martes, 3 diciembre 2024 - 14:21

A mis estudiantes de la UNC. Carta abierta de Raúl Gomez

En el marco de las medidas de fuerza encabezadas por la docencia universitaria de no toma de exámenes y no inicio de clases, Raúl Gómez, docente e investigador de la Facultad de Psicología de la UNC escribió una carta a todos sus estudiantes que reproducimos a continuación:

Les escribo esto con pesar, porque la enseñanza universitaria no sólo es mi trabajo, es también lo que más amo hacer en la vida. Tener que suspenderla como medida de fuerza para ser escuchado por un gobierno que define a la educación pública como lo que más daño le ha hecho a nuestro país es realmente indignante, pero soy absolutamente consciente de que es a la vez sumamente necesario.

Los docentes universitarios trabajamos con enorme dedicación y esfuerzo, y actualmente, por salarios miserables. Para que tengan una idea aproximada de lo terrible de nuestra situación, de acuerdo con el Observatorio de Salario y Presupuesto Universitario de ADIUC, entre noviembre de 2023 y junio de 2024 el salario real de un Profesor Asistente con dedicación Semiexclusiva cayó un 26%. Es decir, en medio año hemos perdido una cuarta parte del poder adquisitivo de nuestros ingresos. 

Para que puedan dimensionar la situación: hoy un/a docente con un cargo de Profesor/a Adjunto/a simple y 10 años de antigüedad, (tu “profe de los teóricos”, como yo), cobró en junio $237.095,10 netos; mientras que un docente con un cargo de Profesor Asistente simple y 10 años de antigüedad, que tiene a su cargo las clases prácticas, cobró en junio $203.618,08.

Esta situación crítica no es nueva, el deterioro de nuestro salario ya lleva casi 10 años: el salario real docente se redujo a la mitad desde agosto de 2015. Sin embargo, el momento actual se caracteriza por la rapidísima caída en nuestro poder adquisitivo.

Ante esto, varios colegas están pensando en alternativas individuales, dejando la docencia porque ya no les alcanza para pagar las cuentas, a algunos ni siquiera les alcanza para pagar el transporte hasta la universidad. Pero la enorme mayoría sabemos que la salida es colectiva y entonces elegimos pelearla juntos con las herramientas que tenemos: paro, movilizaciones y un plan de lucha.

No hay universidad pública de calidad con docentes mal pagos. Esta no es una pelea sectorial, es una pelea por defender la calidad académica, es una pelea por defender la universidad pública.” En este escenario, las y los docentes nos encontramos en estado de alerta desde comienzos de año. A lo largo de todo el primer semestre, hemos desarrollado diversas acciones y medidas de fuerza con el objetivo de visibilizar la situación a toda la comunidad universitaria y reclamar al gobierno nacional una actualización salarial acorde con los altísimos niveles de inflación experimentados en los últimos meses.

Entendemos la preocupación de quienes debían rendir en este turno, pero queremos ser claros: si no peleamos hoy, está en riesgo mucho, muchísimo más que un turno de examen. Está en riesgo la universidad pública tal como la conocemos y amamos.  En el mismo sentido podemos ver como el ataque a las universidades nacionales es parte de un plan mas complejo y siniestro que amenaza a la cultura y a la ciencia argentina.

Solo porque el 23 de abril nos levantamos millones para defenderla, el gobierno actualizó magramente el presupuesto para gastos de funcionamiento de las universidades, pero no para los no docentes y docentes, que seguimos en la misma situación de miseria. Y si te cuesta pensar una clase sin luz, imagínatela sin profes.

Por eso tomamos estas medidas, consensuadas por unanimidad en la última asamblea de ADIUC, y no fueron aisladas ni tomadas de un día para el otro, sino que forman parte de un plan de acciones que se vienen desarrollando desde comienzos del semestre y que, lamentablemente, no están teniendo la respuesta necesaria por parte del gobierno nacional.

En este contexto se definió la medida de suspensión de los turnos de exámenes. Ningún docente tiene la voluntad de privar a las y los estudiantes de un momento tan importante como es la acreditación del proceso de enseñanza-aprendizaje y entendemos perfectamente las dificultades que se pueden generar en su planificación. No pretendemos con esta decisión enfrentarnos con ustedes, con quienes compartimos un proceso educativo que disfrutamos mucho y hacemos con muchísima vocación.

Si lo decidimos, es porque realmente creemos que seguir como si nada pasara es ser cómplices del ajuste y ataque a la educación pública. stamos convencidos de que, de no hacerla, el costo puede ser aún mayor: profundizar el deterioro en nuestras condiciones de vida y así, profundizar el deterioro en la calidad y por ende afectar seriamente tu derecho a la educación pública.

Como docente y profesional de la salud mental, no dudo en afirmar que la negación de la realidad es un comportamiento, como mínimo, cuestionable. En este sentido, los esfuerzos de las autoridades universitarias por instalar una supuesta normalidad y solución del conflicto tras la marcha del 23 de abril no sólo han sido perjudiciales, sino que también han permitido que algunos ejerzan presión sobre los docentes para que no adhieran a la medida, debilitando así la lucha por mejores salarios y presupuesto. 

La realidad es que el ataque, vía recorte presupuestario a las universidades nacionales, ha sido incesante en estos meses y que, como contrapartida la docencia universitaria va a dar con esta medida de fuerza una respuesta contundente con un nivel de adhesión histórica.  Pero esta lucha no podemos hacerla sólo los docentes. Cada uno de ustedes es parte de esta universidad y necesitamos ser parte juntos de esta pelea. Cada vez que docentes y estudiantes nos levantamos unidos, los resultados fueron históricos.

Los invito con la misma pasión que despliego en mis clases a escribir esta página de la historia juntos. Pensarnos y actuar como comunidad educativa. Ser protagonistas de un proceso en el que derrotemos el ataque ultraderechista a nuestra Universidad y pongamos la educación pública en el lugar que se merece.

Raúl Gómez Profesor Adjunto Dedicación Exclusiva Facultad de Psicología UNC

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