miércoles, 18 diciembre 2024 - 13:37

Alberto Fernández. Violencia de género en el poder: del uso político a la hipocresía

La hipocresía de los gobiernos en materia de violencia de género y derechos de las mujeres es una realidad que evidencia la falta de compromiso real con la lucha por la igualdad y el fin del maltrato hacia las mujeres. Tanto el gobierno de Alberto Fernández quien se adjudico ridículamente el fin del patriarcado el año que se sanciono el aborto legal; como los representantes de la derecha política han demostrado una doble moral que no puede ser pasada por alto.

De la corrupción a la violencia

En los últimos días, la causa de corrupción que involucra la contratación de seguros mediante el bróker Héctor Rodríguez Sosa, pareja de María Cantero, secretaria de Alberto Fernández, pasó a un segundo plano, ya que sacó a luz situaciones de violencia del expresidente con su pareja, Fabiola Yañez.

Resulta que cuando se investigaron los mensajes que había en el celular de María Cantero, se habrían encontrado fotos y videos que expondrían estos hechos de violencia de género del exmandatario para con Fabiola Yañez.

Desde España, Fabiola se comunicó con el Juez Julián Ercolini, quien lleva adelante la causa y denunció “violencia física y mental”, así como “terrorismo psicológico” y acoso telefónico. De modo tal, que al acusado se le dicto una prohibición de acercamiento y se dispondrá la restricción de su salida del país.

Alberto Fernández a través de sus redes sociales declaró: “Enterado por los medios de comunicación de la denuncia de Fabiola Yañez en mi contra, quiero expresar que la verdad de los hechos es otra. Solo voy a decir que es falso y que jamás ocurrió lo que ahora me imputa”.

Entre todas las declaraciones cruzadas, podemos observar las ansias de la derecha por hacerse un festín, y en paralelo, a los propios miembros del gobierno anterior despegándose del expresidente o incluso dando declaraciones como las de Mayra Mendoza afirmando que Alberto “tiene todas las características de poder haber ejercido violencia de género”.

Esta delimitación con Fernández responde principalmente a la imagen negativa que generó su pésima gestión (de la que todos son responsables pero ninguno se hace cargo) y un reposicionamiento político-electoral a futuro,  ya que, con otros miembros de su bloque de gobierno acusados de hechos similares, hicieron caso omiso.

Hipocresía y oportunismo político

En primer lugar, el caso del gobierno anterior liderado por Alberto Fernández es particularmente vergonzoso. Este gobierno se ha presentado como aliado feminista, promoviendo discursos y políticas a favor de los derechos de las mujeres. Si bien nunca destinó grandes recursos al funcionamiento de esas áreas, el uso oportunista de las políticas de igualdad, que desde el MST y el FIT-U veníamos denunciando desde los inicios de su gobierno, quedó demostrado en lo que salió a la luz. El mismísimo expresidente es acusado por su expareja Fabiola Yañez de ser un golpeador, violento y manipulador.

No podemos dejar pasar por alto otros casos lamentables en el ámbito político donde figuras como Espinoza o Alperovich han sido acusados también por delitos relacionados con violencia contra las mujeres. El hecho de tener representantes políticos sistemáticamente involucrados en este tipo de conductas arroja luz sobre la verdadera falta de compromiso con la erradicación efectiva del machismo en todos los niveles del Estado y de la sociedad, y un verdadero llamado a no confiar en estas fuerzas políticas.

Por otro lado, es sumamente preocupante observar cómo sectores políticos vinculados a ideologías ultraconservadoras intentan capitalizar este tipo situaciones para atacar al ex gobierno, y con ello, también, injustamente, a todo el movimiento feminista, sin mostrar un interés genuino en abordar la problemática estructural detrás de la violencia machista.


Milei y otros representantes de la derecha y la ultraderecha pretenden presentarse como indignados ante estas denuncias. Mientras que este hecho demuestra la necesidad de una perspectiva de genero real, la cual el actual gobierno niega, como así también de políticas permanentes de prevención.

Por el contrario, desde el gobierno de Milei desmantelan programas vitales para combatir esta problemática social. La línea 144, Programa Acompañar y otras iniciativas destinadas a proteger derechos de las personas en situación de violencia de género, están siendo desmanteladas.

Es necesario denunciar esta hipocresía desde todas las trincheras posibles para visibilizar cómo ambos frentes políticos fracasan estrepitosamente cuando se trata realmente de abordar este problema social tan acuciante. Enfrentemos juntxs esta lucha urgente e impostergable: ¡Ni Una Menos!

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