Alerta por desinversión. La vacunación infantil cayó a mínimos históricos

La reciente caída histórica de la vacunación infantil en Argentina es una alarma roja para la salud pública, con consecuencias que pueden sentirse en pocos años si no hay una reacción decidida. Según datos recientes, en 2024 varias vacunas clave del calendario obligatorio registraron coberturas de apenas la mitad o menos, poniendo en riesgo el control de enfermedades que parecían controladas.

Índices que dan miedo

En números, el refuerzo antipoliomielítico para niños que ingresan a la escuela primaria cayó a 47,6 %, cuando históricamente superaba el 84 %.  La triple viral (sarampión, paperas, rubéola) bajó a 46,7 %, muy por debajo del ~90 % que se venía registrando. En los 11 años, la vacuna contra el VPH apenas alcanzó a la mitad de los preadolescentes.

Estos números no son “una caída más”: significan que la inmunidad de rebaño se debilita seriamente. Expertos advierten que enfermedades como la polio, que no están erradicadas globalmente, pueden volver a entrar si no se recupera la cobertura.

¿Qué está fallando?

1. Desinversión estatal: el Estado no ha puesto el foco suficiente en campañas activas para recuperar la inmunización, lo que deja a muchos niños sin refuerzos.

2. Desinformación: los discursos antivacunas crecen, no solo en redes, sino en ámbitos públicos, erosionando la confianza en vacunas “hiperseguras y efectivas”, como señaló el infectólogo Ricardo Rüttimann.

3. Falta de seguimiento: no basta con aplicar dosis tempranas; los refuerzos son clave para mantener el nivel de protección en la población.

El riesgo real es tangible ¿Y el plan estatal?

Que menos del 50 % de los niños reciba las vacunas fundamentales no es solo una estadística mala: es una bomba sanitaria latente. Si se mantiene esta tendencia, brotes de sarampión, polio o coqueluche podrían reaparecer con fuerza. Esto no es una suposición, expertos en enfermedades prevenibles por vacunación ya lo advierten.

El Gobierno asegura que está actuando. según un informe oficial, algunas vacunas críticas tuvieron mejoras en 2024, con aumentos de hasta 15 puntos porcentuales en ciertos esquemas de vacunación.  Sin embargo, estas subas no compensan del todo los descensos catastróficos en los refuerzos escolares clave.

Además, existe un plan de gestión para revertir la caída, pero los datos muestran que los desafíos son estructurales: no solo hay un problema de acceso, sino también de comunicación, financiamiento y falta de campañas focalizadas.

Argentina corre el riesgo de desandar décadas de avances en salud pública. La caída de las coberturas vacunales no es un accidente ni un fenómeno pasajero, sino que es el resultado directo de políticas de desinversión, y falta de comunicación. Si el Estado no encara una estrategia seria e inmediata —que combine inversión, campañas y educación—, podría abrir la puerta a la reemergencia de enfermedades que creíamos casi olvidadas.

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