lunes, 28 octubre 2024 - 08:17

Córdoba. Asesinaron a la madre de un militante de HIJOS

Encontraron a Susana Beatriz Montoya, de 74 años, muerta en su casa. Es la madre de Fernando Albareda, militante de HIJOS, quien había sido amenazado hace unos meses. Susana presentaba signos de haber sido víctima de un violento ataque: tenía un golpe en la cabeza y una puñalada en su cuello. En una pared de la casa escribieron: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”.

El 8 de diciembre pasado Fernando Albareda recibió fuertes amenazas. En su casa pegaron amenazantes carteles con esvásticas y dejaron 6 balas en la puerta. “Sos hijo de Terrorista. Se te terminaron los amigos de la Policía. No vayas más a la ESC (escuela) ni a la Jefatura. Va a morir. Te vamos a juntar con tu papito”, decían algunos de los carteles anónimos.

El padre de Fernando y marido de Susana fue Ricardo Fermín Albareda, subcomisario de la Policía de la provincia de Córdoba y militante del ERP. Ricardo fue secuestrado el 25 de septiembre de 1979 a manos de una patota comandada por Raúl Telleldín, el tenebroso jefe del Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba (D2), donde funcionó un centro clandestino de detención, tortura y exterminio (CCDTyE). Ricardo fue torturado brutalmente y asesinado en el CCDTyE Chalet de Hidráulica y hasta el día de hoy continúa desaparecido. Su crimen fue juzgado en 2009 en el juicio Menéndez II.

El peligro del negacionismo institucionalizado

El asesinato de Susana se da en un contexto particular, signado por los discursos de Milei negacionistas del genocidio, la visita de diputados de La Libertad Avanza al genocida Astiz, los desfiles militares con genocidas en los palcos y numerosas acciones reivindicativas del terrorismo de Estado. Todo esto actúa como un paraguas que ampara, legitima e instala una sensación de impunidad para ataques aberrantes de este tipo.

Apartar a la policía y conformar una comisión investigadora independiente

Los hechos son gravísimos y requieren un urgente esclarecimiento. La sola posibilidad de que la policía pueda estar involucrada amerita el inmediato apartamiento de esa fuerza de cualquier tarea relacionada con la investigación del caso.

Necesitamos juicio y castigo a los culpables y para eso debemos llegar a la verdad de lo sucedido. Para avanzar en esa dirección, es necesario conformar una Comisión Investigadora Independiente, integrada por familiares, organizaciones de derechos humanos y personalidades de trayectoria intachable, que sean una verdadera garantía de verdad y justicia por Susana

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