jueves, 21 noviembre 2024 - 20:33

Aborto en EEUU. La misma lucha, el mismo enemigo

A sólo pocos meses de cumplirse 50 años del fallo Roe vs Wade que permitió el derecho al aborto en los Estados Unidos, la Corte Suprema se suma a la ofensiva antiderechos global. Nuestra única garantía para enfrentarlos es la movilización.

En los años ’60, con la segunda ola feminista, la revolución sexual del movimiento hippie y después de la rebelión LGBT en Stonewall en 1969, en Norteamérica las peleas contra las leyes restrictivas a los derechos sexuales y reproductivos estaban a la orden día.

En 1970, Norma McCorvey, de 21 años, cuyo seudónimo era “Jane Roe”, en la absoluta pobreza y con dos hijos dados en adopción, queda embarazada de nuevo. Las jóvenes abogadas Sara Weddington y Linda Coffe, en el primer caso de su carrera, le proponen comenzar un juicio al estado de Texas para acceder a la interrupción voluntaria de ese embarazo no deseado. Pierden el caso en los tribunales federales frente al fiscal Henry Wade. Contra su voluntad, Roe continúa el embarazo hasta el parto. Siguen apelando, hasta que en 1973 el caso llega a la Corte Suprema. Ésta el año anterior ya había dictado un fallo trascendente, en el caso Einsenstad vs Baird, garantizando el acceso a los métodos anticonceptivos para toda persona, incluso a las solteras. Bajo presión de las movilizaciones de mujeres, en 1973 dictó el famoso fallo Roe vs Wade que permitió el aborto en todo el país.

Norma McCorvey y Gloria Allred

Como marco, la Corte interpretó la 14ª enmienda a la Constitución yanqui: “tampoco podrá ningún estado privar a una persona de su vida, libertad o propiedad, sin un debido proceso legal”. Es decir, consideró que el derecho sobre la privacidad personal es lo suficientemente amplio como para incluir la decisión de una mujer y su profesional de la salud a interrumpir o no el embarazo en el primer trimestre. Así, ese fallo con base constitucional prevaleció sobre las leyes de los 30 Estados norteamericanos que prohibían dicho derecho a decidir.

Libertad… depende para quién

El fallo retrógrado de la Corte conocido en estos días le reconoce a cada estado la potestad de legislar sobre tales derechos. Con este retroceso entran en vigencia prohibiciones previas al fallo Roe vs Wade y otras nuevas que estaban en suspenso.

Sólo 16 estados tienen leyes que reconocen el derecho al aborto: California, Colorado, Connecticut, Delaware, Hawái, Illinois, Maine, Maryland, Massachusetts, Nevada, Nueva Jersey, Nueva York, Oregon, Vermont, Rhode Island y Washington. Otros 5 estados tienen amparos parciales: Alaska, Florida, Iowa, Kansas y Minnesota. Y Nuevo Hampshire, Nuevo México y Virginia no tienen legislación.

En cambio 23 estados ya tenían leyes que prohíben o limitan el acceso al aborto. En los ’90, en Pennsylvania se declaró constitucional una ley que limitaba el derecho. A inicios de este siglo se sumaron Lousiana, Dakota del Norte y Dakota del Sur. E incluso después de la cuarta ola feminista mundial, avanzaron prohibiciones en Mississipi (origen del actual fallo), Kentucky y Utah. La ofensiva de la Iglesia y los sectores antiderechos se potenció el año pasado, con las “leyes gatillo” votadas en Arkansas, Wyoming, Idaho, Oklahoma y Texas a la espera de este fallo dinosaurio.

Su lucha es nuestra lucha

El ataque de los sectores antiderechos no es nuevo. Es un fenómeno mundial que surge como reacción frente a la ola feminista y disidente, y, a la vez, es parte de la ofensiva del sistema capitalista en crisis contra todos los derechos: sociales, laborales, previsionales, ambientales, democráticos y por supuesto también los derechos de género.

El ejemplo de EE.UU. confirma que mientras el poder económico y político siga en manos de la clase capitalista todos nuestros derechos están en riesgo y todo avance legal que conquistemos debemos defenderlo con organización y lucha, movilizando de manera independiente de los Estados y los gobiernos.

Si te indigna esta realidad, sumate a reactivar la marea verde, solidarizarnos con las mujeres y disidencias yanquis y enfrentar esta ofensiva político-clerical medieval que actúa en todos los países, incluido el nuestro. De inmediato al fallo yanqui, el Vaticano lo celebró y emitió un llamado a “reabrir un debate no ideológico sobre la protección de la vida”. Como siempre, la hipócrita Iglesia en contra de nuestros derechos.

En Norteamérica ahora está planteado pelear por revertir las leyes penalizantes en cada Estado, pero también ir por una ley federal que respete el derecho al aborto a nivel nacional. En esta deuda le cabe responsabilidad no sólo al Partido Republicano, cuya mayoría se opone, sino también al Partido Demócrata, que se resiste a impulsarla.

Mañana, lunes 27, en Buenos Aires respaldamos la correcta iniciativa solidaria de la Campaña por el Derecho al Aborto. A las 16.30 marchamos desde La Rural hasta la embajada yanqui para levantar bien en alto nuestros pañuelos verdes. Defendemos el derecho a decidir, acá, en EE.UU. y en todo el mundo, y luchamos por separar Iglesia y Estado y anular todos sus privilegios. ¡Vení con nosotras y nosotres, porque es la misma lucha y es el mismo enemigo!

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