sábado, 8 marzo 2025 - 23:50

Almodóvar y su habitación de al lado. Una invitación al debate

La habitación de al lado, la más reciente película de Pedro Almodóvar, con la que ha ganado el León de Oro del Festival de Venecia, tiene varias e incuestionables virtudes, pero para muchos no tiene nada que ver con otros películas dirigidas por él, firme a su estilo rebelde y disruptivo, siempre nos obliga a hablar de su trabajo. La película logra atraparte y colar esos temas de los que no se quiere hablar, la muerte, la muerte asistida, el fin de nosotros, el fin de la especie. Puede que esta nueva película no desborde del color chillón de otras, pero es una invitación maravillosa para cuestionar nuestra propia existencia.

Por alguna razón la muerte es un tema poco abordado

El argumento de la película es poderoso y con capacidad de enganche: dos amigas de juventud distanciadas durante un tiempo vuelven a reunirse en torno a la inminente e irremediable muerte de una de ellas. Ingrid (Julianne Moore) es escritora de éxito y Martha (Tilda Swinton) ha dedicado una importante parte de su vida a trabajar como reportera de guerra. Ambas están en sus sesentas y tienen una vida acomodada que, en el caso de Martha se ve fatalmente interrumpida por un diagnóstico funesto. La historia está acompañada de maravillosas actuaciones, una música impresionante, varios momentos de tributo a Hitchcock, y una estética única que entrelaza suspenso, drama, y un debate atrevido.

Martha que ha tenido una vida compleja, en la que ha realizado sus deseos, pero ha ido alejando a unos y otros de su entorno, se encuentra sola, y no quiere morir así, ni sufrir, o terminar como despojo humano, y pide a su amiga que la acompañe en su muerte asistida.

Una decisión difícil, porque Martha quiere vivir, pero no así, ni quiere ver deteriorar su cuerpo, y mucho menos convertirse en una muerta en vida. La muerte asistida que pide es para ella el ultimo deseo de vida, lo hace como un reclamo a su dignidad, pero con el dolor enorme de dejar de vivir, con la nostalgia que le da dejar de contemplar las puestas de sol, la lluvia, la nieve, la vida. Pide morir porque la vida se le apaga.

Una elección difícil y fuerte, que atraviesa todos sus sentimientos y cualquier idea o prejuicio. La eutanasia como herramienta real de una muerte digna aún es un debate social fuerte. ¿Podemos elegir como morir? ¿Podemos elegir hacerlo con dignidad? La película cuenta una historia no busca dar una posición, aunque se toma una.

La muerte de nuestros seres queridos, y la nuestra propia, la idea que nos hacemos de ella, es difícil, y compleja. La película tiene la virtud de mostrar ese dolor, ese miedo, esa incertidumbre y el desafío amoroso de acompañar “en la muerte “a quien queremos, en este caso, esperando en la habitación de al lado.

Si bien en el mundo se han logrado fallos en favor de la muerte asistida, esta sociedad capitalista e hipócrita suele ver con una falsa moral “el valor de la vida”, desarrollando un sentimiento egoísta y de propiedad sobre la vida de los demás. Con una contradicción enorme sobre las condiciones de vida y de asistencia en salud que ofrecen frente a diagnósticos irreversibles. La película nos invita a debatirlo y pensarlo sin mas pretensiones que mostrar la existencia de ese deseo en muchos y la imposibilidad como sociedad de siquiera imaginarlo.

Un Almodóvar cada vez más comprometido

Este director nos tiene acostumbrados a tocar temas difíciles, la prostitución, la homosexualidad, el SIDA, el deseo, el sexo, la familia, el pecado, la culpa. Todas sus películas son un grito a ser escuchados. Un grito a temas que la sociedad pacata cree resueltos, y Almodóvar les muestra que nada esta resuelto aquí. Y todo es mas complejo que lo que el discurso progre quiere creer.

En las últimas películas toco temas mucho mas políticos, el franquismo, la identidad, la búsqueda de nuestros desaparecidos, la burguesía, la riqueza de pocos, y en esta nueva entrega, introduce “el desastre ambiental”, la posibilidad de la extinción del planeta. Frente a este escenario posible, plantea la superficialidad de pensar en la existencia individual, en nuestras preocupaciones mundanas, y la necesidad de tomar consciencia que nuestra existencia y la del planeta van de la mano.

Es interesante esta introducción porque lejos de cuestionar la trama y la necesidad de una de las protagonistas de una muerte digna, muestra que vivimos intentando no morir, en un mundo que se muere por culpa nuestra. Un mundo que no tiene ni la posibilidad de defenderse.

Morir, dejar de existir es el gran dilema existencial, pero parece que si la muerte esta garantizada colectivamente en una extinción avisada, podemos soportarlo. O por lo menos esta sociedad no se muestra indignada.

Almodóvar se anima a señalar responsables: el capitalismo, y acusa a la inacción humana de algunos, el ascenso de la ultraderecha. Y como ninguna de sus obras, expresa la desigualdad de quienes pueden elegir la habitación para morir, y quienes solo mueren sin esa oportunidad. En este sistema donde la humanidad y la naturaleza son destruidas sistemáticamente, hablar de la muerte, y ya no de la individual sino del futuro que nos espera es un desafío importante, digno de Almodóvar.

Y como no puede ser de otro modo, tiene un cierre maravilloso, como muestra de lo inevitable, pero también de lo posible y necesario a ser transformado, cae nieve sobre el jardín verde primaveral, en un cielo azul. Un giño al deseo de Martha para dar solemnidad al día de su muerte, pero también como muestra de un futuro de desastres cercanos que necesitamos evitar para no morir.

Martha le deja una carta a Ingrid: “Querida Ingrid, hoy era un día tan hermoso que me pareció que era el momento de irme, me consolaba que no estuvieras en el cuarto de abajo, aunque era la idea, pero sabés que yo siempre improviso y me ponía contenta que mientras yo me desvanecía tu estabas en el mundo experimentando algo distinto a mi muerte”.

La idea de que morir supone que el mundo sigue, que los amores siguen ahí, experimentando otras cosas y que la muerte no requiere testigos, pero sí herederos, alguien que nos lea después de muertos. Y mientras cae la nieva se escucha la voz de Ingrid diciendo: “La casa está llena de vos, cuando entré, vi la puerta de tu cuarto, estaba abierta y me dije: ¡está viva!”.

Jugando con una idea maravillosa, que quienes quedamos vivos, también estamos sentenciados en un mundo en extinción, y que depende de nosotros, seguir en la habitación de al lado esperando lo inevitable, o romper con esa perspectiva, para animarnos a vivir, aun pasajeramente.

Arte. Que como siempre nos invita al debate político, al que Almodóvar no escapa. Como amante de su cine, puedo decir que “La habitación de al lado” es mas Almodóvar que nunca. Aunque desafíe las criticas que se quedan en el análisis de los colores, y la estética. Critica que esconde el no hacerse cargo que discutir la muerte también es una invitación a discutir la dignidad y subsistencia de nuestra vida. No te la pierdas.

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