El 15 de agosto, la Cámara de Diputados aprobó la ley de financiamiento universitario con 144 votos a favor y 77 en contra, un revés para un gobierno abiertamente enemigo de nuestra educación. El 12 de septiembre, el Senado la ratificó con 57 votos a favor, 1 abstención y solo 10 en contra, provenientes de libertarios y macristas.
Ahora, el presidente Milei amenaza con vetar esta ley como ya hizo con la de movilidad jubilatoria, con el apoyo de su bloque libertario y sectores de la UCR.
Dinero para la SIDE, no para educación
El gobierno de Milei está profundizando el ajuste sobre los sectores más vulnerables, como los jubilados. No solo vetó un incremento de 17 mil pesos que hubiera sido un pequeño alivio en la crisis económica, sino que además reprimió brutalmente a quienes salieron a reclamar por sus derechos. La violencia estatal quedó expuesta en la represión, donde incluso una niña de 10 años fue gaseada, evidenciando la falta de sensibilidad social y respeto por los derechos humanos.
Mientras tanto, Milei desfinancia áreas cruciales como la educación y amenaza con vetar la ley de financiamiento educativo. Sin embargo, duplica el presupuesto para los servicios de inteligencia, revelando sus verdaderas prioridades: un Estado dedicado al espionaje y la represión, en lugar de atender las necesidades del pueblo. Estas decisiones muestran un gobierno que apuesta por el control social, en lugar de garantizar derechos básicos como la educación y la seguridad social.
El presupuesto 2025 que presentó Milei recorta el financiamiento a las universidades públicas, con un aumento de solo el 28%, claramente insuficiente frente a la inflación. En contraste, Milei propone duplicar el presupuesto de la SIDE, de $ 101.816 millones a $ 197.238 millones, fortaleciendo su aparato de espionaje y represión
La resistencia del movimiento estudiantil frente al ajuste y los recortes de Milei
La aprobación de la ley de financiamiento universitario no es resultado de diputados oportunistas, sino del esfuerzo y la movilización del movimiento estudiantil. La masiva marcha federal educativa del 23 de abril, en la que miles de personas salimos a las calles, dejó en claro que no permitiremos ataques a las universidades públicas. Esta lucha es crucial para defender la educación, en especial frente a las políticas de ajuste que buscan desmantelar el sistema educativo.
La ley de financiamiento universitario tiene como objetivo aumentar el presupuesto para el funcionamiento de las universidades y garantizar salarios dignos para docentes y no docentes, ajustados por inflación. Esto sucede en un contexto de ajuste brutal, donde los salarios son miserables y los presupuestos están congelados. Al mismo tiempo, el gobierno propone recortes drásticos en áreas esenciales como la ciencia y la tecnología: una reducción del 46.6% para el INTI, del 41% para el CONICET y otras áreas estratégicas.
Estas políticas buscan desmantelar sectores clave que garantizan soberanía y desarrollo, sectores que históricamente han resistido los modelos de saqueo que Milei intenta imponer. El presidente sigue priorizando la reducción del déficit fiscal, lo que en la práctica significa más recortes en jubilaciones, educación, ciencia, salud y asistencia social. Este ajuste beneficia únicamente al FMI y a los sectores privados, mientras que el pueblo sufre las consecuencias.
¡Vamos por una 2da marcha educativa, pero con un plan de lucha sostenido!
Ante este ataque, es imprescindible organizar la resistencia. La comunidad educativa —estudiantes, docentes, no docentes, científicos— debe articular una respuesta colectiva e independiente, ya que no confiamos ni en el Congreso, que se vende por cargos, ni en las autoridades universitarias, que levantaron la emergencia presupuestaria, ni en la burocracia sindical, que sigue sin convocar a un paro general. Mientras tanto, las nuevas conducciones del kirchnerismo y Patria Grande continúan demorando la organización estudiantil.
Debemos sacar conclusiones claras. La histórica marcha federal educativa del 23 de abril demostró que había fuerza suficiente para conquistar todas nuestras demandas presupuestarias y salariales para las universidades, la ciencia y los hospitales nacionales. Sin embargo, las direcciones estudiantiles vinculadas a Franja Morada y el PJ, en complicidad con las autoridades de la UBA frenaron el proceso, decidieron a espaldas de las mayorías y no le dieron continuidad.
Es fundamental que la movilización, que probablemente será el 2 de octubre, esté acompañada de un plan de lucha sostenido que continúe presionando hasta enterrar el veto de Milei y conquistar todas nuestras demandas. Para esto, es urgente exigir que los centros de estudiantes democraticen los espacios de debate y decisión, que convoquen a asambleas interclaustro en nuestras facultades. Si no lo hacen, debemos organizarlas por nuestra cuenta coordinando acciones que desemboquen en una gran interfacultades, donde todas las decisiones sean tomadas de manera colectiva.
Sumate a las comisiones y construyamos juntxs la segunda marcha universitaria. ¡La lucha es ahora!
Agustín Romero, estudiante de Ciencias Políticas de La Marea
Ariana Del Zotto, estudiante de Edición de TESIS XI