Se cumple un nuevo aniversario de la revuelta de Stonewall, en que la comunidad LGBT+ de Nueva York derrotó las razzias policiales. Esa victoria alentó la lucha por derechos en todo el mundo. Dejamos algunas opiniones sobre la actualidad.
Ultraderecha y discursos de odio
La polarización social que atraviesa el mundo produce, de un lado, el fortalecimiento de sectores políticos de ultraderecha. Entre otros puntos reaccionarios, estas corrientes comparten una postura antiderechos hacia la comunidad LGBT+. Despliegan una “batalla cultural” contra el derecho al aborto, el matrimonio igualitario y la ESI, denunciando que esas y otros conquistan son “privilegios” derivados de lo que llaman la “ideología de género”.
Su representación en Argentina es el gobierno de Milei, que se dice libertario pero en realidad es profundamente retrógrado en todos los planos. A través de su integrantes y voceros cuestionan los derechos adquiridos y dirigen discursos de odio hacia la comunidad.
Benegas Lynch, por ejemplo, se manifestó contra el matrimonio igualitario tildándolo de “no natural” y la canciller Mondino lo comparó con “tener piojos”. En cuanto a Milei, sobre la ESI dijo que “es parte de la agenda postmarxista, que tiene que ver con la destrucción del núcleo social más importante dentro de la sociedad, que es la familia”. A su vez, el ideólogo oficial Nicolás Márquez acusó a la homosexualidad de ser“una conducta insana y autodestructiva”…
Todo este combo discursivo favorece directamente el aumento de los crímenes de odio, ya que hay quienes sienten aval del poder para cometerlos. El triple lesbicidio en Barracas es consecuencia de eso, así como los travesticidios y muchos otros casos que no llegan a los grandes medios.
Viaje de ida al medioevo
Como si fuera poco, la delegación argentina a la reciente asamblea general de la OEA, por orden de Milei, propuso barrer toda alusión a los conceptos de género y a la población LGBT+ en las resoluciones.
También se oponen al apartado que expresa preocupación ante la violencia hacia las infancias LGBT+, negando la libertad a la hora de educar y se oponen a todos los pasajes de denuncia de los discursos de odio, discriminación e incitación a actos violentos, con la excusa de que “atenta contra de la libertad de expresión”.
Además, se oponen a que en dicho texto se critique la criminalización de la protesta social. Esto no sorprende, ya que hemos visto las represiones e injustas detenciones en la marcha contra la ley bases el 12 de junio. La única libertad que defienden es la de pisotear todos los derechos sociales y democráticos.
Dar vuelta todo
Nuestros derechos los conseguimos a través de la lucha colectiva. No fueron dádivas de ningún gobierno: fueron conquistas que arrancamos con nuestra organización y movilización durante años, siempre con unidad en la diversidad. Y esa lucha tiene antecedentes en las generaciones militantes anteriores, que abrieron camino.
Por eso no podemos olvidar a figuras como la querida Ilse Fuskova, que ayer falleció, y que fue parte activa en la historia del activismo LGBT+ en Argentina. Lesbiana visible, fue una de las primeras voces en llegar a los medios para abrir debate en un tiempo en que aún se cerraban las puertas ante nuestras reivindicaciones.
Parafraseando a Simone de Beauvoir, no hay que olvidar que a menudo una crisis política, económica o religiosa bastará para que los derechos de las diversidades y disidencias vuelvan a ser cuestionados.
La lucha que llevamos adelante toca las fibras más profundas de este sistema capitalista y patriarcal decadente. Junto con defender cada derecho, reafirmamos que hace falta un cambio estructural, porque sólo una sociedad socialista puede garantizar nuestra plenitud de derechos. Retomemos las banderas de ayer, no bajemos los brazos en las luchas de hoy y sigamos batallando por un mañana justo e igualitario.