El 17 de octubre de 1945 marcó un hito de significación en la historia contemporánea argentina. En esa jornada, decenas de miles de trabajadores y trabajadoras coparon la Plaza de Mayo, desbordando a la burocracia de la CGT y a la represión policial para exigir la liberación de Juan Domingo Perón, encarcelado por el gobierno militar del general Edelmiro Farrell. Desde los frigoríficos y talleres de Berisso y Ensenada, de La Plata, Avellaneda y Lanús, cruzaron el Riachuelo en una rebelión popular que marchó y desbordó la Plaza.
El PJ lo recordará como el “día de la lealtad”. La oligarquía de entonces la llamó “aluvión zoológico”, pero esa movilización forzó al gobierno de facto, del que Perón era parte al concentrar tres cargos (la vicepresidencia, el ministerio de Guerra y la secretaría de Trabajo y Previsión) a tener que liberarlo y dejar que hablara desde la Rosada a la noche para calmar los ánimos. La cúpula militar y las clases dominantes sintieron pánico del accionar independiente de las bases obreras y populares.
Esa gesta abrió un proceso político nuevo que conformaría al peronismo. Esta acción de masas buscó defender las conquistas arrancadas con la lucha, en un contexto mundial de ascenso revolucionario y una situación económica favorable para responder a ciertas demandas obreras.

El peronismo surge a partir de esas importantes concesiones sociales, pero también con una impronta clara: la de domesticar la organización obrera, ligar los sindicatos al Estado y predicar la “conciliación de clases” entre capital y trabajo. En sus discursos ante la Bolsa de Comercio, Perón dejó bien en claro ante la alta burguesía que buscaba “suprimir la lucha de clases”, reemplazándola por un acuerdo con los patrones, bajo tutela estatal.
¿Lealtad al pueblo trabajador o al capital?
Ochenta años después, el peronismo apela a aquella mística histórica, aunque sin mayor contenido. En este aniversario, Cristina Fernández de Kirchner saludó desde el balcón, y en un audio de 15 minutos comparó su situación con la de Perón en 1945. “Ese día el pueblo argentino descubrió que defender a Perón era defenderse a sí mismo”, dijo, y volvió sobre el viejo antagonismo: “Entonces era Braden o Perón. Hoy pareciera ser Bessent o Perón”.
Sin embargo, los hechos desmienten esta falsa disyuntiva. Para eso podemos parafrasear a Cristina al decir: “cuando el pueblo tiene memoria, los espejismos se disuelven”. Veamos entonces esos hechos: fue CFK quien reivindicó haber sido “pagadora serial” de la estafa de la deuda y volvió a recordar ahora y con orgullo, que en 2015 su gobierno dejó “cero dólar de deuda con el FMI”. Pero esa afirmación esconde la continuidad de una política de subordinación: se pagó una deuda fraudulenta con reservas, se garantizó el negocio de los bancos y se mantuvo el esquema extractivista y de saqueo. El PJ no “combate al capital” como decía la marcha peronista, sino que lo sostiene y busca edulcorarlo, darle un rostro humano que no tiene.

Por eso la pregunta sigue vigente: ¿lealtad a quién? ¿A los trabajadores que sufren el ajuste, la precarización y represión, o a los dueños del país y sus socios del Fondo? ¿A ese mismo FMI al que Cristina le mendigó una “quita” en febrero de 2020 para poder pagarles la monstruosa deuda contraída por Macri, cuando Alberto, Massa y el PJ la legitimaron? Ese pedido lo hizo desde Cuba, al presentar su libro “Sinceramente”, repitiendo el ruego insistente de Alberto Fernández: “No podemos pagar si no nos dejan crecer”, solicitó Cristina (Página 12, 09/02/2020). Es decir, déjennos juntar los dólares para pagarles…
Esto lo dijo en el mismo momento que denunciaba que el del Fondo “no fue un préstamo para hacer represas, carreteras, programas ni obras de infraestructura. Acá se prestó para que se fugara el dinero…”. Igualmente insistía en pagar… En este 17 de octubre y desde su balcón Cristina reconoce que “el resultado fue el de siempre: deuda, recesión y un país de rodillas”. Solo que no llamó a romper con el FMI ni con la dependencia de Trump, Besset y todo el imperialismo. ¿Y qué planteó ante tanto coloniaje? Solo votar al PJ este domingo 26 y punto.
Incluso insistió con que junto al peronismo son “los que pagamos las deudas” y como si fuese una gesta emancipadora agregó: “le dijimos chau al Fondo Monetario”. Pero esto lo dijo para insistir con una falsa conciencia, porque ese supuesto “chau al FMI” consistió en pagarles al contado y sin chistar toda la estafa de la deuda por más de 10.000 palos verdes, junto a Kicillof como su ministro de Economía.

Al decir esto no solo atenta contra las aspiraciones de quienes puedan reivindicar honestamente las conquistas arrancadas en el ‘45 o las tres banderas que el PJ solía enarbolar, sino que –como el resto de los partidos patronales-, le miente al pueblo al asegurar que sería posible liberarnos, generar trabajo, educación y salud pagando la deuda al FMI y los bonistas buitres.
Esto también lo sostiene Máximo Kirchner, como presidente del PJ bonaerense, el mayor aparato político del país al decir que pagarle al Fondo implicó “liberar a la Argentina”, como si se tratara de una epopeya independentista. Sería como “rebelarse” al usurero del barrio, pagándole todo lo que pide…
Así lo afirmó en la movilización del 24 de marzo, según Máximo “nuestro espacio político, el día que canceló la deuda con el Fondo en diciembre de 2005, puso en valor ese trabajo de los argentinos, sus impuestos sirvieron para liberar a la Argentina…”. Y ratificó ser pagadores seriales: “nuestro país siempre se ha hecho cargo de sus deudas y quiere pagar”, mientras le pedía al Fondo y a los bonistas “que el endeudamiento externo no ahogue los esfuerzos” y se pueda ver “cuánto realmente nuestra patria puede afrontar y que los acreedores entiendan si realmente son de buena fe” (La Cámpora, 26/03). Es decir, que aprieten, pero no ahorquen como dice el dicho, para que puedan cobrar… Nada más lejos de lo nacional y popular.

Un 80 aniversario con poca calle
Por eso Cristina no convoca a ganar las calles. No mencionó la represión a los jubilados ni nombró al Garrahan y su lucha ni a la universidad ni al paro nacional docente ni a la discapacidad, menos aún pidió apoyar a las fábricas en lucha contra los despidos. Tampoco hizo balance del fracaso de su gobierno con Alberto y Massa, responsables del malestar social que le abrió la puerta a la ultraderecha. Negar ese balance, ocultar responsabilidades en el desastre que trajo a Milei, impide cambiar en el sentido correcto y prepara el terreno para otra desilusión.
Lejos de la movilización del ‘45, el 17 de octubre encuentra hoy a la burocracia de la CGT y a las CTA alineadas con el PJ, sin movilizar ni organizar la lucha para romper con el Fondo, frenar la motosierra y que se vayan Milei y su gobierno de coimeros, narcos, ajustadores y entreguistas. Porque es ilegítimo y el pueblo debe decidir todo en un proceso constituyente. Pero las cúpulas sindicales junto al PJ, reniegan de la lucha y se limitan a “esperar las elecciones de 2027”.

Su discurso, centrado en un “programa de alivio de deudas personales”, y en limitarse a “reconstruir una nueva mayoría popular”, repite la lógica electoralista que nada cambia… “La justicia social no se mendiga, se conquista”, dijo Cristina, pero se limitó a pedir el voto al PJ. Lejos del ‘45, la dirigencia del peronismo le teme a la movilización independiente. Le inquieta la calle, se alarma ante el desborde y la organización por abajo. Por eso su convocatoria no es a luchar, sino a esperar.
Las tres banderas que el peronismo abandonó
Las banderas de justicia social, soberanía política e independencia económica que dieron origen al 17 de octubre fueron abandonadas por el PJ hace décadas. Desde Menem a Néstor, Cristina o Kicillof, los gobiernos del PJ cambian de nombres, hablan siempre de “derechos”, “salariazos” y de “justicia social”, pero garantizan las ganancias de los grandes empresarios, los bancos y el FMI.

Las consecuencias están a la vista: el 62% de pobreza infantil en la provincia más rica del país, salarios y jubilaciones por debajo de la canasta básica, y un modelo extractivista que concentra la riqueza. No es con el PJ que podremos revertir esta catástrofe. No lo hicieron cuando tuvieron el poder, no lo harán ahora porque su proyecto es administrar el capitalismo semicolonial argentino, no enfrentarlo. Aspiran a seducir, más que a combatir al capital.
Por eso aquellas tres banderas históricas solo las levanta la izquierda: la justicia social entendida como distribución real de la riqueza para quienes la producen; la soberanía política como ruptura con el FMI y el imperialismo, con el llamado a un frente de países deudores, contra el genocidio en Gaza, en defensa de la causa palestina y de los demás pueblos que se rebelan en el mundo; y la independencia económica como planificación socialista y democrática de los recursos en manos de los trabajadores.
“A volver…”, ¿para qué?
Máximo también insiste con que “el peronismo va a volver para poner de pie a la Argentina”. Pero cabe preguntar, ¿volver con quiénes y para qué? ¿Con los gobernadores que aplican el ajuste? ¿Con Llaryora en Córdoba, Insfrán en Formosa, Quintela en La Rioja, Melella en Tierra del Fuego o el propio Kicillof que pagan sueldos de pobreza a maestras, enfermeras y estatales, enfrentando paros y movilizaciones?
¿Con los intendentes que pagan míseros 300 a 500 mil pesos a un profesional de la salud o municipal y los reprimen al protestar? Hasta la dirigencia aliada de ATE debe denunciar que “la situación laboral y salarial de los municipales en la Provincia es sumamente crítica” (El Día, 30/5). Ese “volver” sin programa transformador solo prepara una nueva frustración.

Somos muy críticos de Milei, pero no por eso el pasado del PJ en el país o el gobierno de décadas en la Provincia, están bien. Kicillof lleva 6 años gobernando, pero crecen el hambre y la desocupación, la pobreza infantil trepa al 62% y 8.3 millones de bonaerenses son pobres, mientras las exportaciones crecen, los ricos son cada vez más ricos y casi no pagan impuestos en el distrito con los mayores recursos del país.
A la ultraderecha no se la derrota esperando las elecciones, se le gana en las calles, con auto organización, conciencia, solidaridad y lucha. Desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad insistimos con otra orientación: auto convocarnos en los lugares de trabajo, en los barrios, las universidades, escuelas y hospitales; unificar las peleas; levantar un programa que diga no al pago de la deuda; impuestos permanentes a las grandes fortunas; estatización de los recursos estratégicos bajo control obrero; educación, salud, trabajo y salario dignos para todos.
¿Besset o el PJ? ¿O la salida es por izquierda?
A 80 años del 17 de octubre, solo con la izquierda levantamos aquellas banderas pendientes. Y desde el MST planteamos la necesidad de avanzar en la unidad con quienes honestamente se reivindican peronistas para salir de esta catástrofe social.

Ese camino no lo marcan ni Milei ni Bessent ni Cristina. La “nueva mayoría” que se necesita construir no es con el PJ que ya gobernó y fracasó. Ahora, frente a una elección legislativa como la del domingo 26, es clave votar para sumar bancas al único bloque que no se ha dado vuelta ni votado las leyes de Milei, la del Frente de Izquierda Unidad.
A la vez, la gente sale a protestar y ahí nos encuentra a nosotros. No planteamos solo votar y esperar como Cristina, sino el camino de la lucha independiente, el programa anticapitalista, emancipador, que se vaya Milei y la construcción de una alternativa de los trabajadores y la izquierda, con el MST y el FIT Unidad. Para gobernar los únicos que nunca gobernamos.