Después de un sinfín de promesas y amagues durante más de un año, parece que al final se viene nomás en este mes de noviembre la presentación del proyecto de ley de aborto de Alberto Fernández. Así lo confirmaron públicamente en estos días su secretaria legal y técnica, Vilma Ibarra, y luego su ministra de Mujeres, Eli Gómez Alcorta.
En realidad, si fuera por el presidente lo hubiera seguido demorando, pero es evidente que tuvo que dar respuesta frente a los pañuelazos, caravanas y otras acciones verdes por el aborto legal que vinieron creciendo en estas últimas semanas en Buenos Aires y en todo el país.
Es que pese al freno de mano a la movilización que impuso la conducción de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, o sea su comisión de articulación, en las distintas regionales el descontento de las activistas las desbordó y se concretó en acciones con presencia creciente. A su vez, en todas ellas se destacó la presencia militante de nuestras compañeras.
Enfrentar la trampa que se viene
Vilma Ibarra no quiso adelantar muchos detalles sobre el proyecto oficial: “No hay sorpresas. Son los consensos históricos que existen”, dijo. Lo que sí confirmó es que, junto al del aborto, el gobierno presentará el proyecto de ley de maternidad llamado de “los mil días”.
En relación con este segundo proyecto, es otra concesión más a la Iglesia Católica y a los sectores antiderechos. Se basa en un plan que ya se aplica en San Juan: una magra asistencia alimentaria y sanitaria para “acompañar” a la madre y al bebé durante los tres primeros años.
¿Pero a cuáles “consensos históricos” aludió Ibarra? ¿A los consensos del movimiento de mujeres, que están plasmados en el proyecto de ley que vino presentando año tras año la Campaña? ¿O a los consensos con los pañuelos celestes que el Frente de Todos llevó en sus listas de diputados y senadores, a los consensos con la cúpula de la Iglesia por el “pacto social” y a los consensos con la derecha macrista a la que le viene cediendo en todos los ámbitos?
No hay que dejarse engañar. Si Alberto respetara los “consensos históricos” construidos por los pañuelos verdes no presentaría un proyecto distinto al de la Campaña. Lo hace porque el suyo incluirá recortes al derecho a decidir en cuanto a la edad, al número de semanas y seguramente también a la objeción de conciencia. Ante esa disyuntiva, nuestra batalla en las calles será para que el Congreso apruebe el único proyecto que realmente respeta el derecho a decidir el aborto legal, seguro y gratuito: el nuestro.
Juntas y a la Izquierda-MST