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En el marco de lo que es el Meta Day, el evento de la empresa de la cual es presidente Mark Zuckerberg que se realiza este 12 de noviembre en el Palacio Libertad de Buenos Aires, Javier Milei dio un discurso -como es costumbre-bastante histriónico. Luego de hablar telefónicamente con Donald Trump, el líder libertario se dio el lujo de advertir que el republicano echó un ojo en él para recrear un modelo de campaña que lo puso nuevamente en la Casa Blanca. Un repaso sobre lo que dijo.
La motosierra, una nueva narrativa libertaria
Aunque parezca chiste, Milei cree que es el primer derechista del mundo, y también el primero de Argentina en aplicar un plan de austeridad que ajusta centralmente a los trabajadores. No contento con eso, se dio el tupé de decir: “En Estados Unidos ya se dieron cuenta y nos están copiando el modelo”. También agregó: “De hecho Elon Musk tiene conversaciones con Federico Sturzenegger para ver cómo desregular la economía estadounidense”. Y en el mismo sentido, ante la presencia de su hermana Karina, quien coordina la Marca País, sumó para culminar la idea: “El ´afuera´ y la motosierra son productos de exportación y parte de la marca país, así que atenta, Jefe”. Toda una muestra de exaltación, la misma que el triángulo libertario que conduce el gobierno manifiesta en las redes sociales desde el martes pasado tras conocerse la victoria de Trump.
Habría que recordarle a Milei, más allá de que sus trolls traten de negarlo con una abnegada militancia, que el segundo mandato del magnate republicano lejos puede estar de replicar algunas de sus políticas económicas. Tal vez en formas y con respecto al estilo del régimen puedan encontrarse similitudes; pero todo indicaría, producto del proteccionismo que prometió Trump, que estaría en las antípodas del plan aperturista que lideran el presidente y Caputo en Economía. Esta contradicción tampoco va a mostrar algún carácter progresivo de la economía que conducirá el ultraderechista del norte, pero será una contradicción producto del rol imperial de Estados Unidos y su guerra comercial con otras potencias, centralmente China, que seguramente impactará en la situación económica local. Los dichos parecen más un acting para usufructuar, mientras pueda, los frutos de un triunfo ajeno a su gobierno y mostrarse dispuesto a entregar todo, hasta “su marca”.
Revisionismo libertario
En el día de unas de las principales fintech, como lo es Meta, empresa que tiene entre otras plataformas a Facebook e Instagram, Milei se animó a hacer un repaso histórico para arrodillarse frente a Zuckerberg. El mandatario local dijo: “Hace 10.000 años descubrimos la agricultura, lo que nos llevó a organizarnos en sociedades más complejas” y añadió que esto se tradujo en un aluvión de desarrollo mediante el cual el hombre logró conquistar “el mundo entero”. Y a eso agregó: “La tecnología es la mayor muestra de las capacidades que tiene el ser humano, tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Cada innovación tecnológica es un paso más que ha dado el hombre para solucionar un problema, permitiéndose tiempo ocioso para resolver el siguiente”.
Todas estas frases que funcionan como una reverencia al capitalismo y centralmente a los magnates de las tecnológicas son una verdad a medias. Nadie discute el avance de los últimos 10.000 años en la humanidad ni muchos menos la utilidad de las invenciones e innovaciones tecnológicas. Lo que advertimos y denunciamos del libertario, es que omite la parte más importante. Todos los avances, sea cual fuere, lejos están de ser por obra y gracia de algún genio. Es el trabajo social, el que realizaron todas las clases oprimidas el fundamento de cada uno de los progresos tecnológicos que nos han permitido mejorar la calidad de vida. Sin embargo, otro de los retazos mayúsculos que hace Milei es que el avance de algo generado por la mayoría es usufructuado por un porcentaje muy reducido de la población mundial. Como una representación gráfica de esto, podemos decir que en el mundo de la inteligencia artificial, la gente sigue padeciendo hambre y revolviendo contenedores para encontrar algo que comer, una muestra explícita de la inconsistencia que tienen las “verdades libertarias” de Milei en medio de un mundo donde la barbarie también asoma por la lógica de la ganancia privada que propone el capitalismo.
¿Progreso y libertad de expresión?
Como si fuera poco lo mencionado, el presidente también se refirió al papel de las rendes ante los medios de comunicación tradicionales, centralmente a los canales de televisión. Sobre este tema mencionó: “Nunca hubo mejor momento para el ser humano de hoy, por más que los agoreros del mundo nos quieran hacer creer que el mundo se va al demonio”. Además, sumó en relación a las redes: “nos permite romper monopolios históricos, como por ejemplo el monopolio de la verdad” y apuntó hacia los periodistas: “llámese los micrófonos ensobrados”.
Mentiras, mentiras y más mentiras. O falacias como le gusta decir a Milei. Nadie niega el rol de los medios hegemónicos. Esos emporios, lejos de hacer periodismo, en los últimos tiempos se han convertido en máquinas para fabricar operaciones políticas en favor de distintos partidos, pero siempre de las variantes patronales. Tanto es así, que el nacimiento del libertario sucedió en los espacios que ahora tanto aborrece y con los periodistas que les disgustan. Nadie olvida los minutos de aire que tuvo en el prime time antes y durante la última campaña electoral.
Pero más allá de eso, las redes sociales como las de Zuckerberg y Elon Musk lejos están de ser la representación de la idea de libertad de expresión o libertad a secas. Empezando por el primero, el presidente de Meta fue el mismo que fue acusado, en 2015 de haber vendido los datos de miles de usuarios de Facebook a la empresa Cambridge Analytica, datos que usó aquella empresa para condicionar a los votantes indecisos en la primera campaña electoral que ganó Trump en Estados Unidos. También se supo luego que el mismo mecanismo ocurrió en Inglaterra para la votación del brexit, como también en procesos electorales de Latinoamérica. Más allá del uso, lo central de ese caso fue que Zuckerberg no se privó de ir contra los derechos de privacidad de cada uno de sus usuarios.
Del monopolio de la TV se pasó al monopolio de los datos. Con Musk y su red X, ex Twitter, sucede algo parecido. Demás está decir que el presidente actúa en este sentido por la relación que los líderes de las tecnológicas están mostrando al mundo con las variantes ultraderechistas que han empezado a emerger.