Netanyahu respondió a las protestas en Israel y a la disposición de Hamas a negociar proyectando una escalada criminal con la ocupación total de Gaza. La ofensiva genocida del sionismo exige una respuesta internacional fuerte y movilizada, y una salida de fondo: una Palestina libre del río al mar.
Protestas en Israel
El 17 de agosto el país se paralizó con una movilización que reunió entre 200.000 y 500.000 personas, desbordando las calles de Tel Aviv, Jerusalén y Haifa, además de concentrarse frente a la residencia de Netanyahu. Las consignas fueron: “¡Alto el fuego ya, que vuelvan los rehenes! ¡Las vidas por encima de la guerra!”. Las familias de los rehenes, junto a miles de trabajadores y jóvenes, fueron el motor de una jornada que profundizó las grietas internas del régimen israelí.
Hamas respondió con disposición a negociar un alto el fuego. Netanyahu acusó a los manifestantes de “traidores” y respondió con represión y encarcelamientos, como preludio de una nueva huida hacia adelante con la aprobación de la ocupación total de Gaza.
Aprobaron el plan de ocupación de Gaza
El 20 de agosto de 2025, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, aprobó un plan militar masivo para conquistar Ciudad de Gaza, autorizando la movilización de alrededor de 60.000 reservistas y la extensión del servicio de otros 70.000 por un período adicional de 30 a 40 días.
La operación, conocida como “Carros de Gedeón II”, contempla la evacuación forzada de casi un millón de habitantes de Gaza, en su mayoría civiles desplazados previamente, y la intensificación de bombardeos en barrios densamente poblados como Zeitoun y Jabalia. Las fuerzas armadas israelíes ya operan en los alrededores de la ciudad en lo que se plantea como una ofensiva terrestre gradual y devastadora.
Proyectan más barbarie y colonialismo
La aprobación del plan israelí para ocupar Gaza significa una nueva etapa de horror para el pueblo palestino. La movilización de decenas de miles de reservistas no es solo una maniobra militar: implica la intensificación del genocidio en curso, con más bombardeos sobre barrios densamente poblados, la expulsión forzada de cientos de miles de personas y el agravamiento de la hambruna y las epidemias bajo condiciones de asedio total. Esta ofensiva busca consolidar la colonización y la limpieza étnica. Es un plan de exterminio y conquista que no tiene nada que envidiar a los ejecutados por los nazis.
Complicidad de los gobiernos burgueses
Las grandes potencias imperialistas, los gobiernos burgueses de distintos países y los organismos internacionales al servicio del imperialismo han manifestado algunas críticas y hasta advertido con medidas. Sin embargo, la magnitud de su hipocresía crece a la par de los crímenes de Israel, ya que mantienen relaciones diplomáticas y comerciales, además de seguir enviando armas a los asesinos sionistas. También tienen las manos manchadas de sangre por cada palestino que muere bajo los bombardeos criminales y la ocupación, o que debe huir de su casa y su tierra para salvar la vida.
Hay que parar los crímenes sionistas
En todo el mundo, es necesario impulsar la más amplia unidad de acción en las movilizaciones: ¡No a la ocupación de Gaza! ¡Alto el fuego! ¡Fuera sionistas de Palestina! ¡Fin del bloqueo a la ayuda humanitaria! ¡Por la ruptura de relaciones de los gobiernos con Israel! ¡Boicot a los intereses colonialistas de Israel y del imperialismo norteamericano!
No hay salida a la situación actual sin derrotar al Estado de Israel y volver a las fronteras anteriores a 1948, año donde dio comienzo el martirio del pueblo palestino. Es falso que haya soluciones volviendo a aplicar la fracasada y tramposa política de “dos Estados” o aceptando los Acuerdos de Abraham firmados en 2020 para normalizar relaciones entre Israel, los gobiernos burgueses y las monarquías árabes.
Tampoco es salida un estado teocrático y sectario como propone Hamas. La derrota del Estado de Israel debe dar lugar a una Palestina única, laica, democrática y socialista, libre del río al mar, con derecho al retorno de todos los palestinos expulsados y abierta a decidir cómo convivir con la minoría israelí.
Esta perspectiva solo puede concretarse en el marco de la Revolución Socialista en Medio Oriente y una Federación de Repúblicas Socialistas Árabes.
Por Rubén Tzanoff