Triple feminicidio. No desaparecemos, nos asesinan

Morena Verri,  Brenda Loreley Del Castillo, ambas de 20 años, y Lara Morena Gutiérrez, de 15 eran buscadas desde el viernes. Ese fue el último día que su familia las vio con vida. Las buscamos entre todes, porque sabemos que no desaparecemos, nos desaparecen. Lamentablemente las noticias de hoy temprano daban cuenta de la aparición de tres cadáveres que fueron encontrados en una vivienda de Florencio Varela. Fue un triple feminicidio, el estado es responsable. Los únicos que se pasaron todos los pueblos son los que niegan la existencia del patriarcado, y fomentan la violencia machista. Paren de matarnos es un grito desesperado frente a la impunidad. Las asesinaron, las desfiguraron, las torturaron. Exigimos justicia por Morena, Lara y Brenda.

Los hechos narrados

Los tres cuerpos hallados este miércoles en una vivienda de Florencio Varela son de las tres chicas que estaban desaparecidas desde el viernes pasado en Ciudad Evita, en La Matanza: Morena Verri y Brenda Loreley Del Castillo, ambas de 20 años, y Lara Morena Gutiérrez, de 15. Lamentablemente las primeras investigaciones deficientes ponían el foco, en una ausencia voluntaria, “su trabajo”. Lo cierto es que la insistencia de la familia, y las movilizaciones en La Matanza lograron difundir esta búsqueda, que se masifico en manos del movimiento feminista y disidente.

Las tres jóvenes salieron de sus casas el viernes 19 de septiembre, en el Complejo 17 de Camino de Cintura en dirección a una sucursal de YPF situada frente a la rotonda. La última vez que se las vio fue cuando subieron a una camioneta blanca en ese lugar. Una cámara registró el momento en que subían al vehículo. Y a partir de ahí sus celulares apagados y ninguna noticia de ellas.

La presión movió como siempre los hilos de la investigación que logran dos sospechosos, y una declaración que los lleva hasta Florencio Varela. Una historia que empieza de a poco a rodar con implicancias de narcos y una red que explotaba el negocio sexual. Una historia que nos deja sin estas pibas, pero que puede ser una historia de muchas otras, de muchas de nosotras.

La familia esta destruida, y desesperada y convocaron a otra movilización en la Matanza con un pedido concreto: “No nos dejen solas”. “Lo único que pido es justicia por mi hija, que paguen todos lo que tengan que pagar. Me arrancaron a mi hija. Mi hija era una nena buena y no se merecían ninguna de estas tres chicas terminar como terminaron”, exclamó entre lágrimas Paula, la mamá de Brenda. Y tal como lo dicen las madres, abuelos y familiares, ninguna merece este final ni estas chicas ni ninguna de nosotras. Ni Una Menos surgió como bandera, como consigna frente a las cientos que año a año en nuestro país se cobra el machismo patriarcal. Hoy es una consigna mas desesperada frente a un estado que saco toda pequeña contención existente. El movimiento feminista sale a la calle frente a este triple feminicidio pero además de movilizar es necesario una agenda de lucha y debate sobre como lograr que el ni una menos pase de consigna a un sueño cumplido.

Los hechos que les importan

Por supuesto que los medios estaban muy interesados en describir como iban vestidas, cuales fueron los últimos momentos de las chicas y su trabajo como prostitutas. Como si esos elementos fueran no solo mas importantes que el triple feminicidio, sino que resultaran un sustento y una argumentación valida para semejante crueldad.

Por supuesto que en tiempos de Milei, muchas cosas obvias deben ser explicadas. Un sector empoderado de esta ultraderecha que gobierna pretende negar el debate sobre patriarcado, mientras diluye con justificaciones la violencia machista. No nos matan ni por la pollera, ni la blusa, ni el trabajo, ni lo que decimos. Nos matan por ser mujeres. Y por otro lado, a nadie le importa ni como vestía el asesino ni de que trabajaba. Es obvio que pegarles a las víctimas, de algún modo en cabeza de muchos, es bajarle el precio a este femicidio. Desde Juntas y a la izquierda somos claras, exigimos justicia no solo contra los responsables, sino también contra el estado, que disminuyó a cero lo que existía de ayuda en violencia de género, pero que además con un discurso de odio desde las instituciones, habilitan la violencia machista. Ya van 174 feminicidios en lo que va del año, y 262 intentos sobre mujeres que habiendo realizado denuncias no tuvieron ninguna contención, ni apoyo ni cuidado desde el estado y la justicia. Por eso son responsables directos de este triple feminicidio y de todos los acontecidos.

El feminismo no se pasó ningún pueblo, nos siguen violando, y matando

La entrevista floja o más bien nefasta de Rosemblat a Cordera puso en debate nuevamente un tema que un sector de la política había dejado entrever frente al ascenso de la ultraderecha y la llegada de Milei. El “feminismo se pasó”, “fue mucho”, “el poder de la llamada cultura de la cancelación era demasiado”.

Si recordáramos los dichos de Cordera, en aquel momento, justificaba la violación, porque a las adolescentes les gusta, las calienta, el no es en realidad un sí. Jamás pidió disculpas ni entendió esta habilitación absoluta sobre nuestros cuerpos. Hoy frente a este triple feminicidio es claro que la lucha del movimiento feminista no era exagerada, era un grito necesario frente a un patriarcado que toma nuestros cuerpos del modo que le parece. Mucho más sentido tiene en manos de un gobierno como el de Milei, que saco todo lo poco que había en materia de conquistas institucionales logradas por el movimiento.

Por supuesto que la vieja política deberá pensar porque Milei uso esas conquistas para construir y fortalecer su disputa ideológica, quizá basta decir que tener un Ministerio de la Mujer que no resuelve, sin presupuesto o con políticas que no bajan a territorio y en muchos casos es utilizado de forma oportunista, solo genera confusión y bronca en propios y ajenos. Exigimos políticas publicas verdaderas con presupuesto real, pero lo más importante es la batalla contra el patriarcado, que debe cuestionar este sistema que reproduce la miseria, la pobreza y la marginalidad. Ningún discurso feminista puede aceptar menos. Hoy pedimos justicia por estas chicas, pero necesitamos más que nunca un plan de lucha y un debate real sobre un feminismo que se pase no solo de pueblos, sino de países y quiera cambiar todo, transformar todo. Y lograr ni una menos realmente.

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