Ya pasaron dos años del violento desalojo en Guernica, realizado por la policía bonaerense, dirigido por Sergio Berni y el gobernador Axel Kicillof. Aquel día el gobierno del Frente de Todos le negaba un derecho básico a cientos de familias. Encima lo prometido por el gobernador, no se cumplió. Es por tal motivo que hoy, las familias por recuperación de tierra de Guernica, en compañía con las organizaciones de la Unidad Piquetera, realizan un corte en el puente Pueyrredón desde las 10 de la mañana.
El reclamo por tierra y vivienda para vivir perdura luego del operativo donde más de 4.000 efectivos desalojaron a las familias, priorizando la instalación de un barrio privado. Las falsas promesas del gobierno provincial profundizan la crisis habitacional que en el país ya alcanza a más de 3 millones de personas. Otro elemento a agregar a este cóctel, es la permisividad para que los alquileres muestren aumentos desmedidos, afectando los ingresos de los trabajadores y mayorías populares.
Ni Kicillof ni el gobierno nacional, de la mano del FMI, preparan una respuesta concreta a este problema mayúsculo. El proyecto de Presupuesto 2023 que Sergio Massa envió al Congreso y ya tiene media sanción en Diputados, prevé un recorte en términos reales para Viviendas. En cambio, sí aumentó el presupuesto para el pago de servicios de deuda. La única respuesta que se puede esperar es la permanencia de la represión ante los reclamos sociales.
Como se denuncia hace tiempo, la tierra sigue estando en poder de pocas manos. Cientos de hectáreas de terrenos fiscales como aquellos que no lo son, se han obtenido por medio de la represión o acuerdos, estafas y diferentes maniobras de grupos que, hoy, se dedican a la especulación inmobiliaria. Es este entramado corrupto, amparado por el poder político, lo que impide resolver una necesidad tan básica como la vivienda.
Desde el MST en el FITU y el MST – Teresa Vive, exigimos que se cumplan las promesas realizadas por Kicillof y su gobierno, como así también se declaren de utilidad social los terrenos privados y ociosos, para poder avanzar en un plan de obras públicas dedicado a la construcción de viviendas populares. La tierra es para vivir, no para las ganancias de unos pocos.