miércoles, 25 diciembre 2024 - 16:23

Aborto. La Campaña, en un cruce de caminos

El sábado 28 se realizó la plenaria nacional de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. En el Congreso, los proyectos se debaten en comisión de martes a jueves, el viernes 4 se emite dictamen y el 9 o 10 se trata y vota en Diputados. La plenaria mostró dos rumbos: ceder y movilizar de modo testimonial o defender a fondo nuestro proyecto y movilizar masivamente.

De la plenaria participaron unas 200 compañeras de todo el país, de las distintas regionales, redes, comisiones y la colectiva de disidencias. Al inicio parecía haber acuerdo en torno a defender todes el proyecto de la Campaña, criticar al proyecto del Ejecutivo por incluir la objeción de conciencia y la penalización a quien aborta después de la semana 14, y en movilizar con fuerza.
Pero luego se fueron delineando dos posturas. Una fue la de nuestras compañeras, que sostuvieron con coherencia esa misma posición hasta el final. Y la otra fue la de las comisiones de Articulación y Cabildeo, que fueron retrocediendo para plantear como eje “mejorar” la redacción de la objeción de conciencia que propone el gobierno y entonces no jugarse a movilizar el 4, para presionar cuando se dictamine, sino sólo el día de la votación.

Para ganar algo, ir por todo

Si en 2018 logramos la media sanción de la ley de aborto, fue por la presión de la marea verde. Si Alberto al fin tuvo que presentar al Congreso su tan demorado proyecto, fue por la presión de la marea verde. Y todo lo que consigamos como conquista será, obviamente, por la presión de la marea verde.
Como todas bien sabemos, y como lo dice el propio comunicado de la Campaña, la objeción de conciencia individual es peligrosa porque le abre la puerta a la objeción institucional, es decir, que todo un hospital público o clínica privada se declare objetor y no haga el aborto. Sobre todo en las provincias, donde tienen más peso la Iglesia y los evangélicos. Encima, esos sectores antiderechos ya empezaron a movilizar para impedir lo más posible todo avance.
Entonces, lo necesario ahora es salir duramente a cuestionar la objeción de conciencia, para obligar al Congreso a sacarla o al menos limitarla incluyendo la prohibición de la objeción institucional, tal como figuraba en el texto de la media sanción de 2018. Pero si en vez de defender a rajatabla el proyecto de la Campaña ya su conducción entra en la línea de “corregir” el proyecto del gobierno, corremos el riesgo de que nos corran el arco y eso empeore, sabiendo además que el Senado es aun más reaccionario que Diputados. Como en la vida, el posibilismo es retroceder. No se pueden sostener dos planes al mismo tiempo, porque el contrincante lo sabe. Ya es todo un indicio en ese sentido que de les 25 expositoras/es a favor del derecho al aborto sólo haya dos para la Campaña…
En cualquier lucha salarial, si sabemos que la patronal propone el 15% exigimos el 30% para tensar y negociar lo más posible. Si de arranque cedemos y nos adecuamos al 15%, la patronal terminará ofreciendo el 10 o el 5. Si Solá tuvo que retroceder de un acuerdo nacional a provincial en los chanchos para China fue porque las luchas ambientalistas exigieron no al acuerdo nacional. Y si en 2010 logramos la ley de matrimonio igualitario fue porque la FALGBT no cedió al posibilismo de la unión civil, como aceptaba la CHA y proponía el Papa.
Lo mismo en cuanto a cómo movilizar. Si no convocamos masivamente, les dejamos la calle a los celestes antiderechos. Por eso hay coherencia: las que en la Campaña quieren ceder, no proponen movilizar. Y las que queremos ganar, proponemos y vamos a movilizar sea como sea. Pero hacemos un alerta: esta actitud de la conducción de la Campaña de ir a menos es un gran riesgo para poder ganarles la pelea a los dinosaurios.

Basta de burocratismos en la Campaña

Cuando una conducción quiere frenar, impone métodos cada vez más burocráticos. Lamentablemente, eso está pasando en la Campaña. En algunas regionales no hubo asambleas para resolver las representantes a la plenaria: se hizo a dedo. Sólo incluyeron otras voces frente al alerta de nuestras compañeras. En otros casos, hubo asambleas porque se exigió desde abajo. Hubo algunas articulantes que no informaron decisiones a sus regionales. Y el colmo es que en la propia plenaria nacional no se reflejaron las resoluciones completas de las comisiones ni se respondió a las preguntas y quejas al respecto.
Estos métodos cada vez más antidemocráticos de Articulación y Cabildeo generan mucha bronca, tanto entre jóvenes activistas de la Campaña como en compañeras históricas. Por eso hubo propuestas para democratizar las decisiones y ampliar la representatividad de los espacios. No son “caprichos”, “acciones esquizofrénicas” ni “violentas”: capricho es no informar, digitar y resolver por arriba; violencia es burocratear para ceder e impedir la movilización.
Desde Juntas y a la Izquierda y el MST no vamos a quedarnos de brazos cruzados. Alertamos sobre estos riesgos por parte de la conducción de la Campaña. Vamos a movilizar con fuerza el 4 y cuando se vote, convocando al movimiento feminista y disidente a rechazar la objeción de conciencia y así lograr el mejor resultado posible.

Juntas y a la izquierda

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