Entre un descomunal despliegue de fuerzas de seguridad, ayer estuvieron en Merlo Alberto Fernández y Kiciloff. La inauguración de 120 módulos del plan Procrear fue la excusa para dar largada a la campaña electoral rumbo a las PASO del 12 de setiembre. Nuevamente el gobierno nacional eligió nuestro distrito para iniciar la contienda. Allí hablaron del “derecho a la vivienda”, entre otras cosas. Este mismo gobierno que el 29 de octubre último, hace 8 meses, respondió con 4.000 policías, palos, fuego, gases y topadoras a los cuatro mil ocupantes de Guernica.
La represión comandada por Berni, como respuesta al creciente déficit habitacional, es algo que por estos pagos ya habíamos vivido. Porque la misma receta había sido aplicada en el predio conocido como Nueva Esperanza o La Pirincha a principios de 2016 contra 1.500 familias que buscaban un lugar donde vivir; también en Ruta 1003 entre Medina y Atahualpa, Libertad; y más recientemente en la toma de Leones, en noviembre pasado, donde con fuerzas policiales con topadoras, material rodante y personal uniformado de la Municipalidad de Merlo desbarataron las casitas de un centenar de familias.
En su momento denunciamos desde esta página el accionar brutal bajo el mando de Gustavo Menéndez. Hablan del derecho a la vivienda quienes reprimen y desalojan a los que carecen de él, cuando el acceso a los pocos créditos que otorgan por sorteo está limitado a gente que posea ingresos formales equivalentes como mínimo a dos sueldos. No es la realidad de nuestros vecinos de Merlo. Hoy el acceso a la vivienda para las nuevas generaciones es un sueño imposible. No lo garantizan las opciones políticas a ambos lados de la grieta: ni el Frente de Todos, ni Juntos por el Cambio. En cambio, sí son los mejores garantes de la gran propiedad, de los terratenientes, y de la entrega de grandes extensiones a los ricos, las grandes corporaciones, la explotación extractivista, y la especulación inmobiliaria. En fin, la hipocresía.
Desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad sostenemos que para garantizar el acceso a la vivienda es necesario afectar los intereses de los grandes beneficiarios del capitalismo, el de la derecha y el de rostro progre. Gravar con impuestos reales y permanentes (y no un aporte único llamado solidario, y que fracasó) a los grandes tenedores de fortuna y a los empresarios.
En medio de la emergencia económica que afecta a millones de familias y la emergencia sanitaria, es un crimen seguir priorizando el pago de una deuda fraudulenta y la usura de los parásitos bonistas. Con esos fondos habría que encarar un masivo plan de construcción de viviendas populares, generando al mismo tiempo decenas de miles de puestos de trabajo con ingreso digno, y la resolución de buena parte del problema habitacional.
Solo desde la izquierda levantamos un plan que invierta la forma en que está organizada esta sociedad. Porque decimos basta de gobiernos que favorecen los intereses de unos pocos privilegiados en detrimento de las mayorías. Proponemos pasar a un modelo donde las políticas a implementar estén regidas por el interés de las mayorías populares: el pueblo que vive de su trabajo. Para ello estamos revolucionando y evolucionando la izquierda. Porque queremos ser opción para millones. Levantando una tercera voz que irrumpa contra la falsa grieta. Invitamos a todos a sumarse.
Vico Burgos