En medio de crecientes tensiones dentro del oficialismo, el Gobierno confirmó la salida de Sergio Neiffert como titular de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) y designó en su lugar a Cristian Auguadra, un funcionario estrechamente ligado al asesor presidencial Santiago Caputo. Aunque la Casa Rosada presentó el recambio como parte de la “segunda etapa” del proceso de reestructuración del sistema de inteligencia, el movimiento profundizó las sospechas sobre una disputa interna cada vez más evidente entre el círculo de Caputo y el sector que responde a Karina Milei.
Un desplazamiento con aroma a purga interna
Oficialmente, Neiffert había cumplido la supuesta misión de “ordenar, auditar y transparentar” la SIDE durante los primeros meses de gestión. Sin embargo, su salida se aceleró en un contexto en el que buscó apoyo político bajo el ala de Karina Milei para mantenerse en el cargo. Ese intento de reubicación dentro del tablero libertario no cayó bien en el entorno de Caputo, que desde el inicio del gobierno busca consolidar su influencia en las áreas estratégicas del Estado.El reemplazo por Auguadra —ex jefe de Asuntos Internos y de reconocida confianza de Caputo— refuerza la lectura de que la conducción del espionaje estatal quedó definitivamente bajo la órbita del asesor más poderoso del Presidente.
Auguadra, un técnico funcional al núcleo duroContador público y con bajo perfil, Auguadra ocupaba un rol clave en controles internos dentro de la SIDE. Su ascenso responde al objetivo de blindar la estructura desde adentro y asegurar que la reorganización del organismo avance según los criterios del sector caputista: centralización operativa, profesionalización selectiva y ampliación de facultades bajo la etiqueta de “modernización técnica”.
El nombramiento, además, consolida el desplazamiento de cuadros percibidos como cercanos a la Secretaría General que conduce Karina Milei, que en las últimas semanas había intentado conservar espacios de influencia dentro del aparato estatal.
La disputa por el control del espionaje
La SIDE se ha convertido en uno de los escenarios sensibles donde se expresa la lucha de poder dentro del gobierno. Caputo ya había impulsado una purga de agentes, incorporado nuevos cuadros y tomado decisiones que generaron tensiones internas, mientras Karina Milei buscaba sostener posiciones propias dentro del organismo.
El desplazamiento de Neiffert cristaliza ese conflicto: el sector de Caputo se quedó con la llave total del sistema de inteligencia.
Un organismo estratégico sin contrapesos
La designación de Auguadra abre interrogantes sobre el rumbo del sistema de inteligencia en un contexto de concentración de poder y falta de controles externos. La ofensiva interna deja al descubierto que las decisiones no responden solo a un plan institucional, sino a una reconfiguración de fuerzas dentro del oficialismo que busca garantizar quién controla qué en el corazón del Estado.
La SIDE, un organismo históricamente marcado por la opacidad, queda ahora bajo la conducción de un funcionario cuya principal credencial es la confianza interna de un asesor que no ocupa cargos formales pero opera como arquitecto político del gobierno. Un movimiento que, más que modernización, expone una interna feroz y una creciente concentración del aparato estatal en un puñado de manos.
Nuevamente, es necesario sostener que estos organismos opacos que terminan siendo clave de la riña del poder o para perseguir a los opositores deben ser disueltos.

