Un drama que cada vez persigue a más argentinos es el precio de los alquileres. Según el último Informe socioeconómico de la Encuesta Nacional Inquilina, uno de cada cuatro inquilinos tuvo que mudarse en los últimos tres meses.
Alquilar, cada día más difícil
El informe realizado por Inquilinos Agrupados y Ni Una Menos recogió datos sobre cómo se configuró el mercado de los alquileres en la era de Milei, que arrancó hace más de un año derogando la ley de alquileres.
Como primer elemento, un 25% de los inquilinos (1 de cada 4) tuvo que mudarse en los últimos 3 meses, tras no poder seguir pagando el precio de su alquiler. Entre ellos, el 94% tenía condiciones contractuales por fuera de la ley de alquileres y el 6% con ella.
En los alquileres iniciados en el 2024, el monto de este promedia el 44,6% de los ingresos del hogar. Lo que compone un escenario de costo del nivel de vida cada vez más alto.
De los inquilinos encuestados, el 49,5% asegura que tendrá problemas para pagar el alquiler en los próximos meses. Además, hay un 38,3% que cree que posiblemente también se encuentre en dificultades para afrontar el pago, lo que compagina un 87,8% que cree o asegura tener complicaciones para sostener el alquiler de su vivienda.
Por otro lado, el mismo informe revela que el 91% de los inquilinos relegó gastos para pagar el alquiler. El 44,9% lo redujo en alimentos, el 48,4% en costos de salud, el 90% en salidas y el 84% en vestimenta.
Todo esto en un escenario donde los precios de los alquileres subieron un 205% durante el año pasado, siendo en el 70% de los casos con aumentos cada 3-4 meses, es decir, 7 de cada 10 inquilinos experimentan un aumento en el costo de su vivienda entre 3 y 4 veces al año.
Las exigencias para el ingreso a una vivienda no menguaron y el precio de los alquileres, sumado al ajuste integral en nuestro nivel de vida determina también que los jóvenes tienen mayores dificultades para emanciparse, colocando la edad de la misma en un promedio entre los 26 y 30 años.
Algunas propuestas
La especulación inmobiliaria se ha convertido en un flagelo que torna en desesperante la situación de las y los inquilinos. Todos los gobiernos se han encargado de cuidar este negocio, que pega un salto con la desregulación casi total que invoca Milei.
Al contrario de la vorágine irracional del capital, defendemos ciudades donde no hayan “ni casas sin gente, ni gente sin casa”. Donde existan leyes que establezcan un alquiler social justo y que defiendan realmente a los inquilinos, gravando al lobby inmobiliario que especula.
El Estado, a través del Banco Nación, el banco estatal de cada provincia y el Banco Ciudad en CABA, tienen que otorgar créditos para la compra, que sean accesibles en la forma de pago y sin intereses usurarios, para que las familias trabajadoras puedan acceder a su casa propia.
Además, es necesaria la inversión en la construcción de viviendas populares, que crearían nuevas fuentes de trabajo, y ayudarían a mitigar el problema habitacional que atravesamos.
Estas son algunas de las propuestas que podrían traer soluciones al problema que le quita el sueño a millones de familias en nuestro país.