Mediante un mensaje grabado, Alberto Fernández, anunció que se llegó a un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Posteriormente, el ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó algunos detalles sobre lo que el nuevo acuerdo traerá para el país. Sin ninguna novedad, a pesar de las falsas promesas expuestas por el presidente, el sendero de ajuste se va a profundizar con este nuevo co-gobierno que se dispone a efectuar el Frente de Todos con el FMI.
Convalida la deuda de Macri. En primer lugar, el presidente, una vez más, a pesar de sus fuegos de artificios contra la gestión de Mauricio Macri, acaba de legitimar la deuda que el gobierno de Cambiemos tomó con el Fondo por 2018. Sí, se refrendó el préstamo Stand By de US$45.000 millones que, como lo reconocen ex funcionarios del Fondo y también los actuales, rompió con los reglamentos del organismo transformándose en una estafa de repercusión internacional. El préstamo más grande de la historia del FMI, que sólo se utilizó para garantizar la fuga de capitales de los empresarios amigos de Macri y financiar su campaña electoral de 2019, hoy es refrendado por el gobierno peronista.
Vigilados por el FMI. Otro elemento importante a resaltar. Durante dos años y medio, como ha ocurrido varias veces en este corto siglo XXI, el país volverá a contar con la presencia del Fondo cada 3 meses. De nuevo se volvió a rifar la soberanía del país. Los pagos trimestrales que se acordaron, traerán conjuntamente a los burócratas del país para controlar las arcas del país y ordenar toda la economía en función de que no falte ningún dólar para cobrar cuando el calendario lo indique. El acuerdo “menos malo”, según lo dicho por los funcionarios del gobierno, viene con una claudicación que termina con la independencia del país a manos de quienes se autodenominan “nacionales y populares”.
Se paga y se toma nueva deuda. La nueva deuda que se toma para pagar el préstamo Stand By, que según indican serían US$44.000 millones más el agregado de los pagos que el gobierno ha efectuado desde 2020 hasta la actualidad, viene con condicionalidades. A pesar de que el gobierno haya dicho que no se va a ajustar, Guzmán recalcó que se va a reducir el déficit fiscal. Tal vez no exista acuerdo entre los responsables de esta negociación para denominar el fenómeno, pero lo cierto es que el ajuste va a existir como viene ocurriendo hasta este momento. El ministro remarcó que el país seguirá la siguiente hoja de ruta en cuanto al déficit fiscal: para 2022, se proyecta un 2,5%; para 2023, un 1,9%; y para 2024, un 0,9%. Pasando en limpio, serán años de menos presupuesto para salud, educación, jubilaciones y programas sociales.
Extractivismo y precarización. También, como ya nos tienen acostumbrados desde que asumieron, el verso de “crecer para pagar” volvió a ser parte del discurso tanto del presidente como de la conferencia de Guzmán. Insistir con esta fórmula, como se vivenció este verano, es recrudecer la ofensiva extractivista. La zonificación minera que se quiso aprobar a la fuerza en Chubut, la aprobación de la exploración sísmica en Mar del Plata para la extracción de petróleo, la quema de humedales para que avance la ganadería o la frontera sojera, muestra sin dudas que atentar contra los bienes comunes es un horizonte claro para cumplir con el Fondo. Reprimarizar la economía y contaminar es la ecuación que adopta el Frente de Todos para conseguir las divisas que reclaman desde el norte para saldar una deuda externa, eterna e ilegal.
Ajuste garantizado. Sumando a esta discusión, el crecimiento, como se dio en 2021 (10%), no significa un mejoramiento de las condiciones de vida del conjunto de los trabajadores. Más bien, como ocurrió el año pasado, la recuperación económica trajo dos fenómenos importantes a señalar: los nuevos puestos de trabajo que se crearon fueron precarios, ligados a la economía informal; en segundo lugar, la renta nacional se contrajo en cuanto a la parte que atañe a los ingresos de los trabajadores. Por tanto, el crecimiento que tanto pregonan los Fernández y Guzmán también recrudecen la precarización laboral y van contra los ingresos de las mayorías (2021 fue el cuarto año consecutivo en que cayeron los salarios).
Llamamos a movilizar. Ante esta nueva estafa, desde el MST en el FIT-Unidad, como lo hicimos ayer, continuaremos en la calle en contra de esta nueva estafa. El día lunes habrá una reunión del FIT Unidad y el espacio que convocó a la marcha del 11 de diciembre, para organizar una nueva y masiva movilización de repudio al acuerdo. Si hay una deuda que resolver, es la deuda interna. Con más del 40% de la población por debajo de la línea de la pobreza y seis de cada diez niños en la misma situación, la salida no es arrodillarse ante el Fondo. Terminar con este mecanismo de saqueo y sumisión colonial que significa la deuda externa, es una tarea de primer orden que ocupa a la izquierda revolucionaria. Por eso volvemos a reiterar las consignas de: ¡No al FMI! ¡No al Pago de la deuda externa!