martes, 19 noviembre 2024 - 08:44

Cambio en Salud. De la sartén al fuego

Otra crisis más en el gobierno de Milei y van… Al escándalo del veto al aumento a jubilados -asado en Olivos mediante-, la amenaza de veto al presupuesto universitario y la payasada de su viaje a los incendios de Capilla del Monte para hacer nada, ahora se sumó como frutilla del postre la renuncia del ministro de Salud, Mario Russo.

Para millones de trabajadores, desocupados, movimientos sociales, estudiantes, jubilados y jefas de hogar se va un ministro casi desconocido, pero después de un fuerte ajuste y reemplazado por un referente del sector privado, Mario Lugones. Pese a su perfil bajo, Russo apretó bastante el torniquete.

En su haber negativo Russo acumuló los casi 100 despidos en el Hospital Posadas, el único hospital que depende totalmente de su ministerio, y los paros del Hospital Garrahan cuyo financiamiento comparte con CABA (80% Nación y 20% CABA) con sus multitudinarias movilizaciones que jaquearon a la gestión producto de los salarios, que quedaron detenidos y estancados desde el 10 de diciembre de 2023 con la vista gorda de la burocracia sindical de UPCN y SUTECBA.

Pero si hay un verdadero desastre que marcó por completo su breve trayecto fue la última epidemia récord de dengue en todo el país. La vacunación y la prevención de esta enfermedad endémica que evoluciona con brotes epidémicos cada año mayores es muy necesaria para evitar el saldo de decenas de miles de infectados y su costo social, como así también su mortalidad que no es despreciable. Y justamente en este aspecto el gobierno nacional y el ministro Russo hicieron agua y mostraron la verdadera cara de la política sanitaria liberfacha, que tiene como una de sus estrategias la destrucción de la salud pública y avanzar hacia la privatización del sistema. El bajo índice de vacunación de los efectores y programas del gobierno nacional comparados con CABA y PBA fue uno de las cuestiones fundamentales que motivaron la renuncia de este ministro inoperante, quien además presenta un currículum también negativo, pues fue funcionario de segunda categoría de Scarsi, ministro de  Salud de la PBA en la gobernación de Vidal, uno de los peores -sino el peor- Ministerio de Salud  en la historia de la provincia.

Cierto es que el gobierno que amenazó con la aplanadora para salud y educación no avanzó tanto como prometía en la liquidación del “subsidio a la oferta” -léase gasto en los términos de la ideología ultraderechista de Milei- en salud, aunque logró una sustancial caída del presupuesto llevando la inversión en salud al nivel más bajo de la historia. Posiblemente esta caída del presupuesto y la amenaza real de un nuevo brote de dengue quizás mayor que el verano anterior, sin vacunas y con bolsillos vacíos, hizo tambalear y finalmente tumbó al ministro ajustador.

Es que precisamente para que el programa sanitario de Milei se cumpla hace falta una persona que sea capaz de liquidar la salud pública y para eso quién mejor que un hombre del “mercado” al que no le tiemble el pulso a la hora de ajustar, de liquidar programas de salud, de despedir trabajadores o negar aumentos salariales manteniendo a los trabajadores bajo niveles de pobreza como en el Posadas (además de totalmente precarizados), el Garrahan o los residentes nacionales que también pararon esta semana y seguirán en plan de lucha.

Por eso no podemos decir que Russo haya avanzado mucho en el plan macabro de salud libertario, pero sí podemos decir que luego de su salida las cosas van a empeorar. Mario Lugones es el hombre que viene a cumplir ese plan. ¿Y quién mejor que el dueño del Sanatorio Güemes para esta tarea? Lugones que regentea una de las clínicas privadas más grandes del país viene a hacer ese trabajo sucio. ¿Qué podría importarle la salud pública a este señor capitalista, mercader de la salud privada?

Ya sabemos que pasa cuando estos “operadores” del mercado se meten con la salud. Macri lo intentó con la CUS y fracasó. Ese mismo sistema hundió a varios hospitales en Colombia y otros países, llevando a la quiebra de los establecimientos sanitarios. Y sabemos que la “integración” de los subsistemas (medicina privada y prepagas, obras sociales) siempre perjudica al sistema público. Ya lo vimos en la pandemia con los “subsidios” de Alberto Fernández a las clínicas y sanatorios privados que embolsaron una gran masa de dinero “para sueldos y gastos en insumos contra el COVID” y dejó hospitales públicos más pobres, con menos presupuesto y trabajadores de la sanidad privada también más pobres. Y por supuesto todo el peso de la atención de la pandemia cayó sobre los hospitales públicos de todo el país.

Lugones y Milei seguro quieren “convencernos” por las buenas o por las malas, como quisieron convencernos a palazos y gases durante las jornadas contra las leyes ómnibus y bases, de que la salud va funcionar mejor con este miserable presupuesto, pero apelando a los “vouchers” u otra cosa similar. Seguro intentará privatizar sectores de los establecimientos de salud para que sus “amigos” capitalistas dueños de las prepagas, los laboratorios farmacéuticos y la industria médica puedan encontrar grandes negocios en los deteriorados hospitales públicos. Y es posible que no solo intente aplicar ese sistema con los dos hospitales nacionales y algunos más (Sommers, Inareps de MDP, etc.) sino que convencerá también a sus gobernadores aliados y no tanto para que lo apliquen en sus provincias. La fragmentación del sistema de salud podrá ser mayor pero el ajuste y la liquidación será para todos.

En Alternativa Salud/ANCLA estamos convencidos de que no hay posibilidad de salud para todos si se destruye la salud pública. Exigimos un plan de emergencia ante los desastres sanitarios que vive el país. Un plan de emergencia que contemple una partida presupuestaria extraordinaria para combatir todos los graves problemas de salud de la población, pero sobre todo que prepare al sistema para combatir la nueva epidemia de dengue que ya se está vislumbrando. Y también desde nuestra agrupación llamamos a todos a organizar y pelear para defender no solo el sistema público que tal como está tiene grandes problemas estructurales y un deterioro notable; sino también para luchar por un verdadero cambio: un sistema único de salud, público, estatal, gratuito, igualitario y universal, que junto con el sistema educativo lleve adelante la educación para la salud, la promoción y protección de esta y hospitales con dotación plena, con trabajadores con sueldos dignos actualizados según la canasta familiar y con plenos derechos.

Orlando Restivo

Dirigente de CICOP y Alternativa Salud

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