Nuestro congreso nacional se desarrollará a fines de marzo y debatirá en profundidad la situación internacional, los cambios que se viven en el país y las perspectivas del ultraderechista proyecto de Milei. A la vez abordaremos cómo fortalecer la estrategia de construcción y desarrollo de la izquierda anticapitalista y socialista y en ese contexto la ubicación del Frente de Izquierda Unidad y sus desafíos. En este artículo nos referimos a estos temas para socializarlos con simpatizantes, con la militancia de izquierda y con nuestras y nuestros votantes. Compartiendo también nuestras opiniones y propuestas políticas hacia el Congreso con quienes luchan en la calle contra el gobierno de Milei.
Argentina, reflejo particular del mundo que vivimos
No cabe duda que la irrupción de Javier Milei en la arena política y el salto en su influencia hasta llegar al gobierno tienen particularidades que aún hoy son examinadas aquí y analizadas desde otros países en donde evalúan la evolución del proyecto libertario. Proyecto que, junto a su aciago y original líder, goza de ciertos rasgos propios a la vez que refleja tendencias que hacen parte de la situación global.
No podríamos comprender el fenómeno Milei ni la perspectiva incierta sobre su futuro sin partir de las tendencias generales del mundo. Podríamos decir que ningún fenómeno político es exactamente igual a otro y a la vez tenemos que afirmar que el surgimiento de fuerzas de ultraderecha es un fenómeno internacional, desigual y para nada casual. Como tampoco lo es el ascenso político de Milei.
Si hay algo que se evidenció tras la crisis global de 2008 es la decadencia de un sistema imperialista que manifiesta saqueo, muerte y destrucción de derechos y de la vida misma, en un contexto donde, en términos económicos, no ha podido salir realmente de su crisis precedente ni de la caída de la tasa de ganancia de los capitalistas, factor esencial de esa misma crisis.
Desde entonces hasta hoy hemos visto una secuencia de distintas experiencias políticas a cargo de fuerzas tradicionales de diversa orientación política ideológica y en particular de gobiernos progresistas posibilistas, que frente a esa crisis alentaron un camino de administración y gestión del sistema capitalista imperante sin modificar nada esencial. El resultado de administrar lo existente en un marco de presión de grandes corporaciones por recuperar ganancia, conllevó inevitablemente a la aplicación por parte del progresismo de fuertes ajustes y ninguna solución real a los graves problemas sociales provocados por la crisis sistémica. Este fracaso y decepción fue a la vez explicado por los grandes medios hegemónicos como el fracaso de la izquierda, confundiendo conscientemente a la opinión pública al emparentar a fuerzas progresistas o reformistas con un proyecto de izquierda del cual no son parte.
Del fracaso de diferentes experiencias de partidos tradicionales en el gobierno surgió Bolsonaro, Macri, Trump, Meloni y tantos otros hasta llegar a Milei.
Personaje que aun sin una estructura política consistente, igualmente pudo hacerse del poder político e intentar ahora ir hacia un cambio económico de fondo y hacia un régimen muy autoritario, tras capitalizar el hartazgo mayoritario ante el indisimulable fracaso del peronismo en el poder y el fracaso anterior del macrismo. En nuestro país como en otros antes o ahora mismo, vivimos esa combinación de crisis de lo viejo con búsqueda de sectores por derecha, repudio a la política tradicional y falta de reales alternativas de izquierda con peso en franjas de masas. Ese cóctel llevó a la Argentina hasta Milei. Y un nuevo cóctel, preparado con nuevos descontentos y fuerte ascenso social contra el ajuste en curso, puede hacer dinamitar todo el proyecto libertario.
Al igual que en el resto del mundo los proyectos de ultraderecha de estos últimos años no han sido ni sólidos ni estables, han llegado al poder y han caído en desgracia. Han avanzado y también retrocedido. Nada está dicho de antemano, ni que puedan consolidarse a largo plazo que es su objetivo, ni que puedan resbalar en el intento ante la fuerza del movimiento de masas que los resiste en la calle. Nuestro país vive con Milei un nuevo capítulo de este fenómeno mundial con su impronta libertaria. El pronóstico es abierto. Un sano optimismo militante nos empuja a enfrentarlo y a ver que cada vez con más fuerza la clase obrera y la juventud se expresa en su contra. Vienen entonces más tensiones y choques sociales. Más lucha política y más desafíos para la izquierda. Hacia allá vamos.
La polarización y sus características
Como parte de las características que recorren el mundo, nuestro país atraviesa un momento de fuerte polarización social y política y la perspectiva es que la misma se mantenga. En el mundo, como bien analiza la Liga Internacional Socialista (LIS) prima una polarización donde las fuerzas de ultraderecha han podido desarrollar alternativas de peso que llegaron al poder, y en el otro polo muy dinámico priman las luchas de gran envergadura y el desarrollo de nuevas vanguardias sin que se exprese todavía en un salto de calidad en la influencia política de la izquierda anticapitalista y socialista, sin que esto impida que en algunos países como Argentina jueguen un rol importante y hayan avanzado. La salida de esa situación es con fuerte triunfo a derecha o a izquierda, pero las contradicciones que vivimos marcan un escenario tal vez largo sin resultados contundentes a uno u otro lado.
A esa polarización entre dos fenómenos y expresiones desiguales, en nuestro país se le suma otra desigualdad: el polo que apoya a Milei no está todavía expresado en las calles, manifestando una debilidad de origen; mientras el polo que lo enfrenta sí se siente en manifestaciones y huelgas, como las dos emblemáticas jornadas del 24 de enero en el paro general y del 8M reciente que inundó las calles. Esta situación coloca un elemento alentador para la izquierda, ya que muestra la potencialidad del polo que motoriza la defensa de nuestros derechos y al estar en la calle, movilizado, abre más espacio político para el desarrollo, impulso y difusión de las ideas socialistas ante importantes franjas de la población. En ese momento estamos hoy. Si el polo de apoyo a Milei en algún momento sale de su quietud y se vuelca a las calles le agregará a la situación actual ya represiva desde el aparato estatal, un alto componente de confrontación que tendremos que saber afrontar. Pero tanto en la situación actual como si se produjera ese cambio en las calles, el desafío de la izquierda es enorme. Y donde hay un desafío hay una responsabilidad, una oportunidad. Asumirla con nuevas tareas hacia un salto en la influencia política es condición indispensable para el proceso que vivimos. No comprender el momento y repetir formalidades rutinarias es un error histórico.
El rol de la izquierda y los desafíos en la calle
En un balance de estos breves primeros meses de Milei podemos decir que la izquierda con su peso político y social no pasó desapercibida. El propio presidente en sus discursos, los medios de comunicación en sus análisis y hasta la cúpula de la burocracia sindical en sus actos y entrevistas dan muestras de que han tomado nota de la ubicación de la izquierda en la realidad. Ha sido protagonista en cada hecho desde la primera acción el 20 de diciembre que enfrentó y derrotó al protocolo de Bullrich, pasando por las columnas independientes en la marcha a Tribunales, en el paro general, en las jornadas frente al Congreso contra la fallida ley ómnibus y finalmente en el imponente 8M.
Si esto se viene dando es entre otras cosas por la articulación lograda en la multisectorial que nuclea a la izquierda con el FIT-U y otras fuerzas, junto a sindicatos recuperados por el sindicalismo clasista, Unidxs por la Cultura, asambleas barriales, movimientos sociales independientes y organizaciones de derechos humanos y socioambientales. Esa confluencia que desde el MST impulsamos y la cual convocamos a mantener y profundizar ha sido esencial en estos meses y tiene que seguir siéndolo.
Es decisivo para las luchas actuales y las que vienen que se desarrolle un polo que agrupe e impulse la lucha en forma independiente de todos los viejos aparatos atados a la burocracia peronista. A la vez ese polo ubicado políticamente a la izquierda no puede tener una política sectaria ni testimonial. Necesitamos la más amplia unidad de acción en la calle contra todo el proyecto de Milei, ya que no hay forma de derrotar semejante plan antiobrero y antipopular sin poner a millones en movimiento, asumiendo que será en unidad y a la vez en disputa con otras direcciones sindicales, sociales y políticas que quieran movilizarse contra Milei. Nuestra tarea no es evitar que se sumen sino luchar y exigir que lo hagan y movilicen ampliamente y sin demora a sus bases.
De ahí que impulsamos una política de exigencia a las direcciones de la CGT y las CTA´s para que convoquen a un nuevo paro nacional y un plan de lucha para terminar con todo el plan de Milei, apoyando mientras tanto cada paro obrero por ser el sector social más dinámico y estratégico para esta contienda. A la vez en cada una de las acciones que surjan impulsamos la coordinación independiente de la izquierda, y paralelamente le damos importancia al desarrollo de fenómenos genuinos como las asambleas barriales, asambleas de base en facultades y colegios y a la continuidad del espacio de la cultura. Queremos poner millones de trabajadores y jóvenes en las calles. Así podemos realmente frenar a Milei y poner en crisis terminal todo su proyecto. Tenemos confianza que se puede lograr, pero sobre todo tenemos una política para intentarlo con toda nuestra fuerza.
Que el Frente de Izquierda convoque a construir un gran movimiento político
La lucha de clases contra el gobierno de Milei es parte de la lucha política que tiene a su vez otras tareas necesarias y estratégicas, como nunca perder de vista que nuestro objetivo es que la izquierda anticapitalista y socialista logre aparecer ante grandes franjas de la población trabajadora y de la juventud como una verdadera opción de poder frente a todas las otras variantes políticas capitalistas. No hay camino parcial ni menos aún electoral que esté por encima de la tarea de pelear por disputar el poder político del país desarrollando la movilización de nuestra clase y otros sectores populares.
Para ese objetivo tenemos mucho por mejorar y recorrer. Somos conscientes que así como decimos que la izquierda viene jugando un rol destacado a su vez nuestra ubicación todavía es insuficiente al desafío planteado. El Frente de Izquierda que integramos expresa un fenómeno positivo de unidad de la izquierda anticapitalista y socialista con un programa sólido y eso le permite mantener una ubicación política clara. Sin embargo, su formato de frente electoral lo limita e impide el desarrollo hacia un salto mayor.
Es el momento de superar ese límite electoral que juega un rol negativo. Es ahora, cuando miles salen a la calle a la lucha contra Milei, muchos de ellos siendo simpatizantes de nuestro frente, otros sin identidad política definida y otros tantos provenientes decepcionados de alguna variante del peronismo. A quienes están luchando en la calle y a quienes quieren protagonizar la pelea por otro modelo de país el Frente de Izquierda Unidad le tiene que abrir sus puertas y convocarlos.
Necesitamos revolucionar y convocar desde el FIT-U y partiendo de su programa a construir un gran movimiento político que incorpore junto a los partidos que hoy integramos el frente a referentes de la izquierda social e intelectual, al activismo obrero, de las asambleas barriales y de la cultura, a las organizaciones o referentes de organizaciones de derechos humanos, ambientales y de género que quieran ser parte.
El FIT-U tiene que provocar un movimiento positivo que dinamice y potencie, que entusiasme y genere un salto en la organización militante, creando canales de participación dentro de nuestro frente para miles de independientes. Hasta hoy los compañeros del PTS y PO han tenido la principal responsabilidad de no abrir ese camino, rechazando cualquier tipo de apertura y convocatoria. Lo cual significó que nada cambie y que nos detengamos en lo conquistado políticamente sin un horizonte de salto cualitativo que supere ampliamente un frente electoral.
En una situación mundial y nacional de polarización, mayor crisis, tensiones sociales y perspectivas de mayor ascenso hace falta hacer algo nuevo y que el Frente de Izquierda se juegue a ocupar un espacio político mayor, extendiendo su influencia mediante la incorporación activa de miles. Con reuniones y plenarios periódicos, foros, paneles, eventos de debate y decisión colectiva. Con la opinión de miles de militantes y simpatizantes y permitiendo el mayor protagonismo. No puede ser que miles de simpatizantes de izquierda y miles que positivamente se están alejando de otras experiencias solo sean invitados a votar al FIT-U. Hay que poner dentro de nuestro frente esa potencialidad humana y militante que está por fuera. Hacer que sean protagonistas en la construcción de un gran movimiento político de miles desde la izquierda y para un proyecto estratégico donde las y los trabajadores gobernemos y demos vuelta todo.
Fortalecer estas ideas, extender la organización militante
Vienen tiempos de tensiones y desafíos, de fuerte disputa y oportunidades políticas. En esa perspectiva habrá quienes respondan de forma rutinaria y formal, con electoralismo y cierto posibilismo derrotista que no quiere ir más allá de sus propias limitaciones políticas. Esas concepciones retrasan las tareas verdaderas del momento presente y del futuro. Quienes no se animan a mejorar y cambiar empujan su propio estancamiento.
En nuestro caso impulsamos otro proyecto dentro de la izquierda: abierto, convocante, audaz, revolucionario y socialista. Ese proyecto necesita una fuerza militante cada vez más grande que lo sustente. Tanto dentro del FIT-U como en cada frente social, gremial, barrial y estudiantil invitamos a fortalecer estas ideas. A visibilizar que desde el MST y la LIS hay un proyecto político en la izquierda que no quiere conformarse y se propone avanzar en su desarrollo para la estratégica disputa por el poder político para un cambio completo de régimen político, económico y social. Por todo esto nuestro XIII Congreso será una instancia esencial donde debatir todo y decidir colectivamente. Analizando, reafirmando estrategias, mejorando, corrigiendo y preparándonos para avanzar. Invitando a nuestras y nuestros amigos y simpatizantes a sumarse de alguna forma a este desafío y a esta apasionante tarea de militar activamente para dar vuelta todo.