En un salón Blanco colmado de simpatizantes y funcionarios, Manuel Adorni juró como nuevo jefe de Gabinete. Horas después el presidente emprendió su decimocuarto viaje a Estados Unidos, con escala en Miami, donde buscará reforzar su relación con el partís norteamericano, y captar inversiones en el American Business Forum.
El ex vocero, que había sido electo legislador porteño en mayo, incumplió su promesa de asumir esa banca, generando cuestionamientos sobre las prácticas que el mismo gobierno suele criticar como “casta”. Su designación consolida el poder de Karina Milei dentro del llamado “triángulo de hierro“, marginando progresivamente a Santiago Caputo de posiciones institucionales clave. El movimiento se completa con la designación de Diego Santilli como ministro del Interior, otro fiel representante de la casta política de la tradicional, aunque su fecha de asunción aún no es clara.
Esta reconfiguración del gabinete responde a una necesidad concreta de Milei. Con un escenario totalmente distinto al que el gobierno tenía antes de las elecciones legislativas, el presidente busca optimizar su equipo para enfrentar la segunda etapa de su mandato. Las reformas laboral, tributaria y previsional, junto con el Presupuesto 2026, requieren de muchos acuerdos con la oposición y los gobernadores. No casualmente, mandatarios peronistas como Osvaldo Jaldo de Tucumán y Raúl Jalil de Catamarca, ya han expresado su apoyo a la reforma laboral, mostrando las fisuras ya conocidas que existen en el frente opositor.
Mientras Adorni se instala en el despacho que ocupaba Guillermo Francos y comienza a definir su equipo, Milei inicia su decimocuarta visita a territorio estadounidense. Como en todos sus viajes, la agenda del presidente estará dominada por eventos con sectores conservadores y empresarios, por sobre reuniones oficiales. De sus catorce visitas, solo cuatro correspondieron a misiones de Estado, mientras el resto se repartió entre cumbres de la CPAC, recepciones de premios y encuentros con figuras como Elon Musk.
La agenda en Miami incluye su participación en el America Business Forum, donde compartirá escenario con Donald Trump, Lionel Messi, María Corina Machado y otras personalidades variopintas. que incluyen más deportistas o jerarcas del capital financiero como Jamie Dimon, CEO de JP Morgan Chase, que recientemente pisó la Argentina. Posteriormente, el presidente se trasladará a Palm Beach para disertar en la cena de gala de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), otro bastión de la derecha estadounidense.
El viernes, Milei volará a Nueva York, para participar en un conservatorio sobre oportunidades de inversión en Argentina organizado por el Council of the Americas. Desde allí, el sábado viajará a Bolivia para asistir a la asunción de Rodrigo Paz Pereira, poniendo fin a un prolongado distanciamiento con el gobierno vecino. Este constante ir y venir a Estados Unidos evidencia la profunda sintonía que Milei busca mantener con el país del norte, particularmente en un escenario donde espera concretar el salvataje financiero gestionado por Scott Bessent.
Con las exigencias del FMI por la aplicación de las reformas estructurales y la presión por atraer inversiones, la imagen de Milei junto a figuras como Trump y líderes empresariales busca transmitir confianza a los mercados. Sin embargo, estos gestos contrastan con la realidad doméstica, donde el ajuste sigue impactando en amplios sectores de la población.

