Encontrar argumentos para avanzar por decreto ya es moneda común para este gobierno. Aprovechando que los sindicatos y la patronal argentina no alcanzaron un acuerdo, el Ejecutivo ajustó el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) a sus parámetros, totalmente alejados de los índices inflacionarios. Aumentó un mínimo del 30 %, es decir que en febrero pasó de $ 156.000 a $ 180.000 y que a partir de marzo será de $ 202.800, frente a una inflación que supera el 20% mensual. Por lo tanto, se trataría de una fuerte pérdida de poder adquisitivo del salario, que suma al 60% respecto al año anterior. Un impacto cada vez mayor para las y los trabajadores y una muestra más de la política desenfrenada del oficialismo que sólo prioriza el 1% de la sociedad en detrimento de las mayorías.
Asimismo, un acto que deja al descubierto las contradicciones internas del mismo jefe de Estado. Milei se contradice, en declaraciones a radio Rivadavia había asegurado que no fijaría precios por decretos y finalmente lo hizo respecto al salario mínimo. Por otro lado, respecto a la paritaria nacional docente, en la misma entrevista tomó la postura contraria: “A nosotros no nos gusta andar fijando precios mínimos” aseguró, trasladando la responsabilidad a las provincias. Frente a ello, los cuatro sindicatos docentes de la CGT (UDA, Sadop, AMET y CEA) habían anunciado un paro para el lunes 26 de febrero, pero lo suspendieron tras la convocatoria de último momento para el próximo martes 27.
Los gremios aún aseguran que sin paritaria nacional no comenzarán las clases en todas las jurisdicciones. Después de la negativa, finalmente el secretario de Educación, Carlos Torrendell, recibirá a los ministros de las provincias y a los sindicatos nacionales para intentar llegar acuerdo respecto al sueldo mínimo. Una disputa de fondo, ya que el gobierno ajustó al sector de manera implacable, suspendiendo los aportes nacionales al salario docente y, por sobre todo, porque peligra el comienzo de la educación de millones de niños y jóvenes. Algunas jurisdicciones iniciarán a finales de febrero, mientras que otras lo harán en marzo.
A todo esto se suma otro gran paro como medida de fuerza del sector ferroviario, que está de huelga por 24 horas en protesta ante la falta de recomposición salarial por el aumento inflacionario en la discusión paritaria. El sindicato La Fraternidad comenzó un paro de trenes a la medianoche de ayer que se extenderá hasta la de hoy. El sindicato reclama la apertura de la negociación paritaria para recomponer el poder adquisitivo de los salarios. En casi tres meses de gobierno, la motosierra y el plan devastador del oficialismo han ajustado a toda la clase trabajadora y seguirán haciéndolo de manera escalonada, como con todos los aumentos de sus tarifas y la reducción de las partidas presupuestarias. Por ejemplo, la brutal suspensión de fondos y alimentos a los comedores comunitarios.
Ante los índices de pobreza de casi el 60%, una inflación del 20% en enero, y una interanual del 254,2%, sumado a la licuación de las jubilaciones, los ingresos y en definitiva del poder adquisitivo, el gobierno además desde el Ministerio de Capital Humano dejó de enviar alimentos a los más necesitados. Por ello, mañana a las 10 horas en el Obelisco diferentes movimientos sociales llevarán a cabo una conferencia de prensa para anunciar un plan de lucha contra la emergencia alimentaria, el desabastecimiento y el ajuste en más de 44.000 comedores populares que no reciben ni un kilo de alimentos. Como primera medida de fuerza, todo el movimiento piquetero llevará adelante una gran acción unitaria el viernes a las 10 horas en el Ministerio de Capital Humano.
¿Cómo afronta el gobierno la presión de la calle? Las estrategias se siguen basando en eludir o justificar sus planes políticos, esquivando obligaciones, por ejemplo, al no transferirles a las provincias fondos, o justificando la baja suba del salario mínimo, como argumentó el ministro de Economía, Luis Caputo, por la situación heredada, entre tantas otras severas medidas. Por ello mismo, con más razón es necesario que las centrales sindicales de la CGT y las CTAs unan fuerzas para continuar el plan de lucha y vuelvan a convocar otro paro nacional hasta ponerle un freno a este atropello a la clase trabajadora.