martes, 1 julio 2025 - 08:37

Guerra Arancelaria. Tregua entre EEUU y China por 90 días

Estados Unidos y China, en un comunicado conjunto, anunciaron un impasse en la guerra arancelaria. Durante 90 días, estas dos potencias pondrán una pausa en su batalla comercial y los tributos impuestos a los productos importados bajarán de manera importante.

Luego de una cumbre realizada el pasado fin de semana en Ginebra, Suiza, tanto los enviados de Washington como los de Pekín, llegaron a un acuerdo para alivianar los efectos de este enfrentamiento comercial, que desde el 2 de abril viene afectando a la salud de la economía global.

Será el 14 mayo, la fecha en la que esta guerra arancelaria verá el inicio de una primera pausa. La cumbre encargada de discutir esta salida por el lado norteamericano fue encabezada por el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent y el representante de Comercio de EEUU, Jamieson Greer. La comitiva china, enviada a negociar este nuevo acuerdo, momentáneo, estuvo dirigida por el Viceprimer ministro, He Lifeng.

El 2 de abril, el presidente Donald Trump lanzó un intento de reestructuración en las relaciones económicas mundiales. El mandatario estadounidense denominó ese día como el Día de la Liberación, cuando decidió aplicar aranceles a todos los productos, provenientes en su mayoría de otros países, que ingresaran a Estados Unidos. Aunque posteriormente retiró dichas tarifas, los afectados siguieron siendo principalmente productos chinos.

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La respuesta del país dirigido por Xi Jingping fue en el mismo sentido, fijar aranceles a los productos estadounidense que ingresaran a su país. Como resultado de esta escalada, los aranceles impuestos por Estados Unidos alcanzaron un 145%, mientras que los chinos llegaron a un 125%.

Frente a este contexto de boicot permanente, que paraliza un comercio bilateral valorado en U$S 600.000 millones (según datos de 2024) y frena las cadenas de suministro a nivel mundial, se llevó a cabo esta cumbre en Ginebra.

Según declaraciones de Greer, Estados Unidos reducirá su tasa arancelaria sobre los productos chinos en un 115%, dejando la tarifa en un 30%. China también ajustó su tasa a los productos estadounidenses, dejándola en un 10%.

Tras la reunión, el secretario Scott Bessent afirmó en conferencia de prensa: “Hemos llegado a un acuerdo sobre unapausa de 90 días y bajar sustancialmente los niveles arancelarios. Ambas partes, en lo que respecta a los aranceles recíprocos, reducirán sus tasas en un 115%“. Además, añadió: “lo que había ocurrido con estos aranceles muy altos(..). era un embargo, el equivalente a un embargo. Y ninguna de las partes quiere eso. Queremos comercio. Queremos un comercio más equilibrado. Y creo que ambas partes están comprometidas a lograr eso”.

Por parte de China, He Lifeng, de manera más escueta, en una entrevista con Global Times, expresó: “se han dado pasos importantes para resolver las diferencias a través del diálogo y la consulta en igualdad de condiciones”.

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Los anuncios de Trump dieron inicio a un proceso de desorden y reconfiguración en la economía mundial. Luego de la medida del mes pasado, los mercados bursátiles se tambalearon durante varios días, al igual que el precio de algunas materias primas. Con este reciente acuerdo, se prevé la recuperación en varios valores financieros en las principales bolsas del mundo y en las monedas de varios países. Lo mismo ocurrió con algunos commodities, como el petróleo.

Este impasse entre Estados Unidos y China seguramente no será un escenario definitivo en sus relaciones. La disputa por la hegemonía imperialista continuará desarrollándose con nuevos cruces entre ambas potencias. Las políticas agresivas de Trump para intentar recomponer la posición estadounidense en la discusión geopolítica seguirán generando escenarios de conflicto, y las respuestas chinas, ya demostraron que no se harán esperar.

Sin embargo, este intervalo en el que descansa el conflicto refleja la situación en la que se encuentran estas dos fuerzas en pugna. Es decir, que, a pesar de todas las demostraciones de fuerza por una parte y por la otra, ninguna está dispuesta a dar un paso más. Sobre todo, porque salir de los límites de estos enfrentamientos comerciales podría derivar en un enfrentamiento directo, de carácter bélico y de escala mundial. Por lo tanto, esta guerra arancelaria, que hoy fuerza la puesta en marcha de estas negociaciones, en un marco de una especie de nueva Guerra Fría, podría ser un momento de preparación para la defensa de cualquier tipo de amenaza.

En principio, estos focos de conflicto solo profundizarán la desigualdad, especialmente en los países semicoloniales, debido a las políticas de sometimiento implementadas por las potencias en estos momentos de crisis. El desenlace de esta confrontación sigue siendo incierto, pero toda esta dinámica abona para conformación de un escenario mundial mucho más peligroso, con una profundización de las tensiones entre estas potencias.

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