domingo, 13 abril 2025 - 16:43

10 de abril. Tercer paro de la CGT durante la gestión libertaria

Durante esta jornada se lleva a cabo un cese de actividades por parte de la mayoría de los gremios nucleados en la central sindical.

El impacto de la medida

Este jueves se desarrolla la tercera huelga general de la Confederación desde la asunción de Milei. No funcionan trenes, subtes, taxis ni aviones, aunque los colectivos operan con normalidad. No abrirán los bancos ni las escuelas en algunos distritos, y los servicios de salud funcionarán con menos personal.

Las imágenes de las cabeceras ferroviarias, como Constitución, Retiro y Plaza Miserere, vacías de gente, así como las dársenas de colectivos desiertas, demuestran el alto impacto de la medida.

La acción tiene lugar luego de la multitudinaria movilización del 9 de abril en apoyo a los jubilados, lo que enmarcó la medida sindical en una jornada de lucha de 36 horas. La movilización no solo se llevó a cabo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sino que también tuvo réplicas en los principales centros urbanos del país.

Las razones detrás de la medida no son pocas: salarios y jubilaciones atrasadas, pérdida de empleo, desguace de puestos de trabajo en el sector público, paralización de la obra pública, incremento de la persecución y represión estatal, entre otras.

Sin embargo, uno de los elementos centrales que impulsó la protesta fue la violenta represión a los jubilados el pasado 12 de marzo. En esa ocasión, incluso hinchas de distintos clubes de fútbol acompañaron el reclamo de los trabajadores pasivos ante la ausencia de la CGT.

Esta situación dejó en evidencia la postura dialoguista de la central sindical, que hasta ese momento respondía mediante comunicados, sin tomar medidas concretas frente al plan de ajuste. Aquella presión fue el punto de partida para la convocatoria del presente paro.

Aun así, no todos los sectores participan de la medida: la UTA, liderada por Roberto Fernández, no se adhiere, lo que dificulta el acatamiento en sectores de trabajadores informales o precarizados. Se señala que los intereses vinculados a la obra social serían una de las razones por las cuales el gremio que nuclea a los choferes de colectivos no se suma a la protesta.

Desde la cúpula de la central confían en que esto no afectará la magnitud de la huelga, citando como ejemplo el paro del 9 de mayo, en el que también funcionaron algunas líneas de colectivo, pero igualmente se logró un alto nivel de acatamiento. Apuntan al trabajo de Abel Furlán y Horacio Otero, de la UOM, en la normalización de las regionales de la central sindical.

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La CGT no ha mencionado nada sobre la continuidad posterior al paro. En un contexto donde el Gobierno se encuentra debilitado, envuelto en múltiples escándalos, perdiendo control en el Congreso y haciendo malabares económicos para obtener el desembolso del Fondo, no existe una hoja de ruta clara para frenar el plan de ajuste y sus consecuencias nefastas sobre la vida cotidiana de los trabajadores.

Hoy más que nunca es necesario construir una nueva central donde la base decida, donde el sindicalismo combativo esté al frente, y donde el activismo que surge desde las luchas y pone el cuerpo sea protagonista. Donde prime la defensa de nuestros derechos por sobre el dialoguismo y la pasividad

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