La Distinción Adriana Calvo 2025
El jueves 4 de diciembre se llevó a cabo una nueva edición del Reconocimiento Adriana Calvo, quien sufriera los horrores de la dictadura y es emblema de la lucha por Juicio y Castigo a todos los responsables del genocidio. Este evento distingue a personas y organizaciones que promueven la defensa y promoción de los derechos humanos y las políticas de igualdad.
Una de las organizaciones reconocidas fue la Comisión por la Memoria y la Justicia de la Masacre de La Plata, que lleva décadas luchando para lograr justicia y castigo por el asesinato de ocho militantes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) en 1975, bajo el gobierno peronista de Isabel Perón.
En un contexto de ataques en los derechos humanos, impulsados por el Gobierno de Milei que busca borrar la memoria y negar el genocidio, el auditorio estaba desbordado. Cada placa entregada, cada diploma, cada aplauso fue un acto de afirmación contra el negacionismo oficial y un mayor compromiso en las tareas reconocidas.

La importancia del premio para la Comisión
El reconocimiento que la UNLP otorgó a la Comisión por la Memoria y la Justicia de la Masacre de La Plata trasciende lo meramente simbólico. Representa un reconocimiento de la Universidad Pública a una lucha de cinco décadas que se niega a aceptar que estos crímenes queden sepultados como “cosa del pasado”. En el contexto actual, con un gobierno negacionista, este reconocimiento adquiere importancia política.
La Comisión preserva la memoria de ocho militantes del PST que sacrificaron sus vidas luchando por un proyecto socialista que pretende acabar con la explotación y la opresión. No fueron solo víctimas, sino luchadores con un proyecto revolucionario claro por el que entregaron sus vidas.
La Masacre de La Plata: una herida todavía abierta
El 4 de septiembre de 1975, ocho jóvenes militantes del PST fueron torturados y fusilados por la CNU-Triple A en la ciudad de La Plata, meses antes del golpe militar de 1976. Este brutal crimen fue conocido como la Masacre de La Plata y tuvo lugar durante el gobierno de Isabel Perón, en un período marcado por intensos conflictos laborales y por el endurecimiento del aparato represivo contra la clase trabajadora.
Esa noche, cinco de ellos se dirigían a hacer entrega de una colecta solidaria que el PST había realizado para apoyar a los trabajadores de Petroquímica Sudamericana que estaban en huelga. El grupo estaba compuesto por Roberto Loscertales; Adriana Zaldúa y Hugo Frigerio, empleados del Ministerio de Obras Públicas, donde ejercían de delegados; Ana María Guzner Lorenzo, militante del sector no docente de la UNLP, y Lidia Agostini, odontóloga.

Al día siguiente, tres militantes más del PST, Óscar Lucatti, Carlos Povedano y Patricia Claverie, salieron del local del partido para distribuir folletos en los que se denunciaban los asesinatos. Fueron interceptados por un grupo armado en plena calle, entre las calles 54 y 55. Al día siguiente, también fueron encontrados sin vida, amordazados y con numerosos impactos de bala.
Medio siglo después, estos crímenes siguen impunes.
Luchar por los derechos humanos es construir futuro
La defensa de los derechos humanos no se limita a recordar lo ocurrido en el pasado. También implica asegurar un presente con dignidad y construir un futuro sin genocidas en libertad, sin torturadores protegidos por estructuras estatales, sin crímenes de lesa humanidad que queden impunes.
Frente al negacionismo, la memoria. Frente a la impunidad, la justicia. Frente al sistema capitalista, que genera horror y muerte, está el socialismo. Ese es el mejor homenaje que podemos rendir a quienes nos precedieron en esta lucha.
Marcela Gottschald

