Este 27 de enero se cumplieron 20 años del femicidio de Sandra Cabrera, trabajadora sexual y dirigente sindical por los derechos laborales para su sector. Desde Juntas y a la Izquierda participamos del acto homenaje organizado en la Ciudad de Rosario, por AMMAR; la Asociación Civil Compañeras de Sandra; la Red por el reconocimiento del trabajo sexual y la CTA autónoma provincia de Santa Fe.
El mismo comenzó con una lectura de un documento que hacía especial hincapié en el reconocimiento del trabajo sexual como tal y la importancia de tener los mismos derechos que todos los trabajadores, para no estar condenades a la clandestinidad que les deja a merced de la policía, sus maltratos y abusos de todo tipo.
La jornada contó con la participación de compañeras de trabajo y militancia de Sandra Cabrera que la recordaron como alguien que “Nos cuidaba, que quería que camináramos el territorio”; y como “Una gran militante social y compañera que nos enseñó a no quedarnos calladas, a no tener miedo”.
Participó también Georgina Orellano, secretaria general nacional de AMMAR, quien recordó a Sandra y a su militancia por la salud integral de las trabajadoras sexuales y por los derechos a una obra social, a una jubilación y a un recibo de sueldo para poder alquilar. Además de dejar sus palabras de reivindicación del trabajo sexual expresando la necesidad de aliárse con el movimiento social, sindical, popular para seguir compartiendo la realidad que viven día a dia y expresando la necesidad de unidad del movimiento obrero en los tiempos que corren.
Sobre el final de la tarde la jornada concluyó con la participación de artistas locales y de “Chocolate Remix”.
¿Quien fue Sandra Cabrera?
Sandra Cabrera era oriunda de San Juan y llegó a Rosario en los ´90 y comenzó a trabajar en la zona de la terminal del ómnibus para juntar dinero y poder pagar una operación a uno de sus hijos, es allí donde conoce a Elena Reynaga secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar) quien por ese entonces estaba en la tarea de abrir filiales en distintos puntos del país.
Sandra va cada noche, hablando con las trabajadoras sexuales, dejándoles preservativos, charlando sobre las condiciones de trabajo que soportan: la yuta coimera, los proxenetas que le quitan gran parte de lo recaudado, las pibas explotadas en las whiskerías y departamentos privados, el hambre, los propietarios que las corren de las pensiones. Sandra comienza a denunciar estas situaciones públicamente llegando a presentar en la Legislatura Provincial un proyecto de derogación de los códigos contravencionales que penalizaban el ejercicio de la prostitución y eran utilizados por la policía para detenerlas, maltratarlas y quitarles lo recaudado.
Toda su militancia por los derechos de las trabajadoras sexuales y las denuncias realizadas le valieron en el año 2003 amenazas a ella y a su pequeña hija, motivo por el cual mantuvo una custodia policial en su domicilio, que no impidió que fuera violentada físicamente dentro de su propia casa con la custodia en la puerta, en diciembre de ese año. Durante enero del 2004 le retiraron la custodia y el 27 del mismo mes el cuerpo de Sandra apareció sin vida.
El Femicidio de Sandra
Sandra Cabrera murió asesinada a los 33 años en la calle producto de un tiro de 9 mm en la nuca, la encontraron con los pantalones bajos; sin síntomas de violencia sexual y en la escena del crimen se halló un envoltorio de preservativo. Si bien por entonces no existía la figura de Femicidio, en retrospectiva, comprendemos el asesinato de la dirigente sindical como tal y como un claro mensaje disciplinador no sólo para ella, sino para todas aquellas que como Sandra intentaran cambiar las cosas en Rosario.
Por su muerte fue imputado y detenido Diego Parvlusik, un oficial inspector de la Policía Federal en Rosario, quien fue el último vínculo amoroso de Sandra. Lo absolvieron por falta de pruebas y en 2007 quedó sobreseído a pesar de los testimonios de las trabajadoras sexuales y de una comerciante que lo incriminaban. El mensaje tácito de la (In)Justicia es claro: A SANDRA CABRERA LA MATÓ LA POLICÍA.
20 años después, la memoria de Sandra Cabrera sigue viva en el movimiento lesbotransfeminista de la ciudad que a lo largo de los años avanzó en sus normativas que desmantelaron wiskerías y privados en donde se ejercía la explotación sexual, se derogaron los códigos que le daban vía libre a la policía para detener a las y les trabajadores sexuales, y se nombró a una plaza en con el nombre de la dirigente. Aunque sabemos que aún queda mucho por hacer en nuestra ciudad sitiada por el narcotráfico, la complicidad policial, político-empresarial y judicial.
Debates pendientes
La Cuarta Ola Feminista en nuestro país dio lugar a que todo el movimiento feminista y disidente expresara sus diferencias y consensos, construyera nuevos conceptos los llenara de sentido con la práctica, los desarmara, los articulara y contrapusiera con distintos modos de entender las causas de las opresiones que nos tienen como punto, llegando a saldar ciertas diferencias- Pero aún en su pleno auge, la gran dicotomía entre reglamentarismo y abolicionismo quedó en el tintero, sesgado por enemistades y fundado en la sordera que parte de la confusión de términos.
En este sentido el femicidio de Sandra y con ella todas las mujeres y disidencias que ejercen la prostitución, evidencian lo que todavía nos falta discutir como movimiento, con la presura propia de todo aquello que nos aqueja como mujeres y disidencias de la clase trabajadora.
Sí, existen personas que ejercen el trabajo sexual autónomo y hoy están, como muches trabajadores, por fuera del acceso a derechos laborales, como también existen aquelles que han encontrado una forma de darle un marco legal a su trabajo mediante la conformación de cooperativas de trabajadores sexuales asociades.
Sí, existen personas que se encuentran en situación de prostitución debido a la falta de opciones y las necesidades básicas que apremian, más en tiempos de crisis como los que hoy corremos.
Sí, injustamente también existen personas víctimas de la explotación sexual de los proxenetas; de los prostituyentes; de la policía coimera, de los jueces y políticos cómplices.
Por eso desde Juntas y a la Izquierda somos militante de la “Tercera Posición” basada en los criterios del feminismo marxista que lucha a la par por un Programa de Transición, es decir, una serie de consignas que parten del reconocimiento de la complejidad y particularidad de estas realidades que articulan: la crisis del capitalismo; el crimen organizado de la trata; los movimientos migratorios producto de la crisis humanitaria, las guerras y la pobreza con la consecuente feminización de ésta última; el patriarcado como aval ideológico de la cultura, y que busca avanzar hacia una nueva sociedad, socialista, que dé fin a las causas estructurales de este capitalismo machista, misógino y patriarcal que sostienen la opresión de género y de clase de las mujeres e identidades disidentes. Es por eso que peleamos por:
- Defender los derechos laborales, previsionales y de acceso a la salud de quienes ejercen el trabajo sexual. Denunciando los atropellos que reciben por parte de la policía y de los tratantes.
- Diferenciarnos de todas las posturas moralistas, clericales, persecutorias, sobre el ejercicio de la sexualidad libre. Cada quien decide sobre su cuerpo, en tanto y en cuanto lo haga bajo condiciones de vida dignas. De aquí, la necesidad de:
- Reclamar a los gobiernos de turno programas sociales y de empleo que permitan salir de las situaciones de ejercicio de la prostitución basadas en situaciones de pobreza, falta de oportunidades educativas y/o laborales estables, exigencias de ser único sostén de familia, combinadas en algunos casos por situaciones de consumo problemático
- Combatir la trata de personas con fines de explotación sexual, entendiéndolo como el tercer negocio más rentable a nivel mundial sostenido por la corrupción institucional de la polícia, justicia, político y con el aval del consumo cómplice de los prostituyentes.
- Programas educativos de prevención de la trata, capacitación a docentes y campañas de información y concientización.
- Control social: Participación de las organizaciones de lucha contra la trata, de mujeres y disidencias y de DD.HH en los operativos policiales en prostíbulos.
- Registro público de personas desaparecidas por trata
- Elección de jueces, fiscales y comisarios por voto popular, con mandatos limitados y revocables por medio de juicio por jurados, como parte de una reforma institucional global.
A SANDRA CABRERA ¡LA MATO LA POLICÍA!
SANDRA CABRERA PRESENTE, ¡AHORA Y SIEMPRE!
Por Aymará Durán Inmaculado.