Algo que tenemos bien claro los feminismos, las disidencias y toda persona que defienda derechos es que nuestra tarea no es fácil. Por eso cuando hablamos de acciones militantes decimos luchar, pelear. Esto es así porque hay sectores que siempre operan para imponer su agenda capitalista y patriarcal, ahora en su variante disfrazada de “libertad”.
Tan es así que el gobierno actual de Milei y Villarruel, reconocido por su postura “pro-vida” y grandes militantes del odio hacia las conquistas del movimiento de mujeres y diversidades, declaró al 2024 como el año de la defensa de la vida, la libertad y la propiedad.
Este delirio reaccionario lo defienden personajes nefastos como Rodolfo Barra, conocido por haber militado en un partido nazi y actual procurador del Tesoro, y Eduardo Menem, el hermano de Carlos Saúl; padre de Martín, el presidente de la Cámara de Diputados, y etrno ex senador, porque para La Libertad Avanza el nepotismo no aplica a la verdadera casta política y empresarial que lo acompaña.
La IVE salva vidas
Estos dos ex funcionarios del menemismo hoy trabajan en el gobierno de Javier Milei y días atrás publicaron una retrógrada columna de opinión en el diario Infobae. Allíexpresan su absoluto apoyo a lo del “año 2024”, utilizando dicho tema con la clara intención de allanar el terreno en busca de derogar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo con argumentos hartamente conocidos como el del derecho a la vida. “Todos los derechos se asientan sobre el derecho a la vida, es decir, el derecho de todo ser humano a que no se le prive de ella. Este es el derecho fundamentalísimo, asegurado el cual serán exigibles el derecho a una vida digna y los restantes derechos… que acompañaran a la vida, es decir, al ser humano vivo ‘desde el inicio de su existencia’.”
Necesariamente debemos recordar que este y otros debates se dieron una y otra vez en el Congreso en 2020 con más de 700 expositores, instancia que se abrió luego de la lucha incansable de la marea verde para lograr la aprobación de una ley que salva vidas y que lleva como bandera el derecho de las mujeres y personas gestantes a decidir sobre nuestras propias vidas y sobre nuestro propio cuerpo.
Los números no nos dejan mentir. Desde la vigencia de la Ley 27.610 en 2021 y hasta octubre de 2023 se realizaron 245 mil interrupciones voluntarias del embarazo. Esto confirma que esa práctica es demandada y que su garantía en el sistema público de salud preserva el derecho a la vida de quienes la demandan. La ilegalidad ya demostró de sobra que los abortos practicados de manera clandestina eran muy caros y/o riesgosos, siendo la primera causa de muerte materna. Luego de la implementación de la Ley de IVE, según el Ministerio de Salud de la Nación las muertes maternas como consecuencia de abortos se redujeron de 23 en 2020 a 13 en 2021.
Esta ofensiva de los sectores antiderechos va en consonancia con el ataque permanente contra otras leyes sobre libertad reproductiva y acceso a información científica y de calidad, como la Ley de Educación Sexual Integral, o el acceso a métodos anticonceptivos gratuitos en instituciones públicas de salud. Es que sin presupuesto suficiente es imposible aplicar dichas leyes y sabemos que este gobierno de Milei pretende recortar toda inversión hacia las áreas públicas.
La marea verde dice: “no pasarán”
En otro tramo de su columna, Barra y Menem afirman: “Como ex convencionales constituyentes destacamos así nuestro apoyo a la declaración del Año de Defensa de la Vida, que recordaremos también el próximo 25 de marzo, instituido como Día del Niño Por Nacer por decreto 1406 de 1998. Tenemos, así, una fundada esperanza en que, en este Año de la Vida, sea derogada la también inhumana ley 27.610”. Es decir, ya comenzaron a batallar en contra del aborto legal, seguro y gratuito. Esto era previsible frente a un gobierno que de democrático no tiene nada, sino que desde el primer día busca avanzar contra todos los derechos.
Ante este panorama de una agenda profundamente antidemocrática y autoritaria, con dinosaurios que trabajan para derogar la Ley de IVE que tanta lucha nos costó, desde la izquierda y todos los movimientos feministas y de la diversidad debemos estar en alerta y sumarnos a toda lucha colectiva que debilite a este gobierno ultraderechista.
El camino a retomar es el de nuestra ejemplar marea verde, que nos permitió conquistar en 2020 el derecho al aborto, con masivas marchas en todo el país y ejerciendo presión permanente sobre los poderes públicos. Así pudimos también torcerles el brazo a la Iglesia Católica y sus socios evangelistas antiderechos de pañuelo celeste. El paro y la movilización del 24 de enero nos volvieron a demostrar que la fuerza y la organización popular existen. ¡Dinosaurios, no pasarán!