Este articulo fue extraído del sitio web de la Liga Internacional Socialista
El Estado sionista está afectado por tensiones entre sus horrendos componentes. Pero no deja de matar ni de agredir en Gaza, Cisjordania y en países vecinos. El pacto de Trump con Israel es una trampa anti Palestina. Sostengamos la solidaridad movilizada y levantemos en alto las banderas de una Palestina libre, del río al mar.
Facciones del horror tensionadas
El 3 de noviembre, el presidente israelí Isaac Herzog advirtió en un acto que el país “está de nuevo al borde del abismo” debido a la “crispación interna”. Señaló la existencia de una división social, verbal y física que se expresa en amenazas y episodios de violencia contra cargos públicos, jueces y fuerzas de seguridad, tanto en las redes sociales como en las calles. Además, evaluó que no es sólo una crisis política y de gobernabilidad sino también una amenaza estratégica a la cohesión institucional y social.
Hace tiempo que hay indicadores de fisuras. Durante el genocidio hubo reclamos por la corrupción y para lograr acuerdos que liberaran a los rehenes; sin embargo, esos reclamos no llegaron a cuestionar el proyecto del Estado sionista que es la base de todas las violencias. Y el 30 de octubre se manifestaron cerca de 200.000 ultraortodoxos (haredíes/jaredíes) contra el servicio militar obligatorio ya que consideran que su aporte no pasa por los uniformes y las armas sino por estudiar la Torá y llevar una vida religiosa. Insistieron en que su protesta no se dirige “contra los soldados”, sino contra el trato con el que se sienten señalados: “Nos tratan como parias y como criminales”. La teocracia fundamentalista rabínica, que se considerara una élite elegida y superior, es cuestionada por sectores sociales que perciben la existencia de desigualdades con relación a las obligaciones militares.

El primer ministro, Benjamín Netanyahu intenta resolver el diferendo entre sionistas con una ley que modifique el régimen de alistamiento, consciente de que necesita conservar el apoyo de los ultraortodoxos -Shas y Judaísmo Unido de la Torá- o podría quedarse sin sostén político. El ambiente político y social está cargado de acusaciones cruzadas por dudas sobre la “seguridad total”, el freno al avance genocida para la ocupación total de Gaza y el armamento de Hamas.
Mientras se pelean, torturan, legislan y ejecutan más muerte
El 3 de noviembre, Israel detuvo a Yifat Tomer-Yerushalmi, abogada y exfiscal militar, tras la filtración de un vídeo que mostraba violentos abusos de soldados reservistas contra un preso palestino en la cárcel de Sde Teiman. La violación de los derechos humanos es una práctica permanente del sionismo desde 1947. El 4 de noviembre, una comisión de la Knesset (Parlamento de Israel) avanzó con un proyecto promovido por la extrema derecha para aplicar la pena de muerte a “terroristas” que asesinen a ciudadanos israelíes. El padrón de “ciudadanos israelíes” incluye a los colonos en Cisjordania y a los soldados que ejecutan el genocidio en Gaza. A la vez, el régimen tiene una visión que engloba como “terroristas” a los palestinos civiles -hombres, mujeres y niños-, a los árabes y a los activistas solidarios de otros países En manos del sionismo, la pena de muerte será otro instrumento “legal” asesino aplicable a cualquier persona que enfrente a los agresores o los critique.
No te olvides de Cisjordania
La Knesset también aprobó en forma preliminar la anexión de Cisjordania lo cual, más allá de las críticas -que incluyen a Trump por sus promesas a los árabes- y limitaciones para su concreción, avanza bajo la forma de un hostigamiento permanente de los colonos y las FDI a los palestinos. Les destruyen los cultivos, les diezman los rebaños y les impiden el acceso al agua, forzando la paralización de la actividad agrícola tradicional en vastas zonas. Las agresiones llegan a tal punto que la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU documenta más de 3.000 ataques en los últimos dos años, y 1.000 solo en 2025, muchos dirigidos contra agricultores palestinos durante la temporada de cosecha. Las pérdidas económicas resultantes estrangulan la capacidad de las comunidades locales para sostenerse y empujan a desplazamientos forzados en lo que constituye otra herramienta para la limpieza étnica. De esta forma, los asentamientos ilegales han crecido sin que la Autoridad Palestina haya hecho prácticamente nada.

Al salvataje del plan y en busca de legitimación internacional
El 22 de octubre, el vicepresidente de EE. UU., J. D. Vance, viajó a Israel en un intento por rescatar un alto el fuego ya vulnerado en Gaza y para apuntalar el acuerdo promovido por Trump, que retoma los Acuerdos de Abraham y persigue una alianza regional más duradera. Ya se verá si el plan imperialista se impone total o parcialmente o estalla, mientras tanto, Trump intenta consolidar la injerencia y la presencia de EE. UU. en la región.
Trump impulsa una iniciativa para que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe el despliegue de una fuerza militar internacional en Gaza con el fin de instaurar un mandato de intervención y garantizar la seguridad, obviamente de Israel. El borrador del que se habla propone que la fuerza militar actúe desde enero de 2026 hasta finales de 2027, con opción de extensión.
No se trata siquiera de la injerencia “disimulada” de los conocidos Cascos Azules, que en múltiples ocasiones han servido para consolidar el avance de los agresores bajo la mascarada de una “misión de paz”. La propuesta contempla una fuerza activa, con autoridad para imponer la ley imperialista y sionista y formar parte de una transición política mayor. Los militares provendrían de distintos países -ya ofrecieron tropas Indonesia, Azerbaiyán, Egipto y Turquía, entre otros-, y actuarían en coordinación con una junta de “paz” que Trump propone presidir. Entre sus tareas figurarían el entrenamiento de fuerzas palestinas colaboracionistas y la supervisión de la destrucción de infraestructuras militares o “terroristas”.
Revolución socialista y Palestine libre, del río al mar
Ante este panorama, reafirmamos los alcances de la declaración internacional “Por una Palestina libre del río al mar. No al acuerdo tramposo de Trump e Israel”, firmada por la Liga Internacional Socialista (LIS) y la Liga por la Quinta Internacional (L5I). Denunciamos a Israel como violador serial de acuerdos no solo en Palestina sino también en Líbano, donde recientemente desconoció los términos del cese de hostilidades firmado con Hezbolá en 2024, al protagonizar una incursión militar en el sur que dejó el saldo de cuatro “terroristas” muertos según sus propias informaciones.
Sostenemos que es necesario mantener la organización y la movilización solidaria con Palestina y que la única vía para alcanzar la paz, una vida socialmente digna y libertades democráticas consiste en derrotar al Estado de Israel y a sus cómplices: ¡Fuera Israel de Gaza, Cisjordania y Palestina! ¡Fuera los imperialistas de Medio Oriente! No será una tarea sencilla ni exclusiva de los palestinos; exige la movilización de la revolución socialista en todo el Medio Oriente contra los gobiernos traidores y por la instauración de una Palestina libre, del río al mar.

Por Rubén Tzanoff



