Cristina Kirchner denunció la maniobra fraudulenta de la empresa Yoko S.A. que “alquilaba” una cautelar a favor suyo dictada por la Justicia, mediante la cual se obligó al Banco Central a cederle los dólares a precio oficial para poder importar sin pasar por el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) previamente. La cesión de su derecho fue transferido en forma ilegal a la empresa Tropea. Más allá de las multas, sanciones y la denuncia penal de la aduana contra la empresa, las importaciones récords que ha dejado al Banco Central sin poder acumular reservas, no sólo muestra alguna maniobra corrupta, sino que muestra el desastre de una estructura económica al servicio de las grandes empresas, que Cristina no denuncia. El FMI además exige que se junten las reservas pactadas para poder cobrarse.
En uno de sus discursos destinados a esmerilar a Alberto, la vicepresidenta ya había criticado el “festival de importaciones” permitido por el BCRA, que al no poder acumular reservas dejaba nuestra economía frágil frente a las maniobras especulativas, como la que estamos viviendo en esta corrida. El FMI también en su acuerdo exigía se terminara el año con U$S 5.800 millones de reservas disponibles, meta que, ya liquidada la mayoría de la cosecha gruesa, es muy difícil de alcanzar sin un tremendo ajuste.
Es en ese marco que saltó este escándalo de corrupción. En función del cepo a las importaciones para retener la mayor cantidad de dólares posible, los pedidos de las empresas deben pasar por la autorización del SIMI. Como los trámites pueden tardar mucho -o directamente no autorizarse-, para obtener los dólares a precio oficial para importar, según denuncia Página 12, las empresas recurren desde el año 2014 a medidas cautelares de la Justicia. Este matutino describe que estas maniobras se canalizan mediante “un fórum shopping para direccionar causas hacia los juzgados 6, 8 y 9 del fuero contencioso administrativo que fallan sistemáticamente, en un 90 por ciento de causas, a favor de los importadores”. Cristina denunció que “entre enero del 2021 y marzo de 2022 salieron del país 1.847, si mal no recuerdo, millones de dólares de importaciones autorizadas por jueces y fiscales. Con amparos. Más de 6.500 expedientes judiciales de amparos”.
La maniobra denunciada permitía importar mercadería por U$S 200.000. Dicha mercadería fue incautada por la aduana, que como mínimo dictaminará una multa por una cantidad similar y realizará la denuncia penal por estafa. Se calcula que esa cifra, o la mayor que denuncia la vice, son sólo una pequeña parte de todo tipo de maniobras de sub o sobre facturación, por las cuales los empresarios hacen un gran negocio obteniendo dólares oficiales, muy difíciles de conseguir, mucho más baratos que los dólares financieros, o el blue.
Destapada la olla, surgen dudas sobre si se va a avanzar hasta el final en la determinación de responsabilidades o se trata solo de un recurso para denunciar una estafa puntual y hacerse el otario con el resto de las estafas que sufrimos a manos de empresarios y funcionarios. Por ejemplo: ¿se va a investigar a los funcionarios de la aduana que “no advirtieron” estas maniobras? ¿Se va a investigar las responsabilidades de Pesce y los funcionarios del BCRA que “incautos” entregaban los dólares? ¿Se va a suspender y mandar a juicio político a los jueces que dan vía libre a las cautelares, que según el matutino oficial datan del año 2014? Lo dudamos…
La denuncia de Cristina Kirchner, genera un importante impacto político, pero está lejos de avanzar en las responsabilidades de los grandes monopolios empresarios, que especulan y se enriquecen con todo tipo de maniobras en la presente crisis, mientras la población trabajadora ve sus ingresos diluirse sus todos los días, con dólares que siguen subiendo, precios que se remarcan salvajemente y la presión, cada vez mayor, de los funcionarios del Fondo para ajustar “dolorosamente” en el segundo semestre para “estabilizar” la economía.
Récord de importaciones y reservas negativas
Las maniobras de sub y sobre facturación, el sobre estoqueo -y desabastecimiento- de los empresarios para cubrirse de una futura devaluación son una parte del problema; el otro es la total imprevisión en materia energética. Un rubro que explica en primer lugar el nivel récord de importaciones, con un BCRA que no ha podido acumular reservas en el año que más divisas entraron por el aumento de los precios internacionales de las materias primas que exportamos. El dominio de los pulpos monopólicos que Cristina suele criticar en sus relatos y a los que ahora se está arrimando con las visitas y promesas de sus principales espadas al círculo rojo, completa la explicación de esta crisis.
En una reciente edición de su programa Brotes Verdes (1), el periodista Alejandro Bercovich, mostraba el cuadro de las principales importaciones del país en estos meses. En ese programa, el economista afirmó: “Te anticipo algo, hubo un festival de importaciones, pero las primeras, las que más importaron, son empresas que maneja el Estado, y lo que importaron es energía”. Las primeras diez que mostró, en las cuales se puede observar una importante diferencia entre los números del 2021 y los de este 2022, son las siguientes:
La primera, CAMESA, es la administradora del sistema eléctrico que trae combustible para hacer funcionar las usinas eléctricas. La segunda, IEASA, es la que trae el gas. Las tres siguientes son petroleras. Las importaciones más grandes, sobre todo YPF, fueron de gas oil, por eso escaseó. Este combustible lo venden a precios subsidiados, a la mitad de su valor, mayoritariamente a la producción agropecuaria.
De las otras cinco, IATEC, la empresa de Nicolás Caputo- el gran amigo y asesor de Macri, vicepresidente del PRO- y Newsan son las que ensamblan aparatos en Tierra del Fuego. Sacando las compras del Ministerio de Salud, la Asociación de Cooperativas se dedica al negocio agropecuario y siguen Ford y varias automotrices. Entre las que siguen destaca IVECO y John Deere que maquinaria para el campo. Siguen otras del agro negocio como Cargill, Bunge. También está Pfizer.
La pérdida del autoabastecimiento energético en los primeros gobiernos de Cristina, la injustificada demora en construir el gasoducto de Vaca Muerta nos coloca en una emergencia, cuando lo que sobra en el país son recursos energéticos. Después, los dueños del agronegocio que ahora se niegan a vender parte de la cosecha, secando de divisas a las reservas y llevando a precios internacionales los alimentos que consumimos son también grandes importadores y principales beneficiarios del subsidio al gas oil. Luego, las automotrices o ensambladoras, las empresas de mayor capital, siguen en la lista.
Si consideramos estas cifras, cabe preguntarse entonces por qué Cristina habla de “festival de importaciones” pero denuncia un fraude menor y no menciona las grandes empresas que se benefician con el dólar oficial barato ¿Por qué no habla, como alguna vez habló Feletti, de subir las retenciones al agro negocio? Allí se acaba el relato. No puede ir contra los intereses de los que dominan el “capitalismo eficiente” argentino.
Esta todo podrido. Hay que dar vuelta todo
Argentina atraviesa en estos días una aguda crisis. La posibilidad de una fuerte devaluación, con los perjuicios que esto significa para todos los sectores populares, está en tiempo de descuento.
La situación de crisis del capitalismo mundial agrava el cuadro. Frente al creciente incremento de las tasas de interés del Tesoro Norteamericano, la FED ha estimado que la Argentina y Turquía pueden ser los países más afectados por el cimbronazo que significa la revaluación del dólar en el mercado mundial, dado su falta de reservas. El FMI exige que se cumplan metas incumplibles y requiere un brutal ajuste, superior al que ya se descarga sobre los hombros de la población trabajadora.
La grave crisis que atravesamos es económica, política, social y sistémica. La crisis con las importaciones y las reservas, la especulación y las maniobras corruptas, la utilización de los favores del Estado, tanto del gobierno como de los fallos judiciales viola las leyes que el propio régimen adopta. El desarrollo de la economía ya empezó a detenerse y los analistas aseguran un fuerte frenazo en este segundo semestre, combinado con una inflación del 90%. Mientras, los índices de pobreza e indigencia contrastan con tanta ganancia e impunidad en el 1% de la sociedad: los ricos y empresarios.
No hay salida para frenar el desastre en que estamos y uno peor al que nos encaminamos sin un cambio rotundo. Es la única salida posible. Los otros caminos “posibles” nos han traído hasta acá y amenazan con estrolarnos en poco tiempo.
Es urgente romper con los usureros del FMI y los fondos buitres. Hay que nacionalizar la banca. Es imprescindible nacionalizar el comercio exterior para hacernos de las divisas para desarrollar nuestra economía y bajar sustancialmente el precio de los alimentos. Debe haber un programa progresivo de impuestos para subir retenciones y gravar fuertemente a grandes fortunas y empresas. Y con esos fondos lanzar un aumento general de salarios básicos, jubilaciones y planes sociales para que cubran la canasta familiar, con cláusulas de indexación mensual.
El “capitalismo eficiente” del que nos habla Cristina nos trajo a esta debacle. Hace falta un programa opuesto por el vértice, anticapitalista, al servicio de las necesidades de los trabajadores y el pueblo argentino.
- Programa emitido el martes 5/07/2022 por C5N.