viernes, 22 noviembre 2024 - 10:17

A 12 años del matrimonio igualitario. Todos los amores son iguales

Hoy se cumplen 12 años de aquella expectante y muy fría noche, donde logramos la enorme conquista del matrimonio igualitario. Les compartimos algunos recuerdos y reflexiones.

Sabíamos que estábamos haciendo historia y necesitábamos ese reconocimiento legal para consolidar la disputa contra el heterosexismo obligatorio y el oscurantismo de las iglesias. Teníamos confianza, lo logramos, y hoy tenemos otra evidencia de que luchar da sus frutos.

Detrás de este inmenso logro, hubo décadas de lucha colectiva en nuestro país y en el mundo. También miles de vidas que desafiaron en lo cotidiano el binarismo cis, negador de nuestros deseos e identidades.  Fue todo ese proceso el que permitió ir ganando a sectores importantes de la opinión pública y la sociedad para la lucha democrática por el matrimonio igualitario. Junto al decidido y unitario reclamo de la FAGBT, apoyado en infinidad de acciones y movilizaciones, aprovechando la coyuntura política logró derrotar la tremenda embestida de los sectores más reaccionarios encabezados por el hoy Papa católico, que llamó a la “guerra de Dios” contra la ley.

El triunfo democrático del matrimonio igualitario abrió un período de tonificación de las organizaciones disidentes y feministas, nuevos avances en el terreno legal y nuevas derrotas para los enemigos de siempre. La aprobación de la ESI, la Ley de Identidad de Género, el derecho al aborto, el cupo laboral trans y el crecimiento de la lucha por un Estado laico con consecuencia directa de ese avance en la conciencia y en la organización.

Esta ola aún se topa con la contradicción de haber conquistado leyes de igualdad que de aplican deficientemente por la decisión política de desfinanciarlas en provecho del ajuste para el FMI y seguir bancando financieramente a la Iglesia Católica, entre otras. La igualdad legal aún no es igualdad social.

Quién es quién

La lucha por el matrimonio igualitario abrió grandes debates en Argentina.

En la izquierda hubo sectores que apoyados en una posición dogmática y abstencionista consideraban al matrimonio igualitario una reforma reaccionaria, que buscaba asimilar las relaciones no heterosexuales a la familia monógama y binaria, y quitar radicalidad a los planteos del movimiento LGBTIQ+ de Argentina. Esta posición analizaba los elementos de manera mecánica, sin entender que el reclamo era esencialmente democrático y que la dinámica de lucha avanzaba de lleno contra la iglesia, contra el PJ y la UCR y contra el modelo patriarcal de familia.

Gustavo Zampicchiatti

En cambio, la corriente política de nuestro MST ha sido parte del movimiento LGBTIQ+ prácticamente desde sus orígenes por sus vínculos en los ’70 con el Frente de Liberación Homosexual (FLH), aquí me permito recordar nuestro querido Gustavo Zampicchiatti, militante del FLH y del PST, asesinado por la dictadura. Luego en el regreso de la democracia siendo el único partido político participante de la primera marcha del orgullo y de las que vinieron luego, junto a Carlos Jáuregui. Ya por el 2000 fuimos parte activa en la pelea por la Unión Civil en CABA con nuestra compañera Vilma Ripoll.

Así, entendimos que el rol de la izquierda no era ni podía ser el abstencionismo sectario, sino meterse a fondo impulsando la unidad de acción con todas las organizaciones con las que coincidiéramos en el reclamo, y paralelamente desarrollar todas nuestras posiciones socialistas por la separación iglesia-Estado, por la socialización de las tareas del cuidado y todo nuestro programa.

Carlos Jáuregui

Por su lado, el peronismo actuó dividido y dubitativo, pues la propia Cristina había impulsado el cajoneo del matrimonio igualitario en 2009, en vísperas de su visita al Vaticano.

Donde gobernaban el PJ y la UCR pusieron todo el aparato del Estado y sus partidos fusionándose con la iglesia para movilizar contra nuestro derecho. Esta alianza fue más clara en burda en el interior del país donde gobernadores e intendentes declaraban asuetos en la administración y educación públicas para marchar “en defensa de la familia”.

Nosotres no fuimos sectarios y defendimos la mayor unidad en diversidad, actuando en común en las calles con compañeres que viniendo del peronismo rompían con las posiciones de ese viejo aparato.

Ya conocemos la historia. El matrimonio igualitario se aprobó. No fue ningún regalo. Se ganó en las calles. Esa noche entre risas y lágrimas nos abrazamos como nunca, ya no hacía frío.

Orgullo antisistema

La pelea que ganamos hace 12 años demuestra que es posible vencer a los aparatos que actúan en la conciencia de millones, que sostienen estructuras retrógradas y que son un atraso para toda la sociedad. Ellos son fuertes, tienen el poder económico y político de su lado. Pero la movilización social logra maravillas.

Sin lugar a dudas aún queda mucho por conquistar. La extrema derecha se convierte en un actor político permanente al que debemos enfrentar desde ya mismo, en todo el mundo y en Argentina también. Tenemos el desafío de defender lo conquistado, ir por lo que falta, desenmascarando a los gobiernos con discursos disidentes y feministas que nos ajustan y reprimen fortaleciendo así a los reaccionarios. Para todo esto tenemos que hacer cada día más fuerte a Libre Diversidad, a Juntas y a la Izquierda – MST y al FIT Unidad. Porque las conquistas de derechos, hasta que no derrotemos al patriarcado y al capitalismo, como dijo nuestra hermana, Simone Beauvoir, correrán peligro.

Guillermo García y Leonel Acosta.

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