El afán por seguir los rumbos de la Casa Blanca del gobierno, no es novedad. Desde sus logos en los discursos hasta la sumisión de sus lineamientos. El presidente argentino y su gabinete ultraderechista mantuvieron un encuentro de algo más de una hora a partir de las 11 con el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, también rodeado de una nutrida comitiva. Antes de iniciar el encuentro y tras la reunión, Milei no hizo más que recitar lo que Washington quería escuchar. “Argentina decidió volver al lado de Occidente, del progreso, la democracia y la libertad”, sostuvo, alineándose con el imperialismo norteamericano en su disputa por la hegemonía mundial.
En el medio de este contexto, Blinken aterrizó en Argentina. “Agradezco el apoyo de Milei a Israel”, fueron sus palabras en la conferencia de prensa que se llevó a cabo junto a la canciller Diana Mondino luego de la reunión. Claramente, una señal de respaldo al genocidio perpetrado por el Estado sionista de Israel, apoyado por todos los gobiernos de su misma línea. Paradójicamente, unos minutos después se refiere a su “diálogo de alto nivel sobre derechos humanos” basado en la “equidad, la inclusión y la justicia”.
Más tarde, el secretario de Estado se movió al eje principal de la visita estadounidense: el saqueo. Pasó a hablar de los recursos naturales argentinos, entre ellos el litio, dado que nuestro país es el cuarto productor mundial. Blinken aseguró que tanto los Estados Unidos como la Argentina están trabajando respecto a los minerales críticos como en temas de cooperación espacial. En otras palabras, la entrega lisa y llana de nuestros recursos y otros asuntos comerciales a los capitales extranjeros. Asegurándole los recursos a esta potencia que compite con China, quien también se encuentra enrolada en la necesidad de hacerse con la cadena de suministro de minerales críticos.
Por último, reconoció que la dolarización depende de la Argentina, sugirió mejorar el entorno empresarial y mantener los lazos con el Fondo.
Esta misma noche Milei viajará a Estados Unidos a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), un centro de la más rancia ultraderecha, donde el principal orador será Donald Trump. Mostrando así que al presidente le cierra cualquier partido la burguesía norteamericana, puede recibir funcionarios de un gobierno demócrata como ir a una convención de los republicanos. Está dispuesto a congraciarse y someterse con quien sea.
El vaciamiento, las privatizaciones y la dependencia financiera a organismos extranjeros no hacen más que horadar los recursos de nuestro país. Hay que ponerle un freno. Empezando por auditar, investigar y dejar de pagar la fraudulenta deuda que nos ata a un sometimiento injusto. Mientras los gobiernos ajustadores y derechistas sigan en el poder, el rumbo va a ir en detrimento de los derechos humanos, de los trabajadores y los recursos naturales.