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Finalizadas las elecciones estadounidenses, ya comienzan las gestiones para que el presidente argentino se encuentre con el reciente ganador, Donald Trump. Apuros del oficialismo para consolidar una estrategia del gobierno argentino que busca presentar señales de solidez en su gestión hacia los mercados.
A dos días de finalizadas las elecciones del país del norte, Javier Milei, apresurado por conseguir un guiño de Trump, comenzó a organizar un nuevo viaje al país norteamericano, el séptimo en lo que va del año, para reunirse con quien será el 47° presidente de los Estados Unidos. El encuentro se realizaría en el marco de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CEPAC), la cumbre más importante de los conservadores estadounidenses. Karina Milei, junto con el nuevo canciller, Gerardo Werthein serían los encargados de coordinar el viaje para la próxima semana, puntualmente entre los días 14 y 16 de noviembre.
La algarabía del gobierno argentino por la victoria de los conservadores en las elecciones presidenciales de Estados Unidos tiene un objetivo importantísimo para está gestión. El tuit y el video de TikTok del presidente argentino felicitando a Trump por su victoria, o la decisión de que los funcionarios del gobierno nacional utilicen al día siguiente de las elecciones una prenda roja en referencia a la corbata de Trump, además de lo humillante que parecen estas señales, tienen un fin en concreto. A pesar del veranito financiero que atraviesa la gestión libertaria, Milei y su equipo económico son conscientes de que este momento no durará para siempre y los mercados necesitan señales para que esta confianza se extienda en el tiempo. Es por esto que una foto o un diálogo del presidente argentino, cuestiones que hasta ahora no ha podido concretar con el multimillonario estadounidense pueden llegar a abonar a los planes del gobierno argentino.
Desde hace un tiempo, una de las apuestas del gobierno, tal vez la más fuerte en la que se apoya esta gestión para conseguir las divisas necesarias frente a los vencimientos de deuda, es la enmarcada en la idea de que un mandato de Donald Trump beneficiaría a las negociaciones argentinas con el Fondo Monetario Internacional y con algunos otros usureros internacionales. Esta esperanza está fundada en una experiencia anterior, cuando Trump se encargó de que el Fondo le otorgue el desembolso más grande en la historia de esta institución al gobierno de Macri. El desenlace de esta estrategia no está para nada definido, la última reunión entre Caputo y el FMI no dejaron en claro el resultado de las últimas dos revisiones y tampoco demostraron alguna posibilidad de que se acuerde un nuevo programa.
Donald Trump asumiría el 20 de enero del próximo año, a tres meses de este acto y frente a las presiones que tiene este gobierno, los libertarios apresuran la concreción del encuentro Trump-Milei para al menos mostrar una especie de apoyo del próximo mandatario norteamericano.
Para los trabajadores y los sectores populares nada tiene de beneficioso esta reedición de las relaciones carnales con el país norteamericano, al contrario, sería una profundización en la sumisión de este gobierno frente a las necesidades del imperialismo yanqui. De concretarse o no la foto deseada por el presidente argentino, este continuará sumando millas aéreas en las próximas semanas para mendigar ayuda a costa de la entrega del país. Un viaje a Francia para encontrarse con Macron, la reunión del G-20 en Brasil y la visita de la mandataria italiana, Georgia Meloni al país son los puntos de color que el libertario tiene en su agenda.