viernes, 22 noviembre 2024 - 06:49

Panorama económico: Recesión prolongada y futuro incierto. La economía en su laberinto

Este artículo fue publicado originalmente en la edición mensual de Alternativa Socialista, editada el 10 de agosto.

Según el gobierno los logros económicos son notables, un semestre de superávit fiscal, inflación menor de un dígito mensual y bajando, salarios que empiezan a ganarle a la inflación y la posibilidad de avanzar en la llamada Fase 3 del plan. La macro está en orden, diría Alfonsín. Visión que contrasta fuertemente con el aumento descomunal en la pobreza, la caída del consumo, la recesión prolongada con despidos, suspensiones, cierres de empresas y comercios, que percibimos el 90% de los argentinos. La pregunta del millón es ¿cuál es el futuro de este plan de ajuste? ¿Logra Milei la estabilización y el crecimiento o vamos a un estallido? ¿Hay alternativas intermedias?
A pesar del éxito político conseguido con la aprobación de la Ley Bases, que intentó refrendar con un emparchado Pacto de mayo en julio, el panorama político nacional no sólo sigue siendo de crisis, sino que parece complicarse semana tras semana. Por esa razón desde lo más alto del ejecutivo nacional bajaron hace semanas la orden de reforzar un discurso positivista sobre la marcha de la Economía. Lo vienen haciendo desde las redes sociales de los funcionarios del área, discursos presidenciales en ámbitos privados y medios de comunicación amigos, publicaciones oficiales del BCRA (donde sólo publican los datos positivos que les interesa), etc. El contenido de este discurso es simple: El plan económico avanza según lo previsto y tiene éxitos palpables. Siempre según el gobierno, lograron evitar una hiperinflación del 15.000% (dato incomprobable por contrafáctico), con la motosierra y la licuadora se alcanzó un superávit fiscal que lleva más de 6 meses (dato que no se registraba desde 2008) y la inflación, que pasó a ser el centro prioritario de Economía, viene bajando constantemente, ahora a niveles menores a un dígito. Como si todo esto fuera poco, dicen, en este mes de julio los salarios le empezaron a ganar a la inflación. Un panorama promisorio que sólo habita en la cabeza de la gente del gobierno. Ellos lo atribuyen a que la “macro está en orden” (frase que recuerda a la “casa está en orden” de Alfonsín, de trágico final).

Como suele pasar cuando uno se enamora de sus logros, sean reales o ficticios, el delirio se proyecta, continúa hacia futuro. Así, en los últimos días apareció la Fase 2 del plan traducida como emisión 0, para avanzar luego a decir que buscan llegar a diciembre con inflación 0 también y con una brecha cambiaria también 0. Cuánto hay de delirio o autobombo en esta visión, como mínimo muy sesgada de la realidad, y cuánto de probabilidad cierta, es lo que trataremos de dilucidar en esta nota.

La economía real: contracara de la visión gubernamental

Sin ánimos de ser catastrofistas, opinamos que el discurso de Milei y los suyos, tiene mucho de propaganda y autobombo y muy poco de científico. Los datos concretos a 8 meses de asumido el gobierno, algunos de los cuales veremos a continuación, muestran una economía en crisis, en algunos aspectos más profunda de la que recibió de Fernández/Massa y con serias dificultades para salir de la encerrona en la que se ha metido, producto de la aplicación de tan furioso ajuste sin medir las consecuencias.

  • Un ajuste brutal y empobrecedor: Más allá que reivindiquen la motosierra y la licuadora y en cada entrevista sostengan que “la motosierra vino para quedarse eternamente”, la verdad es que tanto el FMI, como la mayoría de los economistas burgueses le marcan al gobierno que el ajuste tiene límites, sobre todo temporales, y que no puede extenderse mucho más en el tiempo. El mentado y festejado superávit fiscal, conseguido a base de recortes y hasta eliminación de gastos, llevó a un aumento exponencial de la pobreza que pasó del 41% en 2023 hasta el 57% en enero de 2024, para “estabilizarse” en el 51%, con más del 60% en el sector infantil. El recorte, en vez de pagarlo la casta como sostenía en campaña, lo sufrieron los jubilados en primer lugar (aportando el 29% del total de la reducción del gasto), luego la caída en la inversión real directa (14%), transferencias a las provincias y reducción de subsidios a la energía (ambas 13%) y hasta los salarios formales (7%). Por el contrario, tanto funcionarios (incluidos el propio Milei), como senadores, diputados y jueces, se aumentaron sus ingresos millonarios muy por encima de la inflación. Este ajuste se pagó no sólo en el empobrecimiento del 90% de la población, sino que además trajo aparejados tarifazos de hasta el 640% en el gas, en la luz, transporte, combustibles, etc., que aún hoy seguimos pagando. Se paga también en despidos y suspensiones por recortes en el Estado y por el parate de la obra pública, de la mano de la recesión, como veremos. En el aspecto político este ajuste ha logrado cambiar el humor social, con un salto en la bronca, con cada vez menor adhesión y expectativas en el gobierno y abandono de una base importante de sus votantes de 2023.
  • Recesión con inflación no para: Resulta ya trivial sostener que la Argentina está en recesión definida (2 trimestres consecutivos de retracción o retroceso de la actividad económica). El componente inflacionario, que si bien ha bajado sigue siendo muy alto (el 2024 terminaría con un 147% de inflación y con suerte el 2025 rondaría el 45%) se combina con la recesión constituyendo una estanflación que destruye sectores económicos y horada el poder adquisitivo de las masas a la vez. El propio FMI que en abril había previsto un retroceso para el 2024 del -2,8%, lo actualizó el mes pasado a -3.5% y recién esperaría un crecimiento para 2025 del 4-5%. Es decir que en 2026 estaríamos en los niveles de actividad económica de 2022 (ya que el 2023 también terminó como recesivo). Pero veamos los datos concretos que hacen más patente y entendible la magnitud de la crisis actual.
  • LA RECESIÓN INDUSTRIAL: Las Pymes (que constituyen el 70% del empleo en el país) cayeron 20,4% interanual (y acumulan un -19,2% en el semestre). Pero lo peor de todo es que analizado julio, también sigue cayendo un -3,1%. Es decir, la recesión no sólo es de magnitudes mayores a la de la pandemia, sino que lejos de una recuperación en V o en U como pronosticaba Caputo, continúa. La capacidad industrial utilizada en la producción es del 60% global (es decir el 40% está ociosa, haciendo más que improbable que haya inversión productiva, por más que se recuperara la actividad, lo que sucedería es la utilización de la capacidad ociosa en vez de nuevas inversiones). Los empresarios ante este panorama exigen reducción de impuestos, flexibilización laboral y préstamos blandos o subsidiados. Mientras tanto avanzan con despidos (más de 170.000 en los privados y 30.000 en el Estado) y las suspensiones.
    LA MAYOR CAÍDA DEL CONSUMO EN DÉCADAS: Las ventas mayoristas y minoristas (supermercados) se desplomaron. Los datos alarmantes de mayo, donde las ventas habían caído 9.7% interanual en los primeros 5 meses (y no crecían desde octubre de 2023 época de elecciones y plan “platita”), lo que llevó a los empresarios a solicitar una reunión urgente con el gobierno; es que en junio y julio siguió el derrumbe con un 18% interanual y la perspectiva de un agosto peor. También cayeron un 13,1% las ventas mayoristas y ni qué hablar de los Shoppings que cayeron en todas las categorías. Esta baja del consumo es la causa principal de la caída de la inflación que propagandiza el gobierno.
    La desconfianza del mercado: A pesar de haberles entregado la devaluación de diciembre, del ajuste brutal sobre los trabajadores y el pueblo, a pesar de las promesas de flexibilización laboral y reforma jubilatoria, el mercado sigue manifestando su desconfianza en el plan Milei, más concretamente, dudan que el plan sea sostenible en el tiempo. Esto es lo que reflejan los dólares financieros (MEP y CCL) y el blue con su brecha del 50% (recordemos que cuando Milei arrancó con sus medidas, luego de la devaluación del peso, era del 13%), pero también la caída de las acciones y bonos argentinos en el exterior, la caída de la bolsa local y el aumento del riesgo país a 1600 puntos. Todas reflejan esta desconfianza que marcamos y a la cual el gobierno intenta responder como veremos luego, por más que trate de minimizarla y aparentar calma.
    Otra vez faltan reservas: Mayo fue el último mes que el gobierno pudo acumular reservas líquidas en el BCRA, las complicaciones económicas que hemos marcado de profundización de la recesión, los pagos al FMI y la venta de dólares para mantener el tipo de cambio y tratar de bajar la brecha, llevaron a que hoy otra vez el BCRA esté sin reservas (algunos dicen que ya estaríamos con reservas negativas, igual que con Massa). El panorama tampoco es alentador porque ya se liquidó lo grueso del agro, y no estarían dispuestos a liquidar más si no hay una nueva devaluación. Como ya habíamos advertido desde estas páginas, es de libro que cuando se produce tal grado de ajuste, cae la actividad económica y por tanto la recaudación, se dificulta hasta lo imposible la acumulación de divisas. Las únicas alternativas son la inversión externa (que no llega por más viajes al exterior que haga Milei, fotos con Musk o Macrón incluidas) o bien con plata fresca que nos presten desde el FMI u otro (cosa que tampoco parece muy probable porque sostienen que ya le prestaron a Macri y así les fue; quieren cobrarse no prestarnos). El sueño de los 15.000 millones de reservas para liberar el cepo, por ahora parece sólo eso, un sueño.

¿Cuál es la perspectiva más probable?

Como ya mencionamos, el gobierno elige la estrategia del discurso positivista y la huida hacia adelante. En vista de todos los problemas que hemos mencionado, y otros que no abordamos aquí, y no pudiendo capitalizar aún ningún triunfo concreto político económico luego de la aprobación de la Ley Bases, Caputo, secundado por el presidente del Banco Central, anunciaron una supuesta Fase 2 del plan (la Fase 1 habría sido el ajustazo y la obtención del superávit fiscal) que consistiría en avanzar hacia la emisión 0; esto lo lograrían desactivando la bomba de tiempo que significaban los Pasivos Remunerados del BCRA (conocidos como Leliqs) y lo hicieron a pesar de la reticencia de las Asociaciones de Bancos, trasladando esa deuda al Tesoro que, al no poder él por sí mismo emitir pesos, automáticamente estaría garantizada la emisión monetaria por ese lado. Sin embargo, como vimos, a pesar de esta jugada los problemas económicos siguieron, la recesión se profundizó, la brecha con el dólar blue y los financieros no sólo no retrocedió, sino que se amplió al 50% y menos que menos apareció plata fresca. Las presiones de los grandes importadores para una devaluación se acrecientan día a día y hasta tuvo que anunciar algunas medidas para los importadores, como la de liquidarles los dólares necesarios para las importaciones: en vez de en cuatro cuotas, en dos cuotas, lo que lo pone en un brete financiero al no disponer de reservas líquidas, aunque tuvieron que anunciarlo porque la deuda con los importadores, sobre todo con las automotrices, seguía creciendo y también indirectamente presionaba sobre el valor del dólar financiero y generaba más presión inflacionaria.

Mientras Caputo y Milei siguen en busca de dólares frescos en el exterior, apareció la idea de una Fase 3 del plan, que consistiría en la eliminación tan buscada por los empresarios, del cepo. El problema que todos los economistas le subrayan es que para salir del cepo hacen falta reservas (siempre el propio Milei y hasta Caputo sostuvieron que esto era así, y el número que tiraban era de unos 15.000 millones de dólares). Ante la imposibilidad fáctica de acumular reservas por recesión, desconfianza de mercado, falta préstamos del exterior, etc. elaboraron la teoría reciente de que focalizándose en bajar la inflación a una tasa cercana a la pautada devaluación del 2% mensual frente al dólar, entonces no necesitarían reservas para levantar el cepo, ya que al no haber emisión monetaria y como los dólares se tienen que comprar con pesos y los impuestos se pagan con pesos también, la resultante sería que las transacciones se harían entre privados, comprando y vendiendo dólares por pesos sin que tuviera que intervenir el Estado (BCRA) y así la brecha iría bajando hasta hacerse cercana a 0. Lo extraño en lo que esbozan, ya que todavía no hay precisiones al respecto, es que esperan que en este juego de flotación entre ambas monedas, suceda que el dólar blue y los financieros bajen; es decir, se acerquen al dólar oficial. Digamos que esto no sucedió nunca en la historia del país, en general cuando la brecha se acortó o desapareció fue por una devaluación (ya sea previa como en el caso del gobierno de Néstor, en el cual había crecimiento económico, que no es el caso actual; o posterior como con Macri o Massa).

Esto trae muchas dudas en los economistas y suponemos que mayores dudas habrá en los mercados y grandes corporaciones, veremos. Otro elemento muy dudoso de este anuncio de Fase 3 es que tratan de normalizar el hecho que no son necesarias las reservas, por supuesto Milei lo dice a su estilo, de enérgica autosuficiencia, pero la realidad es que la totalidad de los países más importantes del planeta, incluyendo a los que más venera el presidente, son los que más reservas tienen en sus Bancos Centrales, empezando por EEUU, China, Japón, Rusia, Suiza y Alemania por dar sólo algunos de los ejemplos de los 10 primeros. En el marco de tener que hacer frente a una deuda externa con vencimientos cada vez más grandes de aquí a 2027 y sin ingresos propios por la recesión, no se explica cómo piensa hacer frente a estos vencimientos, que no sea a base de mayor ajuste por tiempo indeterminado.

Es por eso que, en nuestra opinión, tanto la Fase 2 como la 3 ahora anunciada, parecieran más respuestas apresuradas a la presión de los mercados y la urgencia de los problemas económicos, que un verdadero plan de estabilización a largo plazo. Así la perspectiva más probable no es hacia una recuperación económica con crecimiento y recuperación de salarios, incluso, si como sueña Milei consiguiera plata del exterior, aún ganando Trump, es más que dudoso que puedan llegar al país los 10.000 o 15.000 millones que pretende. Por lo que abrir la posibilidad de un fracaso del plan, con un salto devaluatorio y corrida del dólar y desestabilización de la economía, no está para nada descartado en este marco de crisis.

La salida es por izquierda

Desde el MST en el FIT-Unidad ya hemos manifestado muchas veces, y lo reafirmamos hoy más que nunca, que la salida a la crisis que vivimos desde hace décadas no puede venir de la mano de los que siempre nos gobernaron. Ya lo vivimos con el PJ y el kirchnerismo que, con un discurso aparentemente progresivo, terminaron endeudando al país, dejando 41% de pobres, desocupación y una inflación que superaba el 180% anual pulverizando nuestros salarios. Ni qué hablar del macrismo que, con su discurso liberal, profundizó todos los males del kirchnerismo y nos endeudó por más de 45.000 millones de dólares por los próximos 100 años. Ahora Milei, diciendo que habría que ajustarse para por fin despegar y ser una potencia, lo que ha logrado ya lo vimos: exponenciar la pobreza, paralizar la economía y delinear una perspectiva que aterra. Ellos tienen en común que, aun con matices, todos gobiernan para las grandes corporaciones y al servicio y control de FMI, disponiendo de todos los recursos del país al pago de la deuda y al servicio de las ganancias de las grandes corporaciones.

Nosotros proponemos lo opuesto, un plan económico alternativo, de emergencia y al servicio de las grandes mayorías populares. Puntualizamos sus primeras medidas.

  • Prohibición por ley de despidos y suspensiones. Expropiación bajo control obrero de toda empresa que cierre o despida. Reparto de las horas de trabajo y jornada de 6 hs sin reducción salarial para generar empleo genuino. Apertura de los libros de las empresas que aduzcan crisis. Reincorporación y pase a planta de los despedidos en el Estado.
  • Suspensión de todo pago de la deuda externa para acabar con esa sangría que en el último año se llevó U$S 12.000 millones sólo en concepto de intereses.
  • Nacionalización de la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales que lleva a que más de 20 mil MD se vayan anualmente y haya más de 300 mil MD de los capitalistas en el exterior. Con esto ya tendríamos dinero más que suficiente para encarar un plan de obra pública nacional y una masiva construcción de viviendas populares, lo que daría trabajo a más de 3 millones de trabajadores hoy desocupados, reactivaría la industria y solucionaría problemas como la falta de alquiler, por ejemplo.
  • Nacionalización de todas las empresas de servicios hoy privatizadas, bajo control social, para tener tarifas y transportes accesibles y servicios de calidad, fuera de los excesos de las empresas que acumulan hoy ganancias fabulosas.
  • Estos recursos alcanzarían también para un aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales actualizados según la inflación real. Son con medidas como éstas, en el sentido socialista, de transición, que empezaremos a salir de la crisis a la que nos han llevado tras tantos años y que ahora Milei quiere profundizar hasta extremos imposibles de tolerar.

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