Distintos países, la ONU y la Unión Europea (UE) anunciaron el reconocimiento de Palestina con la estrategia de “dos estados”. ¿Qué implica esta decisión? ¿Por qué la toman? ¿Es la salida para lograr una paz justa y duradera? ¿Qué tenemos para decir los socialistas revolucionarios?
Reconocimientos de Palestina y rechazo de Israel
Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal anunciaron el reconocimiento de Palestina, también lo harían Francia y otros países europeos durante la Asamblea General de la ONU. El reconocimiento se debe al aumento de la presión popular en todo el mundo, con protestas masivas, condenas de organismos de derechos humanos y acusaciones de genocidio. Lo alimentan la crisis humanitaria en Gaza, la hambruna, los desplazamientos y bombardeos criminales.
Esto es lo que ha generado un desgaste político para gobiernos históricamente aliados de Israel, los está empujando a hacer gestos diplomáticos y a tomar medidas que, aunque parciales, antes parecían imposibles.
Netanyahu y su gobierno rechazaron los reconocimientos y los calificaron como un “premio al terrorismo”. Insistieron en que “Israel debe mantener control de seguridad total sobre todos los territorios al oeste del río Jordán”, incluyendo Cisjordania, y que no habrá Estado palestino tal como se plantea internacionalmente.
Multipliquemos las acciones unitarias por Palestina
La multiplicación de las acciones, huelgas y movilizaciones unitarias para detener el genocidio, la limpieza étnica, la ocupación de Palestina y exigir la ruptura de los gobiernos con Israel; son las principales tareas inmediatas de los revolucionarios. También es importante exigir la protección de la Global Sumud Flotilla en su derrotero hacia Gaza para intentar romper el bloqueo a la ayuda humanitaria.
Sin embargo, como los imperialistas vislumbran que la ocupación podría volverse “ocupación total” con la ofensiva sionista en curso, insisten en poner sobre la mesa sus propuestas para el futuro de Palestina. Esto hace indispensable intervenir en el debate con propuestas socialistas revolucionarias.
Una propuesta que ya se aplicó y fracasó
En consonancia con las declaraciones de la Unión Europea y algunos de sus gobiernos, los británicos justifican su decisión como un paso para “salvar la posibilidad de una solución de dos estados”.
La solución de “dos estados” ya se aplicó con los Acuerdos de Oslo de 1993-1995, cuando Yasser Arafat y la OLP firmaron con Israel el reconocimiento mutuo de sus existencias. Y ¿Cuál fue el resultado? Un autogobierno limitado de la Autoridad Palestina bajo ocupación, mientras Israel mantenía el control militar, las fronteras, los recursos hídricos y la expansión de asentamientos.
Reafirman el reconocimiento del Estado genocida
“Dos estados” también reafirma la existencia del enclave colonial, artificial y gendarme del imperialismo contra los pueblos árabes, impuesto como Estado de Israel en 1948. La historia ha demostrado que es imposible que el pueblo palestino conviva con un Estado genocida cuyo objetivo es exterminarlo y quedarse con sus territorios.
Los imperialismos proyectan un futuro injusto y opresivo
Además, ¿A qué Estado Palestino se refieren? Todo indica que a un puñado de kilómetros cuadrados en Gaza y otros en Cisjordania, separados los unos de los otros, dando por hechas las nuevas ocupaciones del último período. Y ¿Con qué poder? Quieren imponer un gobierno títere, débil y controlado, que no tenga nada que ver con la decisión de los propios palestinos.
El imperialismo norteamericano plantea la idea de un Estado “transicional” reducido, desmilitarizado, con fronteras fragmentadas, sin control pleno de sus territorios, con autoridad limitada de la Autoridad Palestina y bajo supervisión externa. Trump también quiere imponer el “negocio inmobiliario” de la Riviera Turística Gaza, a aplicarse para legitimar el control territorial con asentamientos, colonias, apropiaciones de tierra, propiedad inmobiliaria expropiada, expulsiones de población y desplazamiento interno.
Más allá de las palabras y cínicas lamentaciones, todas las propuestas imperialistas apuntan a un futuro injusto y opresivo para lo que quede de Palestina.
Consolidación de Israel como enclave colonial
Un placebo distrae de la causa real de la enfermedad y retrasa una intervención efectiva, ya que no ataca el origen de la situación. Es una metáfora útil para expresar que el “buen gusto de boca” que genera saborear que se reconoce a Palestina, se transforma en veneno en la medida que se digiere la política de “dos estados” planteada por los imperialismos y sus gobiernos.
Tres décadas después de la legitimación de los acuerdos de “dos estados” es evidente que le otorgaron al sionismo tiempo para profundizar la colonización, reforzar el bloqueo a Gaza, avanzar en anexiones de facto e ir por la ocupación total de Palestina. Es una política que no cuestiona la estructura de poder colonial, ni la lógica racial que subyace al proyecto sionista en su forma más agresiva sino que la consolida. Tampoco es una salida imponer un reaccionario Estado fundamentalista islámico como intenta Hamas.
Gobiernos regionales claudicantes
El avance del proyecto sionista no hubiera sido posible sin el apoyo de los imperialismos y la complicidad de los gobiernos, las dictaduras y las monarquías árabes que con sus claudicaciones y pactos tramposos reconocieron al Estado de Israel y normalizaron su existencia. La salida para Palestina y la región está indisolublemente ligada a impulsar la movilización, las acciones y las huelgas de los trabajadores y los pueblos contra sus gobiernos traidores.
Las “Primaveras Árabes” dejaron dos conclusiones: que es posible rebelarse por las necesidades y la heroicidad del pueblo trabajador movilizado y que, para triunfar, hacen falta nuevas direcciones consecuentes y construir fuertes organizaciones socialistas revolucionarias, tanto a nivel nacional como internacional.
Por una Palestina única, laica, no racista, democrática y socialista
El único camino para garantizar que exista un Estado Palestino y su pueblo no sea exterminado es la derrota del Estado sionista. Más allá de las condiciones que imponga el poderoso sionismo, es fundamental no abandonar la estrategia de una Palestina única, laica, no racista, democrática y socialista.
Un Estado único democrático implicaría desmantelar las estructuras de apartheid, eliminar los asentamientos, anular leyes discriminatorias, garantizar el retorno de refugiados y restitución de tierras expropiadas, entre otras medidas indispensables. Con el socialismo como eje, como sistema que apunte a la propiedad colectiva pública, al control democrático de los recursos, al fin de la explotación tanto de capital imperialista como del capital local.
Una Palestina libre del río al mar, en una región con paz justa y duradera, con derechos democráticos y sociales; solo puede lograrse con el triunfo de la Revolución Socialista en todo Medio Oriente.
Por Rubén Tzanoff