compares 2u (to you, jugando con la fonética), el tema de Prince, la lance al reconocimiento mundial, tema que apareció luego en su disco I Do Not Want What I Haven’t Got en 1990.

El lenguaje de Sidnead es su acción. De mirada penetrante, ropa descuidada y por sobre todas las cosas una pelada digna de Luca Prodan y su filosofía, la artista carga en su aspecto mucho de lo que tiene para decir al mundo.

En tu cara, Papa

Pero el momento de lujo para quienes venimos denunciando a la institución Iglesia por su histórica militancia contra los derechos de las minorías, sus abusos y su permanente inserción en las políticas de las naciones, fue en el popular programa de televisión norteamericano Saturday Nigth Live el 3 de octubre de 1992. Pocos eran los programas en vivo, le habían pedido que ensayara su tema. Como parte de su performance para la canción de Bob Marley, War, sacó de entre sus ropas la fotografía de un niño bosnio. Los productores entendían que era un plato fuerte, pero llamativo y políticamente efectista.

Así las cosas, cuando llega el momento de la presentación, interpreta acapella esa letra altamente política del rasta jamaiquino, cambiando en un momento la letra.

Hasta que la filosofía que sostiene a una raza superior y a otra como inferior no sea finalmente y permanentemente desacreditada y abandonada/ en todas partes habrá guerra/ hasta que no haya primera clase o ciudadanos de segunda clase de cualquier nación/ hasta que el color de piel de un hombre/ no sea más importante que el color de sus ojos/ tengo que decir guerra/ hasta que los derechos humanos básicos/ estén igualmente garantizados para todos / sin fijarse en la raza/ voy a decir guerra/ hasta ese día el sueño de una paz duradera/ ciudadanos del mundo bajo una moralidad internacional se mantendrá/ solo una ilusión fugaz para ser perseguida/ pero nunca obtenida/ y en todas partes hay guerra/ hasta que el régimen innoble e infeliz/ que nos mantiene a todos a través del abuso infantil, sí! /abuso infantil, sí! /la servidumbre subhumana ha sido derribada/ completamente destruida/ en todas partes hay guerra/ guerra en el este, guerra en el oeste, guerra en el norte, guerra en el sur/ hay guerra y los rumores de la guerra/ hasta ese día no habrá continente que conocerá la paz/ Niños! ¡Niños!¡Luchen! / nos parece necesario sabemos que vamos a ganar/ tenemos confianza en la victoria…del bien sobre el mal…”. Y en esta precisa palabra sacó la foto del papa Juan Pablo II y la rompió en pedazos frente a la cámara diciendo hacia el final “lucha contra el verdadero enemigo”.

A partir de este episodio la carrera de la cantante ya no será igual. Los televidentes del programa llamaron para repudiar el acto, a la semana siguiente un Joe Pesci ofendidísimo, mencionó el hecho y no solo volvió a pegar la foto del papa frente a las cámaras, sino que dijo que”menos mal que él no había estado ese día porque hubiese sido capaz de darle a la mujer un tortazo”. Pero para coronar la careta de la sociedad que se ha dicho ser la más libre y “trasgresora”, unos días más tarde en un multitudinario Times Square Garden, en el marco de un homenaje a Bob Dylan, la irlandesa sin pelos en la lengua fue invitada. Al subir al escenario es víctima de un abucheo continuado. Firme en su convicción, pide al pianista que intenta arrancar para tapar semejante afrenta, que no, que no toque.

Ella se queda inmutable frente a los gritos de la mayoría de los espectadores con un rostro duro que va sumando bronca. Para romper la tensa situación, el artista Kris Kristoferson, quien la había presentado, se le acerca para decirle: “no permitas que los bastardos te depriman”.

Parece que va a arrancar, el pianista vuelve a interpretar. Los abucheos continúan, algunos fans la defienden, pero son pocos.Finalmente ella vuelve a pedir al pianista que no toque, se acerca al micrófono y nuevamente a capella, pero esta vez con una actitud furibunda difícil de ocultar, canta la misma versión de War por la que ha sido sentenciada. Al finalizar el tema, se da vuelta y se retira.

En una entrevista reciente donde se le recuerda el episodio, dijo no se arrepentía de haberlo hecho. “Fue brillante” dijo, “pero muy traumatizante. Era temporada abierta en tratarme como a una perra loca”.

O’Connor fue condenada por la Liga Antidifamación y un grupo llamado Coalición Étnica Nacional de Organizaciones, que contrató a una máquina de vapor para aplastar cientos de sus álbumes fuera de la sede de su compañía discográfica. The Washington Times la nombró “la cara del odio puro” y Frank Sinatra la llamó “una estúpida mujer”.

Lo que siguió de su carrera luego estuvo signado por una búsqueda religiosa en distintos cultos. Paso de intentar ser sacerdotisa del catolicismo, a la cultura rastafari. De esta época, de 2005, es su álbum Throw Down Your Arms. En la actualidad se declaró en la fe musulmana y en los últimos años se la vio angustiada por los problemas de adicción de uno de sus cuatro hijos.

Sus memorias

Durante el año pasado anunció la presentación de su libro donde volcó sus memorias. Lo había comenzado en 2015, pero se detuvo cuando se hizo una histerectomía como símbolo de ruptura total. Pasó seis años dentro y fuera de los centros de salud mental – el libro está dedicado en parte al personal y pacientes en el Hospital Universitario de San Patricio – y ahora tiene cierta claridad sobre cómo funciona su mente: principalmente, que tiene un trastorno de estrés postraumático complejo y un trastorno límite de personalidad.

En el libro, detalla cómo su madre abusó físicamente de ella a lo largo de su infancia. “Gané el premio en kindergarten por poder acurrucarme en la bola más pequeña, pero mi maestra nunca supo por qué podía hacerlo tan bien“, escribe. Hay una razón por la que, en el video Nothing Compares 2U, comienza a llorar cuando llega a la línea sobre las flores de su mamá. O’Connor tenía 18 años cuando su madre murió, y ese día, tomó la única fotografía en la pared del dormitorio de su madre: la imagen del Papa. O’Connor guardó cuidadosamente la foto, esperando el momento adecuado para destruirla. “El abuso infantil es una crisis de identidad y la fama es una crisis de identidad, así que pasé de una crisis de identidad a otra“, dijo. Y cuando trató de llamar la atención sobre el abuso infantil a través de su fama, fue vilipendiada. “No soy una estrella del pop. Solo soy un alma problemática que necesita gritar en micrófonos de vez en cuando”.

Un tema interesante de pensar es de qué manera en este sistema capitalista y patriarcal se catalogan ciertas conductas como atípicas, anormales, disfuncionales.  Son las locas a las que se les “safa” uno o varios tornillos las que andan jodiéndolo todo.

Un corazón no se endurece porque sí, diría Solari, y en ese sentido la vida de la cantante ha sido un devenir de irrupciones para decir lo que tenía que decir. Y se lo hicieron pagar muy caro.

Más allá de su última etapa, de la que los medios intentan hacer mercancía amarillista, nunca olvidaremos aquel acto de valentía, rebeldía y convicción absoluta que destruyó en parte su carrera pero que puso sobre la mesa una de las verdades más escondidas bajo la alfombra de la Iglesia. 

Años más tarde, la propia iglesia tuvo que admitir esos y otros tantos abusos. Aunque claro, las investigaciones y las sanciones las lleve adelante la misma institución.

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