A tan sólo 48 horas del debate y la votación en el Senado de la ley de aborto que ya tuvo media sanción en Diputados, las versiones periodísticas indican una leve ventaja del sector verde. A eso contribuyó la internación de Menem, que por supuesto no lamentamos en lo más mínimo. Según parece, para la sesión del martes 29 hoy se podrían contabilizar 34 votos a favor de la ley y 32 en contra.
Un párrafo aparte merece la canallada política del gobierno. Tal como ya lo hizo en Diputados, cuando el mismo día en que allí se debatía el aborto hizo aprobar en el Senado la ley de recorte jubilatorio, el 29 repetirá la maniobra de ocultamiento y mientras el Senado debata el aborto hará aprobar el ataque a las y los jubilados en Diputados.
Volviendo al tema aborto, el pronóstico sigue algo nublado. Dos senadores aún no definieron su voto. Y el rionegrino Weretilneck, a quien su comprovinciana Thelma Fardín cruzó con toda razón por proponer nuevos y burdos obstáculos a nuestro derecho a decidir, se abstendría. Si a eso le sumamos el ADN dinosaurio del Senado y los intentos de Cambiemos de bajar algún voto verde, el triunfo de la ley todavía no está asegurado.
Alberto Fernández se reunió con el salteño Sergio Leavy para “verdecerlo”. Pero el gobierno hizo menos que poco. 1) El Ejecutivo tiene el mayor poder de presión política sobre todo el Senado y más por ser su proyecto: no lo ejerció. 2) El Frente de Todos tiene mayoría propia: tampoco los alineó, sino que deja correr a los celestes y ni siquiera los mandó de viaje. 3) En cuanto a Cristina, que es mujer, que preside el Senado, que ya votó verde en 2018 y que además se supone que es menos “tibia” que Alberto, no sabemos si especuló con desempatar pero lo cierto es que no movió ni un solo dedo en favor de la ley. Todo lo que se vino logrando y se logre avanzar es mérito exclusivo de la marea verde.
Se vota en el Senado, se define en las calles
El proyecto oficial ya era malo, inferior a la media sanción de 2018 por ceder a la presión clerical y antiderechos, al incluir la objeción de conciencia individual y la penalización al aborto después de la semana 14. En Diputados encima lo empeoraron, al agregarle la objeción institucional. Por eso los celestes se envalentonan y aprietan para lograr más. En una misa en Luján, los obispos hipócritas y encubridores de pedófilos acaban de pedir que la Virgen María provoque “una serena reflexión” en los senadores…
Ante esta situación difícil de la pulseada, ya hemos venido señalando nuestras críticas a la actitud de la articulación de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, que en todos estos meses se adaptó al proyecto oficial, no cuestionó sus limitaciones y priorizó el cabildeo institucional en vez de defender en forma consecuente su propio proyecto e impulsar la movilización.
El resultado, una ley recortada, no es ajeno a esa actitud posibilista de ceder. Y a tono con su capitulación política aplicó métodos cada vez más burocráticos, aparateos y hasta anuló las radios abiertas, buscando acallar a la izquierda y en especial a Juntas y a la Izquierda y el MST, lo que no lograron ni lograrán, como lo demostró nuestra contundente presencia en Congreso y en todo el país el día de la media sanción. Es más: el último comunicado de prensa de la Campaña, de ayer 26, se limita a llamar tibiamente a los senadores a “ser parte de la historia” e “invita a la ciudadanía a ver el debate en el acto que haremos en el Congreso y en las plazas de todo el país”.
Nosotres en cambio no convocamos a la ciudadanía, sino a los miles y miles de pibas de la marea verde, a las no tan pibas y a los pibes y pibis, que defienden con orgullo el pañuelo verde y el derecho al aborto sin objeciones, que repudian el oscurantismo de la Iglesia y los evangélicos y quieren un Estado laico. Y tampoco les convocamos a ver pasivamente el debate en un acto, sino a una movilización masiva, activa, combativa, obviamente con los cuidados del caso, que agite sin pausa, cante, salte, baile y haga sentir toda su fuerza contra los antiderechos de todo pelaje. Ése es nuestro compromiso, en el camino de la lucha de fondo por derrotar al patriarcado y al capitalismo, que caerán juntos o no caerán.
Juntas y a la Izquierda–MST