Los primeros meses del año en Venezuela han estado y siguen marcados por varios temas claves como son las sanciones de Trump, los anuncios de reforma constitucional, el decreto de emergencia económica, deportación de venezolanos migrantes por los Estados Unidos y su encarcelamiento por encargo en El Salvador, la continuación de las detenciones por motivos políticos o criminalización del activismo por el gobierno de Maduro, las desapariciones forzosas, la continuación de la política de “salario cero” para la clase trabajadora, además de las elecciones regionales y legislativas previstas para finales de mayo. Otra cuestión importante son las posturas adoptadas por las facciones de la oposición de derecha, que muestran importantes diferencias tácticas entre sí.
La etapa abierta a partir del 10 de enero y su marco internacional
Decíamos en comunicados anteriores que nos encontrábamos, ya de lleno, en un gobierno de facto, tras la proclamación presidencial sin las actas del CNE, lo que nos colocaba bajo un régimen sostenido mediante la represión del aparato militar-policial, el control autoritario de la casta burocrática y el manejo del Estado al servicio de la lumpen-burguesía emergente con la corrupción. Todo ello en un entorno geopolítico caracterizado por la hostilidad de Trump, después de un aparente “coqueteo” inicial, que desembocó en un endurecimiento de la presión norteamericana y una vuelta a la prioridad de las alianzas con China y Rusia, pero sin poder escapar realmente al condicionamiento de la producción y la venta del petróleo venezolano por los Estados Unidos. Pese a la retórica “nacionalista” lo concreto es una pérdida de soberanía real, al no poder contrapesar en la práctica el reforzamiento de las sanciones al país, tanto por el daño que éstas le produjeron como por los estragos de la burocracia en el aparato productivo y en las arcas de la nación.
La política del gobierno de Maduro-Militares-PSUV prolonga los peores tiempos de la etapa abierta con las sanciones económicas. El retiro de licencias para los negocios con Venezuela no solo abarca a la petrolera Chevron, que estaba siendo puesta al relevo de PDVSA, ante la debacle de la “corruptocracia”, sino que repercute sobre las relaciones comerciales de Venezuela con otras naciones y compañías y vuelve a provocar la drástica caída de los ingresos del país agudizando las penurias del pueblo venezolano, mientras que Maduro lo toma de excusa para justificar y mantener muchas de sus medidas.
Trump no sólo agrede a migrantes que tenían la ilusión de mejorar sus vidas viviendo y trabajando en los EE.UU por lo invivible que se volvió Venezuela, sino que le hace la vida aún más difícil al pueblo de Venezuela.
Rechazamos estas sanciones que afectan principalmente a la población y que le sirven de excusa económica y política al gobierno para sus prácticas autoritarias y antiobreras.
La falta de transparencia, la discrecionalidad o arbitrariedad gubernamental en el manejo de los recursos, los ingresos y su distribución, impiden constatar con detalle hasta dónde llega el efecto de las sanciones económicas y hasta dónde la propia responsabilidad del gobierno. Pero en un país que ha sido víctima de un desfalco descomunal superior a su deuda externa, y además anterior y presumiblemente superior a las pérdidas por las sanciones, nos queda claro que las sanciones lo que han hecho es magnificar y empeorar un daño ya hecho, que además es continuado, contra la población.
Entreguismo y complicidad del “maricorinismo” con las agresiones de Trump a Venezuela
Al respecto, denunciamos la complicidad de sectores de la oposición de derecha y proimperialistas, como el que encabeza María Corina Machado, que piden y apoyan sanciones más perjudiciales para el pueblo venezolano que para el gobierno mismo. Ofrecen a cambio de tumbar a Maduro la entrega del país a los Estados Unidos y a las transnacionales, incluida la continuidad de la peor explotación de mano de obra ultra barata que hemos conocido. En esto último no se diferencian demasiado de Maduro; sólo que María Corina Machado se inclina hacia los Estados Unidos, es aliada rastrera de Trump, mientras que Maduro apuesta pragmáticamente a quien le sirva para mantenerse en el poder y se ubica junto a los competidores de Washington. Pero ambos, Maduro y María Corina, representan a dos modalidades del capitalismo venezolano y a dos sectores que se disputan el poder en contra de los intereses del pueblo trabajador.
Una parte de la burguesía se acomoda y saca provecho de las políticas de Maduro
Hay, sin embargo, otros sectores de la clase patronal y sus políticos, que al no ver perspectivas para la salida de Maduro, se acomodan buscando recibir algún beneficio u optan por la coexistencia con el régimen para ir aguantando y aguardar tiempos más propicios, mientras tratan de sobrevivir políticamente (y económicamente) e ir ganando algo de terreno, como son los Rosales y los Capriles, entre otros por el estilo, que procuran aprovechar los resquicios electorales que les permitan figurar tras el último fraude gubernamental de las elecciones presidenciales de julio 2024.
Los impedimentos del sistema electoral viciado y de la represión
Marea Socialista manifestó en esas elecciones pasadas (junto a otras organizaciones de la izquierda opositora) que llamaba a votar nulo, al haber resultado imposible postular candidaturas que respondiesen a la clase trabajadora y a los intereses populares, debido a los impedimentos electorales, ilegalizaciones e inhabilitaciones. No lo hicimos porque seamos abstencionistas de por sí, pues a pesar de las dificultades, en otras ocasiones, intentamos participar, sin renunciar al derecho al voto, porque siempre hemos preferido aprovechar los reducidos márgenes democráticos para ayudar a llevar nuestra política al seno del pueblo. Pero, para nosotros, la participación en las elecciones es una herramienta para impulsar la lucha obrera y popular con objetivos anticapitalistas, de defensa de los derechos del pueblo explotado.
A Marea Socialista y a otras organizaciones de la izquierda opositora a este gobierno corrupto, contrarrevolucionario y autoritario, se les ha obstruido, impedido o prohibido arbitrariamente la participación electoral con voz propia. El gobierno, el CNE y el TSJ autorizan fácilmente a las franquicias políticas que negocian con Maduro, pero excluyen y atropellan a la izquierda que lo confronta y denuncian su mala parodia de “socialismo”, la usurpación de las banderas revolucionarias y la imposición de un capitalismo aún más atroz que el conocido en el pasado.
Frente a ello ha habido y hay algunos sectores de la izquierda anti madurista, que optan por apoyar a candidatos o candidatas de la burguesía, con tal de abrir supuestamente el camino para la “salida de Maduro” y eso lamentablemente les lleva a fortalecer las opciones de los explotadores y a renunciar al camino de la lucha por objetivos propios mediante la forja de la conciencia del pueblo explotado, la organización independiente y la movilización como clase, no supeditada a los políticos de los ricos empresarios o de los burócratas (también ricos).
Por todo lo anterior y con más razón luego de lo ocurrido con las elecciones de julio 2024 y con la autoproclamación unilateral de enero 2025, de nuevo consideramos que no hay garantías electorales ni democráticas, ni hay quien merezca nuestros votos entre los que se pueden presentar (o se les permite) con el actual panorama. Y no nos excluimos por nuestra cuenta, sino que hemos sido excluidos de la participación electoral por falta absoluta de garantías para ejercer el derecho, de respeto por las normas democráticas y por la voluntad de los electores.
No nos dejan otra alternativa más que la abstención electoral, lo que no significa para nosotros que renunciemos a la política, sino por el contrario, significa concentrar todos nuestros esfuerzos en tareas de organización, denuncia, formación y la lucha por los derechos, en todos los espacios sociales y de calle, apuntando a que eso nos permita contribuir a la construcción de una fuerza social y política de clase de los trabajadores y del pueblo, con independencia plena respecto a las direcciones políticas mencionadas, a la burocracia gubernamental y a los capitalistas, que aunque puedan “oponerse” al gobierno, se benefician de sus políticas anti obreras o las aprovechan, como lo demuestran al ser cómplices del mantenimiento de los salarios más miserables que se hayan sufrido en décadas de historia en el país, e incluso en comparación con los más deprimidos países de América latina y del mundo.
Nuestra tarea fundamental es resistir y reconstruir la fuerza social y política de la clase trabajadora
Nuestra tarea fundamental es la reconstrucción de las organizaciones autónomas de los trabajadores y del pueblo, alimentar su capacidad de movilización en torno a su propia agenda , y no de la que le marcan el gobierno o la oposición política de la clase empresarial.
En torno a esta tarea venimos avanzando con experiencias sostenidas de unidad de acción, como la que mantenemos con otras organizaciones de la izquierda opositora o progresistas y sectores clasistas que luchan. Un ejemplo de ello es el espacio denominado “Encuentro Nacional por la Defensa de los Derechos del Pueblo”, en el que convergemos con el Partido Comunista de Venezuela (PCV-Dignidad), la dirección histórica del Partido Patria para Todos (PPT-APR), el Partido Socialismo y Libertad (PSL) y Revolución Comunista. A su vez solemos converger en acciones unitarias con la Liga de Trabajadores Socialistas (LTS), con algunos sindicatos o movimientos laborales, con agrupaciones feministas, con comités que reclaman la libertad de los luchadores obreros y activistas presos… Si desarrollamos esta fuerza social y política estaremos en mejores condiciones para seguir avanzando, para seguir luchando por los derechos democráticos, económicos y sociales, y para aproximar el horizonte de un cambio político que empodere a la clase trabajadora y nos permita conquistar mejores condiciones de vida, en la perspectiva de conquistar un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que le quite las riendas a la burocracia y al capital y se encamine hacia las transformaciones necesarias en favor de las grandes mayorías.
La lucha por el salario ocupa un lugar central para mejorar las condiciones de vida e impulsar la movilización
Ponemos en estos momentos en primer lugar, la lucha por la defensa del salario, en contra los salarios de hambre y de semi esclavitud impuestos por el gobierno de Maduro-Militares-PSUV y las cúpulas empresariales, que violando la Constitución de manera pertinaz han implantado el “salario cero”, pues el salario mínimo lleva años a ese nivel y actualmente no supera los dos dólares (hasta menos con el indetenible declive del bolívar), mientras que la canasta alimentaria sobrepasa los 500 dólares y la básica sobrepasa los 1000. Con ello se desconoce y viola el artículo 91 la Constitución de la República bolivariana de Venezuela que establece como referencia del salario mínimo el costo de la canasta básica. Y si no hay salario, se pierden todos los demás derechos, o son menoscabados gravemente.
Rechazamos la adaptación de las burocracias sindicales a la agenda de los intereses empresariales, que apunta simplemente a bonos que ya paga el gobierno para que sean salario y a colocar así el monto del salario mínimo en apenas 200 dólares, que es menos de la mitad de la canasta alimentaria (sólo comer) y es menos del 10 % de la canasta básica. No admitimos que apelen a la excusa de las sanciones o a que tiene que haber mayor crecimiento económico o a lo consideran que es “realista” o “posible”, porque ellos nunca sacrifican las tajadas que les da la corrupción, ni las ganancias basadas en conversión total del salario en plusvalía (el salario no da ni para pagar el transporte al trabajo), ganancias netas para los capitalistas. Ya se cayó hace tiempo el cuentico de que el aumento de los salarios era inflacionario, pues hemos tenido hiperinflación con el salario congelado por años. El desfalco al país es tan brutal que el inicio de la “recuperación económica” tendría que comenzar por la expropiación de todos los que nos han venido robando de una u otra manera con los negocios sucios y con la corrupción. No desestimamos cualquier avance que se pueda lograr en el restablecimiento del salario constitucional, pero que sea sólo un paso en la lucha por alcanzar el cumplimiento de lo que es nuestro derecho y que no es negociable por consideraciones ajenas a lo que nos concede la Constitución aún vigente, pero que el gobierno quiere “reformar” para volar de sus artículos el 91 que tanto violan flagrantemente.
La reforma constitucional es para “legitimar” violaciones de derechos ya cometidas y para amparar las que vendrán
La reforma inconstitucional y el decreto de emergencia económica no tienen otro propósito que tentar contra nuestros derechos y dar apariencia de legitimidad a las violaciones que se han venido cometiendo y se pretenden continuar, enmascarándolo todo con los lenguajes engañosos que caracterizan a los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y del gobierno.
¡Ningún retroceso en los derechos ya ganados formalmente con la Constitución de 1999! No dudamos esa reforma serviría para tener más autoritarismo y más represión, más discrecionalidad en el manejo corrupto o elitista de los recursos nacionales.
Rescatemos la organización y la independencia política de clase
Rescatemos entonces la organización, la independencia sindical y política, forjemos democráticamente nuestra propia agenda de lucha sin que la supeditemos a la burocracia y al capital. Rescatemos la democracia sindical, coordinemos nuestras luchas y practiquemos la solidaridad entre los trabajadores como vía para la recuperación de nuestra identidad y de nuestra fuerza. Mediante la reconstrucción paciente y progresiva del tejido social de clase, preparémonos para poder contribuir a catalizar y encauzar exitosamente la irrupción del pueblo por el rescate de su libertad y de la justicia.
No sigamos a quienes nos proponen o nos imponen obedecer los dictados de la burocracia gobernante o de los millonarios dueños de las grandes empresas, de las transnacionales y de sus candidatos o candidatas de turno. Llamamos al pueblo que se opone a Maduro a romper con quienes hacen en Venezuela los mandados de Trump y que estrechan el cerco de miseria a los trabajadores y al pueblo venezolano. Llamamos a romper con quienes que hoy no muestran la más mínima sensibilidad por los venezolanos que se vieron forzados a migrar por el pésimo gobierno de acá y apoyan al presidente de los EE.UU que los expulsa como delincuentes y los manda a prisiones para “terroristas” en El Salvador (sobre esto nos hemos pronunciado en un documento anterior). Estamos hablando, entre otros, de la actitud que han mostrado María Corina y Edmundo González.
El tema de la migración venezolana
Denunciamos pues a María Corina por ser cómplice de Trump en sus medidas contra los venezolanos migrantes, así como denunciamos a Trump y a Bukele por practicar desapariciones forzosas, tráfico de personas, secuestro y confinamiento legal inocentes en cárceles, sin debido proceso y con irrespeto total de los derechos humanos, con mantenimiento de un régimen esclavista en las prisiones y comercialización del sistema judicial-carcelario.
Maduro también hace algo parecido con el sistema judicial, las policías y de las cárceles venezolanas, para perseguir y encarcelar ilegalmente a la oposición política, la crítica y la lucha social. Lo que le reclama a Trump y a Bukele, el mismo gobierno de Maduro lo incumple respecto a los derechos democráticos y humanos en nuestro país.
Saludamos las movilizaciones sociales en defensa de los inmigrantes en los Estados Unidos, no sólo como solidaridad, sino también como algo esencial para combatir el peligro autoritario y fascista en ese país, que viene amenazando al mundo entero, desmontando todo lo que se ha ganado en derechos, y que es cómplice del genocidio en Gaza, y los ataques a civiles en Yemen, entre otras fechorías.
La alternativa que necesitamos
Necesitamos una alternativa anticapitalista, antiburocrática y también internacionalista, porque la situación que malvivimos no la resuelve el mismo modelo cambiándole la pinta, y eso debe empalmar además con las luchas de la clase trabajadora y los pueblos a nivel internacional, porque la situación no tiene solución en un solo país sin tomar en cuenta el marco internacional, sin la resistencia global contra los poderes mundiales que nos oprimen. Por eso queremos fortalecer al mismo tiempo a Marea Socialista y mantener su ligazón con esa internacional de partidos revolucionarios que es la Liga Internacional Socialista (LIS). Por eso queremos fortalecer también a la izquierda opositora venezolana y abogamos por el abandono de las posturas de los sectores de izquierda que, pretendiendo apostar por un falso “mal menor”, apoyan a las derechas para intentar “salir de Maduro como sea”.
El camino es de conciencia e independencia política de clase, organización y movilización, con planes de lucha propios de los trabajadores y el pueblo, construcción de la herramienta política necesaria y alianzas de los de abajo para contribuir a superar el autoritarismo burocrático y la explotación capitalista en Venezuela.
Por Marea Socialista