Esta semana, los trabajadores de la universidad pública decidieron llevar a cabo un paro de 48 horas, una medida tomada debido a la insostenible situación que enfrentan. Los docentes universitarios perciben los salarios más bajos de todos los niveles educativos, encontrándose actualmente por debajo de la línea de pobreza.
Salarios de pobreza
¿Cómo se puede esperar que los docentes formen a futuros profesionales si sus condiciones laborales son tan precarias? Un ayudante simple, por ejemplo, recibe un salario bruto de apenas $150.000. Mientras los no docentes han sufrido una pérdida de valor adquisitivo de sus salarios de 55 puntos. A esto se suman la falta de fondos para la investigación científica, la precarización de miles de docentes ad honorem, la eliminación del FONID, las jubilaciones de miseria y la amenaza de declarar la educación preuniversitaria como servicio esencial, impidiendo así el paro como medida de lucha.
No se trata solo de empatía hacia los docentes y no docentes; es fundamental comprender que los mismos ataques que ellos sufren también afectan las condiciones de cursada de los estudiantes. Los paros resultan necesarios y deben ser apoyados para visibilizar el deterioro al que somete el gobierno autoritario y neoliberal.
Esta es la realidad que viven los trabajadores bajo el gobierno de Milei, mientras este se preocupa por homenajear a genocidas, saquear los territorios del país a través del RIGI y vaciar los comedores populares en un contexto en el que la pobreza supera el 60%.
El gobierno que decía venir a terminar con la casta es corresponsable del aumentazo de sueldos que intentaron realizar los senadores, para cobrar un monto de 9 millones de pesos, mientras aplica un recorte del 75% al presupuesto universitario. Se trata de un plan de destrucción de la universidad pública al servicio de una élite rica.
La lucha ha demostrado ser efectiva, como se vio en la reciente conquista de una nueva media sanción que actualizará los salarios respecto al IPC con cláusula gatillo. Sin embargo, mientras Adorni amenaza con vetar dicha ley, se debe mantener cero confianza en los mismos senadores que votaron la Ley Bases y que continúan apostando a la gobernabilidad mientras la ciudadanía paga las consecuencias del ajuste. Por ello, es fundamental redoblar la presión y rodear el Senado el día de la segunda media sanción.
El problema no es solo el gobierno
La marcha federal fue histórica, demostrando una gran fuerza en las calles. Sin embargo, las autoridades universitarias, que responden a radicales y peronistas con Gelpi-Yacobitti como rector y vicerrector, junto a los decanos de cada facultad y el Consejo Superior, acordaron garantizar sólo el aumento para gastos de funcionamiento, traicionando la lucha cuando más se podía ganar. Levantaron la emergencia presupuestaria y abandonaron el reclamo por salarios y por la investigación científica. Y ahora pretenden lavarse las manos con insignificantes declaraciones formales. Mención aparte merecen los spots que han lanzado. Transmiten un mensaje que separa a los docentes universitarios de la clase obrera, presentándose como una élite. Este enfoque ignora que los docentes y no docentes son trabajadores que, al igual que otros sectores, enfrentan las consecuencias de las políticas de ajuste y precarización laboral.
En algunos casos, incluso, sabotean el paro, como en la Facultad de Ciencias Sociales, lo cual es escandaloso viniendo de gestiones que responden a La Mella-Patria Grande, supuestamente el ala más progresista del peronismo. Mismo espacio cuyo brazo estudiantil, mirando las elecciones, se posiciona de manera oportunista a favor de la lucha para disfrazar de izquierda a estas gestiones que además aplican el autoajuste. Aún cuando en ninguno de los centros de estudiantes que hoy dirigen se pusieron a la cabeza de garantizar una lucha consecuente contra todo el plan de este gobierno reaccionario.
Y más allá de las falsas polarizaciones que se quieren instalar en medio de la campaña electoral, Franja Morada-Nuevo Espacio, la UES, peronistas y kirchneristas, han jugado el mismo rol. Ser el chaleco de fuerza a la enorme potencia que demostró tener la comunidad educativa cuando se organiza y sale a las calles, vaciando asambleas y cerrando todo espacio de participación posible. ¿Cómo pueden pretender representar a los estudiantes si no luchan por sus derechos?
¡VAMOS POR UNA NUEVA MARCHA FEDERAL!
En este momento, la disyuntiva es clara: esperar mientras avanza la motosierra, o unificar la lucha con una nueva marcha federal. Las burocracias que hoy dirigen los centros de estudiantes ya nos han hecho esperar suficiente. La única manera de asegurar una lucha consecuente que refleje los intereses reales del estudiantado es con centros de estudiantes independientes de toda gestión o gobierno, para que sean realmente democráticos y combativos.
Acompañar las medidas de lucha de los docentes y no docentes se vuelve una responsabilidad del conjunto de la comunidad educativa en defensa de las universidades públicas. Debemos impulsar asambleas interclaustro en todas las casas de estudio para articular la unidad obrero-estudiantil. Llamado a la más amplia unidad de acción en las calles, porque solo así se han logrado liberar a la mayoría de los presos políticos, evitar el cierre de universidades y, a lo largo de la historia, conquistar todos los derechos.
Maris Lombardi, estudiante de Cs de la salud.
Val Gómez, estudiante de Cs política.