Milei anuncia reforma laboral “flexible”. Castigo al trabajador bajo la máscara de crecimiento

El presidente Javier Milei presentó su plan de reforma del régimen laboral y tributario: elimina “trabas burocráticas”, flexibiliza contratos, permite remuneraciones en dólares y reduce derechos. Lo vende como motor de empleo, pero apunta directo al bolsillo y la estabilidad de los trabajadores.

Un anuncio hecho a medida del empresariado

Desde San Nicolás, en la sede de Sidersa, Javier Milei adelantó que desde diciembre impulsará una reforma laboral y tributaria con el supuesto objetivo de “dar previsibilidad a las empresas e incentivar la contratación formal”. El acto, rodeado de empresarios, fue la puesta en escena de un plan que busca rediseñar las relaciones laborales aún más a  favor del capital.

Milei sostuvo que los convenios colectivos podrán “adaptarse a la realidad productiva actual”, se digitalizarán registros para “reducir trámites” y se pondrá fin a lo que definió como “la industria del juicio”. En palabras simples, el gobierno avanza en una agenda de desregulación total del trabajo y debilitamiento del sistema de derechos conquistado por décadas de lucha obrera.

Cambios que apuntan al corazón de los derechos laborales

Entre las principales medidas se destaca la posibilidad de pactar remuneraciones en cualquier moneda, incluso en dólares, si ambas partes lo acuerdan. Esto implica abrir la puerta a salarios atados al tipo de cambio, sujetos a la volatilidad del mercado y sin garantía de estabilidad real.

Además, el proyecto contempla la creación de un “banco de horas”, que permitiría a las empresas reorganizar las jornadas laborales según sus necesidades estacionales. En los hechos, esto podría anular el pago de horas extras y precarizar la organización del tiempo de trabajo.

Por otro lado, el gobierno busca “adecuar” o directamente reemplazar los convenios colectivos de trabajo. Esto significa desarticular los marcos de protección que los sindicatos conquistaron en décadas de lucha, debilitando su poder de negociación frente al empresariado.

En materia tributaria, Milei anunció la eliminación de unos 20 impuestos considerados “entorpecedores” y una modificación del régimen de ganancias para las personas humanas. Una medida que beneficia principalmente a los grandes capitales mientras se sostiene el ajuste sobre los sectores populares.

Un discurso que oculta el ajuste

Bajo la retórica de “simplificación” y “modernización”, el gobierno esconde un nuevo capítulo del ajuste. La posibilidad de pagar salarios en moneda extranjera y flexibilizar los convenios colectivos no busca mejorar la productividad, sino bajar el costo laboral y debilitar la capacidad de defensa de los trabajadores.

El ataque a la denominada “industria del juicio” apunta directamente contra la Justicia laboral y la posibilidad de reclamar ante despidos o incumplimientos patronales. En nombre de la “eficiencia”, el Estado abandona su rol de garante de derechos, dejando a los trabajadores librados a la negociación individual con el patrón.

Riesgos y consecuencias sociales

Esta reforma amenaza con acentuar la desigualdad social y económica. Los sectores más precarizados serán los primeros en sufrir la pérdida de derechos y la incertidumbre sobre sus ingresos. Además, la medida busca debilitar a las organizaciones sindicales, al fragmentar la negociación colectiva y fomentar el individualismo laboral.

En un contexto de recesión, inflación persistente y salarios pulverizados, esta reforma funciona como el complemento ideal del plan de ajuste: abaratar el trabajo para sostener las ganancias empresarias.

La respuesta que se necesita

No se trata de “modernizar” el trabajo: se trata de disciplinar a los trabajadores y consolidar un modelo de desigualdad estructural. Frente a este intento de volver al siglo XIX, la respuesta no puede ser la pasividad.

Los sindicatos, las agrupaciones combativas y la izquierda deben convocar a la movilización y la organización desde abajo para frenar esta avanzada. Porque ningún “crecimiento” justifica la pérdida de derechos elementales.

La reforma laboral de Milei es la contracara del ajuste: el pueblo trabajador debe prepararse para resistirla en las calles, defendiendo cada conquista que hoy quieren borrar en nombre del mercado.

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