martes, 30 abril 2024 - 03:34

Coronavirus. Largó la vacunación en Argentina

Compartimos estas primeras opiniones ante el inicio de la vacunación en nuestro país, escritas por Gerardo Uceda, médico e integrante del Equipo de Salud del MST

Luego de muchas idas y vueltas, de delegaciones a Rusia y aviones para traerla hoy por fin largó la vacunación en Argentina. Desde el gobierno con Gines encabezando la vacunación en el Posadas y Kicillof en el Hospital San Martín de La Plata, pretenden anotarse un punto a su favor dando eufóricas señales de esperanza. La oposición en cambio se debate entre sembrar dudas de manera más o menos serias hasta chicanas de bajo nivel sin fundamento político. ¿Cuál es la verdad entre estos dos extremos de aprovechamiento político a espaldas de la gente?

Luego de meses de promesas y viajes de delegaciones de autoridades sanitarias a Rusia para verificar resultados, revisar protocolos y finalmente garantizar con un avión de bandera nacional hace unos días llegaron por fin las primeras dosis de la Sputnik V al país y hoy comenzó la vacunación en forma casi simultánea en la mayor parte del país.

Está claro que el gobierno quiere sacar de esto un rédito político, que le permita ocultar el mal manejo general que ha tenido sobre la pandemia y que nos ubica como uno de los países con mayor número de contagiados y muertos por millón de habitantes, con los trabajadores de la salud exhaustos y la población general ya cansada de cuarentenas mientras se hunde en una crisis económica sin par y millones de nuevos pobres. Encima con el peligro de una segunda ola que se podría adelantar y montar sobre una cantidad de casos diarios que nunca lograron bajar significativamente. La vacunación para el gobierno entonces, funciona como un salvavidas al que se aferra desesperadamente. Por eso el despliegue mediático oficia y de medios amigos, por eso el apuro de forzar a través del Ministerio una aprobación rápida sin el completo aval de la ANMAT, por eso el propio Kicillof el más importante gobernador del FdeT se vacunó el primero.

Sin embargo todo este apuro y unilateralidad ha generado dudas en la población y esto es aprovechado fuertemente por la oposición de derecha para golpear al gobierno. Algunos de manera más seria haciendo notar que todavía no hay publicaciones científicas con todos los resultados en regla, o que tampoco hay publicados análisis de subgrupos como los mayores de 60, los inmunosuprimidos y muchos otros. Los hay también mucho más irresponsables en la oposición que tachan a la vacuna como de dudosa eficacia o directamente como una “vacuna comunista” a la que hay que tenerle desconfianza por este sólo hecho, lo cual es de una irresponsabilidad criminal.

Ambos posicionamientos políticos son peligrosos y anticientíficos, el gobierno con su euforia positivista quiere promover la vacunación, soslayar los riesgos potenciales y dar a entender que con esto ya empezaría la solución, cuando toda la comunidad científica señala que esto no es así, que hará falta vacunar a más del 70% de la población (recordemos que llegaron unos pocos cientos de miles de dosis) para que realmente se dé el efecto rebaño y eso no garantiza los años venideros con la aparición de nuevos individuos susceptibles. Ni hablar de que todavía no hay claridad de si éstas vacunas cubrirán efectivamente a las nuevas cepas mutantes aparecidas en el Reino Unido y ahora en África. Como vemos muchos interrogantes que el gobierno oculta no sólo para reactivar la economía, inyectar optimismo en la población sino también para tapar sus propios errores de gestión de la pandemia. Pero aún más criminal que esto es la política de la oposición macrista y antivacuna, que al generar todo tipo de falsas noticias y poner en duda a la Sputnik V, llevan directamente a que la gente tenga dudas más generales en vacunarse, cualquiera sea la vacuna que se disponga y esto es lisa y llanamente un crimen sanitario en estas condiciones.

La posición del MST en el FIT-U

Nosotros hemos sido y somos categóricos: si bien no la única herramienta, la vacunación es la principal para poder empezar a yugular esta pandemia que, sin lugar a dudas a los que más afecta (por fuera del equipo de salud) es a los trabajadores y sectores más humildes por ser los más expuestos y con menos recursos sanitarios y económicos para enfrentarla. Por ello nos ponemos definitivamente del lado de la vacunación, pero sin los falsos optimismos del gobierno.

Es verdad que la Sputnik V no ha cumplimentado todos los pasos de publicación requeridos tradicionalmente y que la OMS y otras organizaciones no la reconocen plenamente. Pero también digamos que esto tiene un fuerte componente económico, habida cuenta que es la primera vez que en forma masiva y de alcance mundial Rusia compite por los mercados occidentales, además en el medio de la pandemia más importante en 100 años, y sería ingenuo pensar que estos intereses económicos no están jugando un rol decisivo en las opiniones de dichas organizaciones occidentales. Pfizer se largó agresivamente a copar anticipadamente todos los mercados posibles en franca competencia. Pero quizás lo que desmienta que la vacuna rusa sea mala es que Astrazeneca-Oxford firmaron un convenio con el Instituto Gamaleya (diseñador de la Sputnik V) para co-fabricarla, habida cuenta que reconocen que la vacuna de Rusia genera mayor inmunidad con sus antígenos usados, pasando del 70% a más del 90%, algo así como “si no puedes vencerlo, únetele”.

Decimos categóricamente que el gobierno debe continuar con la vigilancia de todos los casos vacunados, reportar y no esconder efectos colaterales en jóvenes, ancianos, grupos suceptibles, en todos. Y que esto debe hacerse con todas las vacunas que se dispongan, sean rusas, yanquis, chinas o europeas. Lo importante y esencial, que tanto el gobierno como la oposición de derecha obvian por sus mezquinos intereses políticos, es que se disponga de todos los recursos económicos para adquirir en forma urgente de los millones de dosis necesarias para vacunar al 70% de la población lo que sí podría acercarnos esperanza concreta y la posibilidad de parar la segunda ola, a la que de manera irresponsable el gobierno con su apertura en pos de los negocios capitalistas le abrió la puerta.

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