viernes, 22 noviembre 2024 - 21:58

Crisis nacional. El país sin gas

La crisis del gas es un emergente de los graves problemas estructurales que tiene la Argentina capitalista y que se agravan cualitativamente con el feroz ajuste del plan Milei.


El faltante en el sistema llevó a que se produzcan cortes en los contratos “en firme” de estaciones de GNC y grandes industrias de todo el país. Lo cual, además de sus efectos por la merma del servicio, es la antesala de la restricción de gas a las usinas de electricidad con cortes de luz.


Si bien ha anunciado que en las últimas horas se ha comenzado a normalizar en las estaciones con contratos “firmes”, continúan sin suministro los usuarios con contratos “interrumpibles”.


Las tempranas bajas temperaturas sumadas a la falta de planificación y la desinversión en el sistema energético son un combo con consecuencias inmediatas de escasez energética.


¿Cómo se genera esta “tormenta perfecta”?


El mayo polar disparó el uso de gas residencial. La demanda de hogares e industrias pasó de un promedio de 45 millones de m3 a 80millones de m3 diarios. Este salto en el consumo, sumado a la falta de planificación e inversión en obra pública, decantan en la grave situación actual. Marcelo Zanoni, presidente de la Cámara de GNC para el interior, lo describe así: “El problema es que el transporte y la distribución están totalmente en emergencia con respecto a lo que necesitamos consumir de gas”(1), y agrega: “Esto implica que nos podamos quedar sin luz, porque las termoeléctricas se alimentan con gas y ocasionalmente con gasoil” (2).


Las causas concurrentes de esta crisis son varias. La suspensión de la obra pública por decisión política de Milei llevó a que no se invierta en la planta compresora y otras obras del gasoducto Néstor Kirchner. Tampoco se contrató, ante la falta de red de suministro, un barco regasificador en el verano ni se compró un backup de gas licuado, lo que podría haber aportado un respaldo para estos tiempos de mayor demanda. A ello se suma la complicación para traer barcos de GNL y los problemas técnicos en dos plantas compresoras de Transportadora Gas del Norte (TGN) en Córdoba y San Luis.


En síntesis, por no invertir U$S 40 millones para obras energéticas, ahora el país deberá desembolsar unos U$S 500 millones importando gas para resolver esta crisis de escasez. La demagogia del “no hay plata” sale cara.


Un comité de crisis convocado por Eduardo Chirillo, secretario de Energía, en el que participaron el Ente Nacional Regulador de Gas (Enargas), la Compañía Administradora del Mercado Mayorista eléctrico (Cammesa) y empresas del sector, definieron cortar el uso del gas de las estaciones de servicio -aun las que poseen contratos “firmes”- y las grandes industrias.


A las causas coyunturales se suman a las estructurales y la propia matriz energética, para que un país tan vasto en gas tenga tantos problemas para transportarlo y abastecer al conjunto de la población. El año pasado, ante la falta de nafta, Milei le decía al pueblo las múltiples maneras en que el liberalismo y la mano invisible del mercado resolverían aquella crisis de escasez. Hoy no solo se demuestran incompetentes para su resolución, sino que demuestran que sobre la base de los problemas estructurales ya existentes en el país, lo único que hacen es profundizarlos, empeorando las condiciones de vida del pueblo trabajador.


Hay otra salida


En lo inmediato hay que poner en pie un plan de emergencia para restablecer a pleno todo el suministro. Para ello hay que comprar todo el gas que sea necesario para paliar la crisis y frenar toda medida de ajuste, reiniciando todas las obras paralizadas.


Al mismo tiempo hay que tomar medidas de fondo. Esta grave crisis es una muestra más del fracaso absoluto de las políticas de privatizaciones que vienen desde los años noventa, esa década nefasta del menemismo que tanto reivindica Milei y pretende emular. Queda a la vista que las multinacionales solo cuidan su propio bolsillo mientras saquean y contaminan, y que si a ello le sumamos el ajuste presupuestario, el resultado son prestaciones cada vez peores, con cortes recurrentes y cada vez más caras.


Sin soberanía energética y reestatización de las privatizadas con control social, seguirá esta historia nefasta de decadencia, tarifazos y falta de servicios verdaderamente “esenciales”.

Entrevista Radio con vos 29/05/2024
Entrevista Radio con vos 29/05/2024

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