El pasado martes 14, en el programa televisivo Mañanísima, fue entrevistado Rubén “Pollo” Sobrero, dirigente ferroviario y de IS. Allí opinó sobre dichos del periodista Jonatan Viale, uno de los voceros de la brutal campaña de mentiras y ataques contra los movimientos sociales y la izquierda.
Sobrero dijo textualmente: “¿Yo qué tengo que ver con los piqueteros? Yo no tengo piqueteros… Joni Viale me conoce, quiero creer que no habló de mí… No tengo ningún contacto con un desocupado, en mi partido no hay desocupados, no trabajamos sobre desocupados, trabajamos sobre el gremio… Jamás apretaría a nadie… yo no me enriquecí… ¿qué tengo que ver yo con los piqueteros? No estoy en esas organizaciones, no tengo nada que ver. Lo voy a llamar a Joni y le voy a pedir que lo explique… no me voy a vender por una moneda…”
Con penosa claridad, Sobrero, lejos de repudiar las mentiras de Viale, actuó por fuera de toda tradición obrera y de izquierda. Poniéndose en la vereda de enfrente de los movimientos sociales, renegó de toda relación con ellos y dejó correr las acusaciones de supuesta corrupción de las organizaciones piqueteras al decir que él no se va “a vender por una moneda”.
En un viejo dirigente como Sobrero, habituado a hablar con los medios, no fue un error en un momento de tensión: es una concepción de su partido, Izquierda Socialista, que él ratifica al decir “en mi partido no hay desocupados, no trabajamos sobre desocupados”.
¿“Ningún contacto con un desocupado”?
Para zafar de modo vergonzante ante las cámaras, Sobrero no tuvo problema en mentir y negar todo contacto con los desocupados y movimientos sociales, dejando pasar las calumnias del gobierno y el periodismo cómplice. Así se pone en contra de reiteradas declaraciones del FIT Unidad durante años, tanto programáticas como solidarias con el movimiento piquetero y sus acciones. Frente que integra su partido, Izquierda Socialista y del cual fue candidato a gobernador bonaerense en las últimas elecciones, en una lista de la cual eran parte compañeros piqueteros. También se coloca en contra del Plenario del Sindicalismo Combativo, cuya mesa nacional comparte con dirigentes piqueteros.
¿Acaso ignora que en la coordinación multisectorial independiente y en el Encuentro de luchadorxs que haremos este 25 de mayo, y del que será parte, un componente importante son los movimientos sociales combativos? ¿Se olvidó también que tantas veces esos piqueteros que “no conoce” fueron, van e irán a apoyar las luchas obreras, incluidas las de los ferroviarios de Haedo?
Una concepción reaccionaria
Venimos polemizando hace rato con esa concepción reaccionaria, contraria a una política revolucionaria para impulsar la movilización y disputar en los sectores populares por una salida de izquierda. Izquierda Socialista, el partido del Pollo, siempre se opuso a la conformación de movimientos sociales que organicen en los barrios a los desocupados, impulsen sus reclamos y que las conquistas obtenidas con la lucha se distribuyan democráticamente mediante asambleas, con el método de la clase obrera.
Antes del Argentinazo de 2001, la ayuda social era escasa y la administraba el Estado burgués a través de los punteros del PJ y el aparato clientelar de los intendentes del conurbano. Ese proceso revolucionario, con masivas marchas, cortes de ruta y fuertes luchas incluso a costa de varias vidas, le arrancó al Estado miles de planes de ayuda social y alimentos para los comedores populares. Nuevos movimientos barriales organizaron a miles de desocupadxs y lograron el control democrático de la ayuda social conseguida. Una conquista del movimiento de masas a la que IS siempre se opuso, coincidiendo de hecho con todo el arco burgués y los gobiernos que siempre intentaron revertir dicho logro.
Con diferente estilo, todos los gobiernos tuvieron entre sus estrategias terminar con la incidencia de los movimientos sociales combativos sobre la ayuda social. Atacan esa autoorganización y sus decisiones en asambleas para barrerlos de las calles y luego liquidar la ayuda social. Ese plan capitalista e imperialista viene siendo resistido por los movimientos piqueteros. Aun así, el Pollo e IS cruzan de vereda, capitulando de modo funcional a esa política que ahora es uno de los ejes de Milei, Bullrich y Pettovello.
Un desprecio que es ajeno a los revolucionarios
El desprecio a los sectores más empobrecidos es ajeno a la historia del movimiento revolucionario:
- Lenin, en 1917, en el programa del partido bolchevique ruso, proponía: “Para organizar convenientemente la búsqueda de trabajo a los desocupados, se crearán bolsas de trabajo. Estas bolsas de trabajo deben ser organizaciones de la clase proletaria (en modo alguno organismos paritarios), y deben estar en estrecho contacto con los sindicatos y demás organizaciones de la clase obrera y financiadas por los organismos de auto-administración comunales”.
- En 1921, el 3° Congreso de la Internacional Comunista explicaba: “Mientras los capitalistas usan el creciente ejército de desocupados para presionar a los obreros organizados a la rebaja salarial, los cobardes socialdemócratas, los independientes y la burocracia de los sindicatos se apartan de ellos, los consideran objetos de la beneficencia del Estado y los caracterizan políticamente como lumpen-proletariado. Los comunistas deben entender claramente que en la actual condición el ejército de desocupados es un factor revolucionario de gran valor”.
- Trotsky, en 1920-21, proponía: “Nuestra tarea… consiste en movilizar a los desocupados para la lucha contra la sociedad burguesa…. El creciente número de desocupados y el aumento del desempleo representan factores poderosos que socavan la estabilidad de toda la sociedad burguesa, incluyendo a los sindicatos conservadores. La tarea de los comunistas consiste en luchar, conduciendo hábilmente a los desocupados como parte del proletariado, para aplastar a las camarillas que tienen el poder en los sindicatos”.
La concepción del Pollo e IS también es reaccionaria al renunciar a la disputa política en los barrios. Que desde la izquierda se apoye la organización de más y más familias en las barriadas populares es la única política revolucionaria para movilizar a sectores del creciente contingente de desocupados. Y una vía para fortalecer la construcción de un partido revolucionario con fuerte inserción barrial que le gane terreno a los partidos del sistema. Para pelear por los reclamos propios, unirse con los trabajadores ocupados y una salida que incluya universalizar la ayuda social y el trabajo genuino. Esto sólo se logrará luchando en unidad con el movimiento obrero para reducir la jornada laboral y un plan de obras públicas para que así haya trabajo para todos. Despreciar a los desocupados como aliados históricos de la clase trabajadora es errado por donde se lo mire.
Abandonar las posturas equivocadas
Las declaraciones de Sobrero, hasta ahora no desmentidas por su partido, son doblemente repudiables en medio de la campaña oficial de mentiras para perseguir y desarticular al movimiento piquetero y a la izquierda. El gobierno busca desviar la atención pública para tapar la bronca social ante la malaria económica y disimular su crisis política con la Ley Bases y el fracasado Pacto de Mayo.
Necesitamos la mayor unidad de acción para rechazar esta campaña antipopular y antiizquierda, desnudar el verso “anticorrupción” del gobierno de Milei y avanzar en la lucha para derrotar todo su plan. El Pollo Sobrero debería al menos disculparse ante el movimiento piquetero y su partido dejar atrás esa postura tan equivocada.
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