Milei intenta relanzarse. Prueba un Gabinete en crisis y acelera un acto partidario para recuperar control

Con el Gobierno atravesado por tensiones internas, improvisación y fugas de poder, el presidente Javier Milei encara un intento de relanzamiento político mientras pone a prueba un Gabinete desordenado y fragilizado por renuncias, filtraciones y conflictos entre facciones libertarias.

Cambios forzados y señales de debilidad

El debut de Alejandra Monteoliva en Seguridad —tras la salida abrupta de Patricia Bullrich— y la llegada del militar retirado Carlos Presti a Defensa exponen la incapacidad del Gobierno para sostener a sus propios ministros.

El reemplazo de Luis Petri por Presti, primer uniformado en el cargo desde la vuelta de la democracia, es un giro riesgoso y expresa una militarización simbólica del gabinete, presentada como profesionalización, pero vista por algunos sectores como un intento desesperado de Milei por proyectar autoridad.

Los movimientos no responden a un plan, sino a la fragmentación interna y a la dificultad del Presidente para consolidar un equipo estable.

El Consejo de Mayo, convertido en un campo de batalla

El llamado “Consejo de Mayo”, del que tanto se llenaba la boca el presidente, terminó siendo un foco de conflicto: filtraciones de documentos, peleas de poder y reuniones suspendidas dejaron al descubierto el desorden estructural del oficialismo.

Milei, lejos de contener la crisis, optó por reforzar su círculo más reducido y delegar a Manuel Adorni la improbable misión de ordenar ministerios que funcionan sin coordinación ni estrategia común.

Relanzamiento partidario: operativo maquillaje

En paralelo, Karina Milei acelera la organización de un acto masivo en provincia de Buenos Aires para “relanzar” La Libertad Avanza.

El evento busca mostrar fuerza, pero puertas adentro se interpreta como un intento de maquillar la pérdida de cohesión y el retroceso territorial de un espacio que nunca logró consolidarse como partido real, y que sigue siendo afectado por el avance en la causa Libra y ANDIS.

El oficialismo apuesta a una foto multitudinaria para compensar la caída de imagen y la incapacidad de aprobar reformas sin depender de acuerdos forzados con gobernadores que desconfían del rumbo económico.

Negociación a contrarreloj

Con el recambio legislativo del 10 de diciembre como deadline político, Milei se mueve entre presiones y urgencias. Necesita votos para sostener su agenda y un gabinete capaz de ejecutar políticas que hoy solo existen en papeles y conferencias.

Pero las disputas internas, el desgaste de figuras clave y un clima de incertidumbre crecente ponen en duda que este “relanzamiento” alcance para revertir un año de gestión errática, retrocesos y pérdida de apoyos.

Un relanzamiento que nace condicionado

Intentar ordenar el gobierno desde adentro mientras se construye un aparato partidario hacia afuera podría ser la apuesta final de un Presidente que necesita mostrar control, aunque sea solo en superficie.

Si el oficialismo no logra frenar la descomposición interna, este relanzamiento corre el riesgo de convertirse en otra puesta en escena vacía.

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