viernes, 22 noviembre 2024 - 05:13

Plan Caputo 2. Mucho ruido y pocas nueces

Luego del anuncio de la fase 2 del plan económico el viernes pasado, los mercados parecen no haber “comprado” el mensaje de Caputo-Bausili. El dólar blue y los financieros abrieron en alza el lunes y este martes superaron otro récord superando los $ 1480 en algunas cuevas. Es obvio que la conferencia dejó gusto a poco. Las presiones devaluatorias siguen y no aparece un plan sólido a mediano ni largo plazo.

El viernes 28 de junio en una conferencia de 40 minutos el ministro de Economía Luis Caputo y el titular del BCRA Santiago Bausili intentaron una especie de relanzamiento del plan económico de ajuste fiscal severo que el gobierno aplica desde que asumió. Pomposamente lo calificaron como la Fase 2 del plan. Pero a poco de escuchar al ministro salió a la luz que muy poco o nada tiene de nueva esta segunda Fase. Como ya escribimos en estas páginas ayer lunes 1/7 sólo existe la reafirmación de sostener a como dé lugar el déficit 0, para lo cual según su entender hay que cerrar todos los grifos de la emisión monetaria también 0.

Caputo precisó que en esta Fase, el objetivo es eliminar la emisión resultante de los Pasivos Remunerados del BCRA (Leliqs y otras) que no son más que obligaciones de pago del Estado ante los bancos con interés y plazos pautados, cuyo objetivo había sido en su momento sacar pesos circulantes para que no presionaran hacia la devaluación del Peso y por consecuencia mayor inflación pero, que se habían transformado en una bomba difícil de desactivar por la enorme masa de dinero que acumulan. La supuesta brillante idea de este equipo económico es como también analizamos en la nota previa de esta página, es pasar la deuda al Tesoro Nacional bajo el nombre de LoReMo (Letras de Reuglación Monetaria), con lo cual el BCRA para sanearlo en apariencia, termina trasladándole al Tesoro la misma bomba de tiempo de unos 9 billones de pesos.  El ministro dejó en claro que la única emisión monetaria que mantendrá sería la de los pesos destinados a comprar dólares porque, sostuvo es la única emisión que no conlleva peligro de acelerar la inflación.

Aunque el economista amigo de Milei, Juan Carlos De Pablo sostenga que la salida no es la devaluación, que las medidas anunciadas por Caputo son las única correctas y que “los mercados no existen”, la verdad es que la situación por la que está atravesando la economía argentina en estos días es muy delicada y generó preocupación en las filas del gobierno, y ésta es la razón de fondo por la que se hicieron los anuncios el viernes 28/6 que dejaron como dijimos, gusto a poco y más dudas que certezas en la mayoría de los economistas del stablishment, alguno de los cuales hasta se atrevieron a decir que este plan anunciado es un Plan Bonex (en referencia al implementado por Menem) con otro nombre.

Esta falta de confianza en el rumbo y el destino económico del plan, es lo que se traduce en el alza del precio del dólar blue y los financieros que ya superaron la barrera de los $ 1450 y hasta $ 1480 en algunos lugares, por más que el gobierno desde que asumió ha gastado miles de millones en tratar de cerrar la brecha. También en la caída de las acciones de empresas argentinas en la  bolsa y el aumento del riesgo país.

Aunque ayer lunes Caputo se reuniera con los directivos representantes de todas las entidades bancarias, y les tratara de llevar tranquilidad, los mercados que ahora niega De Pablo no se tragaron el anzuelo y siguen presionando por una nueva devaluación que desde el gobierno niegan enfáticamente, porque saben que sería volver a hacer rodar la rueda de la espiral inflacionaria y todo el esfuerzo realizado por el pueblo en materia de pobreza, miseria, salarios sumergidos se licuaría en pocos días o semanas.

Pero esas presiones de los especuladores de mercado, de los exportadores sobre el dólar no son ni lejos los únicos problemas que enfrenta el plan de Milei. A la base está la tremenda recesión económica, con caída brutal del consumo y de toda la actividad financiera que, como salió en estos días ha derrumbado en más del 15% la recaudación fiscal, haciendo peligrar el mismísimo superávit del cual Caputo el viernes dijo estar enamorado. Es elemental y matemático que, si de resultas de un ajuste tan brutal como el llevado adelante por Milei, se hunde la economía, las empresas, el poder adquisitivo de los salarios, el poder de compra, etc. la recaudación caerá más tarde o más temprano, por lo que el ahorro del gasto y el ajuste no terminan sirviendo de nada y vuelve a aparecer el déficit fiscal porque hay gastos que no se pueden evitar. Esos son los tiempos que corren y que generan tanta incertidumbre.

Para sortearlos debiera comenzar un periodo rápido de rebote económico, cosa que no se avizora en el futuro inmediato y más allá de ese futuro inmediato se necesitaría de un verdadero crecimiento económico, casi una quimera hoy en día. Porque para ese crecimiento se necesitaría de una inyección de dólares de magnitudes siderales y sostenida en los años. Baste con mencionar que la mayoría opina que sólo para salir del cepo (que Caputo precisó que no está en sus planes todavía) se necesitaría algo así como U$S 20.000 millones. Para un crecimiento sostenido se necesitarían inversiones superiores al 20% del PBI durante varios años consecutivos, cosa impensada, por más que le hayan votado la Ley Bases con RIGI incluido.

Por otro lado la presión inflacionaria sigue altísima para un plan de estabilización que pretenda el éxito, el aumento de los combustibles, las tarifas de gas, luz, transporte, etc. condicionan un panorama que no sólo horada a un dólar oficia artificialmente planchado (que conlleva una inflación en dólares muy peligrosa), sino fundamentalmente el bolsillo de millones de argentinos que vienen acumulando cada vez más bronca y menos paciencia con este plan.

Todos estos problemas económicos de fondo, no se solucionan con una supuesta Fase 2 que lo único que hace es mover la deuda en pesos del BCRA al Tesoro, es por esto que los anuncios no conformaron a casi nadie y parecen como ya dijimos un manotazo de ahogado en una situación económica más que delicada y con futuro incierto.

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