Argentina. El factor evangélico en la reconfiguración política

La participación de líderes evangélicos pentecostales y neopentecostales en la política latinoamericana se ha vuelto cada vez más significativa en las últimas décadas. Argentina, que históricamente estuvo al margen de este fenómeno, empieza a sumarse a esta tendencia, impulsada principalmente por la emergencia de nuevos actores religiosos dentro de la coalición gobernante La Libertad Avanza y por el creciente alineamiento entre el Poder Ejecutivo y liderazgos evangélicos conservadores.

La elección de una senadora y cinco diputados evangélicos por el espacio libertario, la recepción oficial del pastor estadounidense Franklin Graham, figura cercana al trumpismo, y la firma del decreto 486/2025, que reconoce formalmente a las iglesias evangélicas como personas jurídicas de derecho religioso, colocan la influencia de la religión en el centro del debate político nacional.

Este movimiento argentino reciente ocurre en paralelo a tendencias observadas desde hace décadas en toda la región. Grupos evangélicos, que tradicionalmente estaban alejados de la esfera pública, pasaron a ejercer fuerte influencia en procesos electorales y en la elaboración de políticas públicas, creando el llamado “voto evangélico”.

Esta inserción política se caracteriza por un ethos autoritario centrado en la figura del líder fuerte, por posiciones conservadoras en temas sociales y por redes religiosas que funcionan como bases electorales organizadas. En Brasil y Bolivia, y ahora de manera incipiente, pero acelerada, también en Argentina, estos grupos amplían su presencia parlamentaria y su influencia en cargos ejecutivos, polarizando debates sobre derechos civiles, laicidad e inclusión social.

A efectos de simplificación, el término “evangélico” será utilizado en este texto para describir religiones protestantes cristianas pentecostales y neopentecostales.

No se trata solo de religión

El avance político de los evangélicos no puede interpretarse únicamente como expresión de fe o movilización espiritual. Involucra intereses económicos, disputa cultural y construcción de poder.

Muchas iglesias pentecostales y neopentecostales se estructuraron como verdaderos conglomerados de comunicación, con radios, canales de TV, editoriales y fuerte presencia en redes sociales. De este modo, son capaces de construir no solo fieles, sino también comunidades políticas disciplinadas y movilizables.

La fusión entre fe y política ocurre mediante una narrativa que desplaza los conflictos sociales del plano estructural al moral. En lugar de discutir distribución del ingreso, derechos sociales o regulación del mercado, el debate gira en torno a temas como sexualidad, disciplina individual, “familia tradicional” y combate a supuestos enemigos internos.

Se trata, por lo tanto, de una despolitización estratégica que favorece a la derecha neoliberal, al neutralizar el análisis de las desigualdades y reforzar la noción de responsabilidad individual como explicación universal para el éxito o el fracaso.

Pobreza, abandono estatal y el terreno fértil para el avance evangélico

El crecimiento de la influencia evangélica en la política latinoamericana está ligado a la ausencia histórica de políticas públicas para las poblaciones más pobres. En regiones marcadas por la precarización del trabajo, la violencia urbana, la falta de acceso a la salud y la disolución de redes tradicionales de solidaridad, las iglesias pentecostales y neopentecostales ocuparon un vacío que el Estado abandonó deliberadamente o nunca ocupó.

En los barrios periféricos, villas, favelas y asentamientos, estas iglesias ofrecen lo que los gobiernos, especialmente los neoliberales, dejaron de garantizar: comunidad, apoyo emocional y material, redes informales de protección, sentido de pertenencia y una narrativa de superación personal para enfrentar el desamparo social.

Al ser acogidos en la iglesia, los fieles terminan incorporando también el discurso moral y político de los pastores, que con frecuencia responsabilizan al individuo por su propia pobreza y legitiman proyectos autoritarios en nombre del orden, la disciplina y la “restauración moral”.

Por lo tanto, no es coincidencia que el avance evangélico sea más fuerte en países donde el desmantelamiento de las políticas sociales fue acelerado por programas de austeridad, como en Brasil bajo Temer y Bolsonaro, en Chile en el período posdictadura, en regiones en crisis de Colombia y Centroamérica y, más recientemente, en Argentina bajo Milei.

Evangélicos y la derecha: una alianza estructural

Gran parte de esta dinámica política no nace en América Latina, sino que es importada. Iglesias y fundaciones estadounidenses, muchas de ellas vinculadas al Partido Republicano, exportan a la región estrategias de guerra cultural, campañas contra el aborto, retórica anticomunista y modelos de comunicación masiva.

Así, la cercanía entre sectores evangélicos y la derecha política es una alianza construida a lo largo de décadas, en la cual la derecha encuentra en las iglesias pentecostales una base organizada, disciplinada y con enorme capilaridad territorial.

Los pastores, por su parte, pasan a contar con protección institucional, exenciones fiscales y acceso privilegiado al Estado.

Esta convergencia se expresa en dos pilares principales:

  • Una moral conservadora centrada en la idea de orden, obediencia y combate permanente a supuestos enemigos culturales.
  • Un programa económico neoliberal que desresponsabiliza al Estado y transfiere al individuo, y por extensión a la Iglesia, la tarea de sobrevivir en un mercado cada vez más precario.

La visita de Franklin Graham a Argentina es una expresión clara de esta articulación. Eventos con gran cantidad de participantes, mensajes anti-LGBTQIA+ y antiaborto, reuniones en palacios presidenciales y alianzas con gobiernos de derecha son características de una ofensiva ideológica que atraviesa fronteras nacionales.

Religión al servicio del mercado

En el pentecostalismo contemporáneo, la teología de la prosperidad sostiene que la fe, la disciplina y la donación garantizan éxito material y curación espiritual. Este discurso se armoniza perfectamente con el neoliberalismo, que atribuye al individuo la responsabilidad total por su situación social.

De esta forma, la pobreza deja de ser una injusticia para convertirse en una falla moral; la desigualdad deja de ser un problema colectivo para transformarse en una prueba de fe; y el Estado deja de ser un garante de derechos para convertirse en un obstáculo a las “oportunidades” individuales.

En este ambiente simbólico, la idea de líderes políticos como figuras mesiánicas y “elegidas por Dios”, autorizadas a castigar enemigos y destruir instituciones que representarían la decadencia moral de la nación, se fortalece.

El desafío de la izquierda latinoamericana

La politización conservadora del movimiento evangélico representa uno de los mayores desafíos para la izquierda en la región. No se trata de enfrentar la fé, sino de comprender las estructuras de poder, financiamiento, comunicación y moralidad que operan por detrás de ella.

Mientras no exista una disputa por ese imaginario, con lenguaje accesible, inserción territorial y propuestas concretas que hablen de la vida cotidiana en las periferias, millones de personas seguirán siendo capturadas por discursos autoritarios que usan a “Dios” para justificar proyectos antidemocráticos.

Argentina empieza a vivir el aceleramiento de la influencia evangélica, pero aún tiene la oportunidad de impedir que esta dinámica se consolide como fuerza hegemónica. Esto exige fortalecer la organización, debatir la necesaria superación del estadío meramente electoral de la unidad de la izquierda, construir una alternativa de poder para reconstruir políticas públicas orientadas a las mayorías y reconocer que la defensa de las libertades democráticas requiere enfrentar directamente la instrumentalización de la fe como herramienta de poder y control social.

Marcela Gottschald

Otras noticias

Somos un medio de y para los trabajadores
No tenemos pauta ni aportes de empresarios

Si valorás nuestra voz, sumate a bancarla

Colaborá con nosotros